Domingo Veintiocho Durante El Año Ciclo A

 

Dios Llama a Todos Los Hombres A Participar En Su Reino

La parábola que acabamos de escuchar nos ha hablado de un rey que quiere celebrar las bodas de su hijo y prepara un banquete.

Este rey es Dios, quiere celebrar la alianza con su pueblo y con toda la humanidad. Nos sugiere que puede celebrarse con un banquete.

La alusión al banquete es alegría. Nadie suele ir con cara triste a una celebración así, sino con agrado. En un banquete se come, se bebe, se canta y se pasa un bueno rato con los novios y los amigos.

 

En la primera lectura hemos leído. El Señor todopoderoso preparará en este monte para todos los pueblos un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera, manjares exquisitos, vinos refinados (Is 25,6).

 

En el evangelio que hemos escuchado dice: El banquete de boda está preparado, pero los invitados no eran dignos (Mt 22,8).

De esta manera Dios presenta el reino de los cielos. Es la manera de cómo nosotros, los cristianos, hemos de presentar el mensaje de Jesús. Un mensaje alegre, un mensaje gozoso de paz y de amor.

Algunas personas presentan la religión como si todo fueran privaciones, pero en realidad nuestra fe es signo de alegría y de libertad.

El reino de los cielos es como un banquete donde hay mucha alegría.

¿A Quién Llama El Rey A Participar De Este Banquete?

En primer lugar llama al pueblo judío. Éste responde al llamamiento de Dios de varias maneras: unos lo aceptarán, como los apóstoles y María, que respondió al ángel: Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices (Lc 1,38). Algunos escucharán esta invitación y, preocupados por las cosas materiales, no responderán; otros matarán a los enviados, entendemos por enviados a los profetas y al mismo Jesús que lo clavaron en la cruz.

El evangelista dice: Todo está a punto; venid a la boda. Pero ellos no hicieron caso, y se fueron unos a su campo y otros a su negocio. Los demás, echando mano a los criados, los maltrataron y los mataron (Mt 22,5-6).

Dios también invita a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Jesús dijo: Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda criatura (Mc 16,15).

San Pablo escribe: Dios nos ha salvado y nos ha dado una vocación santa, no por nuestras obras, sino por su propia voluntad y por la gracia que nos ha sido dada desde la eternidad (2 Tim 1,9).

El Aceptar Y Asistir Es Voluntario

Dios invita a participar del banquete, no obliga. Jesús nos invita a seguirlo, no nos fuerza. Recordad aquel joven del evangelio que quería seguir a Jesús, pero cuando Jesús le dijo que vendiera lo que tenía y que lo diera a los pobres, se entristeció y se marchó; Jesús, también triste, lo miró y lo dejó marchar.

Una de las cosas mejores del cristianismo es esta libertad que tenemos para seguir o no a Jesús. El concilio Vaticano II nos dice que el acto de fe es un acto de libertad. Si soy cristiano y sigo a Jesús es porque quiero, por la fuerza de su mensaje, que es un mensaje de amor, y por la persona adorable de Jesús, que me cautiva.

Dios Invita Y, También, Espera Nuestra Respuesta

¿Cuántas veces, en nuestra vida, no hemos oído la voz del Espíritu Santo que nos invitaba a participar de este banquete y nosotros no hemos correspondido?

Hay muchas personas que tienen tiempo para todo, menos para Dios. Una madre me decía que su hijo no podía continuar la catequesis para prepararse a recibir la primera comunión, porque debía de estudiar inglés, jugar a fútbol, hacer gimnasia…, etc. Yo le contesté: Su hijo será un buen deportista, pero ha de preguntarse si será un buen cristiano.

Da tristeza ver que la mayoría de los niños que han hecho la catequesis de la primera comunión, después no continúan, como el hombre que quería edificar una casa y puso los cimientos pero no acabó la casa por dejadez.

Anécdota: En una reunión de padres de niños de primera comunión, el sacerdote se quejaba amargamente por el hecho de que los padres no fueran a comulgar con sus hijos, y preguntaba por qué sus hijos hacían la primera comunión y ellos no comulgaban nunca, ¿no sería mejor que los niños tampoco  la hicieran? Un padre se levantó y le respondió: Yo no voy a comulgar porque tengo mis motivos, pero yo quiero que mi hijo haga la primera comunión porque yo la hice, creo en Jesús y no querría que siguiera mi ejemplo. ¿Qué me decís de esta respuesta?

El Banquete Eucarístico

La misa, además de ser un sacrificio, es un banquete. Hemos de ir con alegría interior, pensando que vamos a escuchar y recibir Jesucristo.

Algunos cristianos vienen a misa a disgusto, por obligación, no como si fueran a un banquete, el banquete eucarístico, sino muchas veces como si fueran a un funeral.

Dice el evangelista: Al entrar el rey para ver a los comensales, observó que uno de ellos no llevaba traje de boda. Le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los servidores: “Atadlo de pies y manos y echadlo fuera a las tinieblas; allí llorará y le rechinarán los dientes” (Mt 22,11-13).

Para participar en un banquete se ha de ir bien vestido. Para participar del banquete eucarístico se ha de ir con deseo de participar, y, si puede ser, en estado de gracia para poder comulgar. San Pablo dice: Por eso, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, se hace culpable de profanar el cuerpo del Señor (1Co 11,27) Para ir a comulgar se ha de estar en estado de gracia, y esta solamente se pierde al cometer un pecado grave, el que llamamos "mortal".

Algunas personas preguntan si  han de ir a confesar antes de ir a comulgar. La respuesta es que no hace falta, si no tienen pecado grave, aunque la Iglesia aconseja la confesión frecuente, para estar mejor preparados.

Algunos querrían comulgar pero no pueden porque están divorciados y casados nuevamente por lo civil. El catecismo de la Iglesia Católica dice: Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación (Nº 1650).

Finalmente, están los buenos cristianos  van con el vestido nupcial, con alegría, escuchan con atención la palabra de Dios, participan de la Eucaristía y cuando salen se proponen ser testigos del mensaje de Jesús y ayudar a los hermanos a conocer y a amar a Jesús. ¡Seamos como estos!

 

¡Que Paséis Un Buen Domingo!