DOMINGO UNDÉCIMO DURANTE EL AÑO   Ciclo A

(Solo texto para  imprimir)

Hace dos mil años que vino al mundo un hombre de raza judía, llamado Jesús. Como otros, fue un maestro, pero no era como los demás, lo que Él decía era diferente, la gente se daba cuenta que enseñaba con autoridad. A este mismo Jesús es al que nosotros escuchamos en el evangelio de hoy, deseamos seguirle y amarle como nuestro único maestro, amigo y hermano nuestro y, salvador del mundo.

Nos dice el evangelio de hoy que el Señor, mirando al pueblo, sintió una gran lástima, porque el pueblo estaba desorientado y cansado, como ovejas sin pastor. El pueblo de Israel sabía muy bien, mejor que nosotros, que somos hombres de ciudad, cómo era un pastor, y el barullo que se formaba cuando las ovejas estaban sueltas sin pastor.

Si Jesús viniera hoy, yo creo que repetiría las mismas palabras: Hay muchas personas desorientadas y van por mal camino. Jóvenes y mayores están desorientados, como ovejas sin pastor, buscando dar algún sentido a su vida.

Estos días, me he enterado, que un amigo mío, después de veinte años de matrimonio, ha dejado a su esposa e hijos y se ha ido a vivir con su madre. Vosotros me diréis: ‑Eso no es noticia, ocurre cada día. También, una madre, esta semana, me decía: ‑Tengo una pena muy grande, ninguno de mis hijos va a misa el domingo. Como buena madre, añadía: ‑Pero, no son malos. Esto, por desgracia, tampoco es noticia. Dejemos a un lado el mundo de las drogas y el sexo, porque los ejemplos que podríamos aportar serien muchísimos.

El fenómeno del terrorismo sí que es noticia

Leamos las palabras que nos dirige el Santo Padre en su mensaje por la paz del 1 de enero 2002: Es precisamente la paz fundamentada sobre la justicia y el perdón lo que hoy es atacado por el terrorismo internacional. En los últimos años, especialmente después de la guerra fría, el terrorismo se ha transformado en una red sofisticada de conveniencias políticas, técnicas y económicas, que rebasan las fronteras nacionales y se ensanchan hasta englobar el mundo entero. Se trata de verdaderas organizaciones, a menudo dotadas de inmensos recursos financieros, que elaboran tragedias a grande escala y golpean a personas inocentes que no tienen nada que ver con los objetivos perseguidos por los terroristas … El terrorismo se fundamenta en el desprecio de la vida humana … Es un verdadero crimen contra la humanidad.

Señor, ¿qué solución puede darse a este gran problema?

v     Jesús nos pide oración.

v     Escoge a doce apóstoles.

v     Los envía a predicar el reino de Dios.

Pide Oración

Jesús dice: La mies es abundante, pero los obreros son pocos. Rogad por tanto al dueño de la mies que envíe obreros a su mies (Mt 9, 37-38).

Jesús cree en la oración, yo también creo en la oración, y tú, que me escuchas, todos hemos de creer en el poder de la oración. Tenemos un ejemplo de oración en santa Mónica, que por no cansarse de orar por su hijo, consiguió que Agustín, su hijo, se convirtiera y sea uno de los santos más grandes de la Iglesia.

Escogió a doce apóstoles

Jesús escoge a doce hombres para que sean sus discípulos. Uno estaba casado, Pedro, puesto que el evangelio dice que tenía suegra; otro era recaudador de impuestos, Mateo, que en el lenguaje vulgar quería decir pecador; otro, Simón, pertenecía al grupo de los celotes; dos hermanos, hijos del pescador Zebedeo, Juan y Santiago; Tomás, el incrédulo, Judas, el traidor y cinco más.

Cuando Jesús escogió a Judas, también lo dejó todo  para seguirle, pero con el tiempo fue viciándose, ¡fijaos bien! por el dinero, hasta llegar a entregar a su maestro. La actitud de Jesús hacia Judas es como un gran monumento a la libertad humana. Hermanos, tenemos todos algo de Judas y, si no vigilamos, podamos acabar mal, como acabó él.

Los Envía a Predicar el Reino de Dios

Envía a estos doce hombres a predicar: Id anunciando que está llegando el reino de los cielos. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, expulsad a los demonios; gratis lo recibisteis, dadlo gratis (Mt 10, 7-8).

Lo que hicieron los Apóstoles, nosotros también podemos y hemos de hacerlo: Predicar, proclamar la persona adorable de Jesucristo, difundir su mensaje de paz y de amor, y esto de una manera desinteresada.

Los sucesores de los apóstoles -los obispos y pastores-, pero también, en unión con ellos, todos los fieles, tenemos esta misión en el mundo: curar a la humanidad de sus llagas, orientarla en su búsqueda, expulsar los males de toda clase, que afligen a tantas personas, evangelizar, dar a conocer Jesucristo y sembrar la esperanza que viene de la gran noticia: ¡Dios nos ama! y quiere salvarnos a todos. Lo mismo que hizo Jesús en su vida, y esto, ¡darlo gratuitamente!

No solamente los obispos y los presbíteros, sino también los laicos, vosotros, tendríais que ser conscientes de la tarea que os toca, por ejemplo:

v     en la familia, como hogar y escuela de fe;

v     en la universidad y en los colegios;

v     en los medios de comunicación;

v     en el mundo sanitario,

v     y cada cristiano en su ambiente de amistades y trabajo.

Antes de acabar escuchemos a san Francisco de Sales que escribe: En la misma creación de las cosas, Dios, el creador, mandó a las plantas que cada una diera un fruto según su especie; igualmente a los cristianos, que son plantas vivas de su Iglesia, mandó que cada cual diera el fruto de su esfuerzo y trabajo, según la calidad, el estado y la vocación a que ha sido llamado (De la Introducción a la vida devota).y roguemos, especialmente, por las vocaciones religiosas

Finalmente una recomendación. Llevemos el mensaje de Jesucristo a este mundo desorientado y sacerdotales.

¿Qué pasará en el siglo XXI en la Iglesia? La edad media de los sacerdotes y de los obispos es muy elevada, y las vocaciones muy pocas, yo me pregunto ante la escasez de vocaciones religiosas: ¿No nos está el Señor invitando a todos a sentirnos más responsables de la comunidad y de la Iglesia? *