Domingo Decimotercero Durante el Año  Ciclo A

                                                

Acabamos de escuchar el evangelio y las lecturas bíblicas. Y he dicho "escuchar", porque la primera actitud del cristiano que participa en una celebración litúrgica es escuchar. Algunas veces, estamos tan distraídos que no nos enteramos de la palabra de Dios. Nuestra disposición ha de ser esta: ¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!

 Hoy sólo os daré algunos puntos importantes: como amar, y como amar la cruz, para que los podáis reflexionar durante la semana.

Jesucristo nos ha dicho en el evangelio: El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí (Mt 10,37).

¿Habéis pensado seriamente lo que significan estas palabras de Jesús? Podamos preguntarnos: ¿Amo más a Jesús que a mi padre, o mi madre, o mis hijos?

Amar es Conocer a la Persona Amada

Quien ama a Jesús de verdad, cada día descubre en su adorable persona, nuevos aspectos. Jesús tiene muchas facetas por descubrir, los santos son los que más lo han descubierto y lo han imitados, algunos han destacado algún rasgo particular, por ejemplo, san Francisco de Asís, en la pobreza, o san Camilo, en la atención a los enfermos.

Amar es Abrirse con Sinceridad a la Persona Amada

Para un amigo no hay secretos. El cristiano que ama a Jesús le abre el corazón, especialmente en la oración, estando en su casa, o en la iglesia. En cada momento sabe dialogar con Él, le cuenta sus penas y alegrías, sus propósitos y deseos, sus pecados y debilidades, lo que le va bien y lo que le va mal; por ejemplo: un examen con éxito, y también una mala nota en matemáticas, etc.

Amar es Buscar la Felicidad del Otro

Hablando en términos humanos, Jesús es feliz sentado a la derecha del Padre, y tal vez nosotros no podamos ser tan felices como él, pero, cuando procuramos más la felicidad de los otros que la nuestra, ¿no es cierto que se nos llena el corazón de una alegría inmensa? Jesús sí que nos da la felicidad total. ¡Cuántas veces, después de haber realizado una buena oración, o comunión, no hemos experimentado una paz interior, que solamente Dios nos puede dar!

Amar es Confiar en el Amigo

No hay amor sin confianza. El amigo confía en su amigo. El cristiano que sabe ponerse en manos de Dios y decirle: hágase tu voluntad, como decimos en el padrenuestro, ama al Señor de verdad. Jesús dijo: Desde ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre (Jn 15,15).

 Amar es Hacer la Voluntad de Jesús

La voluntad de Jesús es que nos amemos y guardamos sus mandatos. El que acepta mis preceptos y los pone en práctica, ese me ama de verdad; y el que me ama será amado por mi padre. También yo lo amaré y me manifestaré a él (Jn 14,21).

El Amor a Jesús da Sentido a Nuestra Vida

Si somos cristianos, necesariamente Jesús debe dar sentido a toda nuestra vida, tanto espiritual como humanamente.

El salmista dice:

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti (Sal, 32,22).

Mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene (Sal 62,9).

La segunda idea que quiero subrayar del evangelio es sobre la cruz. Jesús nos ha dicho: El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí (Mt 10,38).

Seguir a Jesús es decidirse del todo, uno no puede seguirlo a medias. Cuando miramos la vida de Jesús, vemos momentos de alegría, como en las bodas de Caná, después de la resurrección, en sus apariciones; y momentos también de tristeza, como en el monte de los Olivos.

Presentar el cristianismo sólo en su aspecto de la cruz, no es presentarlo tal y como es. "Un santo triste es un triste santo", dice un adagio. Pero, sí que es verdad que quien quiere ser cristiano deba renunciar a todo lo que sea pecado, y si quiere ser más perfecto, ha de renunciar a muchas cosas más, aunque sean lícitas, por ejemplo, si tiene vocación para la vida consagrada, debe renunciar, por amor a Jesucristo, al matrimonio.

Acabo diciéndoos: Amad de verdad a Jesucristo. Que la Virgen María nos ayude a amar a Jesús cada día más, como ella le amó, y que todos llevemos con alegría nuestra cruz, tal y como el Señor nos pide.