Domingo Veintinueve Durante El Año Ciclo A
Este
evangelio es difícil de entender si no conocemos bien las circunstancias en que
fue escrito.
La
consulta tiene lugar en el templo de Jerusalén, y los responsables del pueblo
de Israel ya habían determinado matar a Jesús. Les faltaba un argumento para
llevar a cabo su propósito, y este lo encontraron en la pregunta: ¿Es lícito
pagar tributo al Cesar o no?
La
Pregunta
Era
muy mal intencionada. Si Jesús respondía que no, se ponía en contra del
pueblo, que no quería pagar el tributo a los romanos. Si decía que sí, se ponía
contra el gobernador que era quien lo mandaba, ¡incitaba a la rebelión!, con
el agravante de la pena de muerte.
Tres
Posturas
En
cuanto al tributo, existían tres posturas: los zelotes,
hoy diríamos nacionalistas radicales, violentos, se negaban a dar el tributo al
César; los fariseos, hoy los llamaríamos los nacionalistas moderados, que no
se negaban por razones religiosas o patrióticas, pero que en la práctica accedían,
como mal menor, y los herodianos, hoy diríamos los colaboracionistas, que
aceptaban la situación establecida.
La
Respuesta
Los
fariseos y los herodianos se unen para ir contra del Maestro. Empiezan por darle
muestras de alabanza: Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas con verdad el camino de
Dios y que no te dejar influir por nadie, pues no miras las apariencias de las
de las personas (Mt 22, 16).
Pregunta:
Dinos, pues, tu parecer: ¿Estamos
obligados a pagar al César o no?
Respuesta
de Jesús:
Jesús
se dio cuenta de su mala intención y les dijo: ¿Por qué me ponéis a prueba,
hipócritas? Mostradme la moneda del tributo.
Ellos
le presentaron un denario, y él les preguntó:
¿De
quién es esta imagen y la inscripción?
Le
respondieron:
Del
César.
Jesús
les replicó:
Pues dad al César lo que es
del César y a Dios lo que es de Dios (Mt
22,16-21).
Respuesta
De Jesús
La
respuesta de Jesús es extraordinaria. Jesús, con mucho aplomo y seguridad,
sabe responder muy bien a los que le preguntan por hacerle caer. Les responde
con una argumentación abrumadora: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios (Mt
22-21).
Interpretación
De Las Palabras De Jesús
Estas
palabras de Jesús han sido muy discutidas y se han aplicado muchas veces en las
relaciones entre la Iglesia y el Estado, y en la participación de los hombres
en la política. La Iglesia no ha de hacer política, pero sí que tiene el
deber de orientar a los cristianos, y ellos, de ninguna manera, no han de
renunciar a este deber.
El
Concilio Vaticano II enseña: Es preciso que los seglares acepten como
obligación propia el instaurar el orden temporal y el actuar directamente y de
forma concreta en dicho orden, dirigidos por la luz del Evangelio y la mente de
la Iglesia y movidos por la caridad cristiana (Del Decreto del Apostolado de
los seglares, nº 7).
San
Pablo escribe: Todos deben someterse a
las autoridades constituidas. No hay autoridad que no venga de Dios, y las que
hay, por él han sido establecidas (Rm 13,1). Cuando san Pablo escribía
estas palabras, en Roma mandaba el César.
El
catecismo de la Iglesia Católica enseña: El ciudadano tiene obligación en
conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando
estos preceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos
fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio (C.E.C. nº
2242).
El
Concilio Vaticano II enseña: El poder civil, cuyo fin propio es cuidar del
bien común temporal, debe reconocer ciertamente la vida religiosa de los
ciudadanos y favorecerla, pero hay que afirmar que excedería sus límites si
pretendiera dirigir o impedir los actos religiosos (Declaración sobre la
libertad religiosa, nº 3).
Jesús
aprovecha esta pregunta sobre si era lícito pagar tributo al César, para
hablar de Dios. También nosotros hemos de aprovechar las ocasiones que tengamos
para hablar de Dios.
San
Pablo escribe: Buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pensad en las cosas de
arriba, no en las de la tierra (Col 3,1-2).
La
consecuencia que podemos sacar de esta palabra de Dios que hemos escuchado es:
no ser hipócritas, sino, dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del
César y ser sinceros, enseñar el camino de Dios, conforme a la verdad, que no
nos importe lo que diga la gente si obramos en conciencia, como hacía Jesús.
Nota
del obispos catalanes sobre las elecciones del año 1999.
Principales
ideas.
Roguemos
para que Cataluña viva en concordia, progreso y paz.
Haz, Señor, que sea un buen ciudadano en la tierra, para que lo pueda ser también en el cielo.
Que paséis un buen domingo