DOMINGO
NOVENO DURANTE EL AÑO Ciclo A
En el evangelio que
acabamos de escuchar Jesús dice: El que escucha estas palabras mías y las
pone en práctica, es como aquel hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se abatieron
sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca (Mt
7, 24-25).
Hoy
nuestra reflexión puede centrarse sobre la manera de hacer la oración, y cómo
hemos de realizar la voluntad de Dios. Como no hay lugar para explicar todo,
porque resultaría una homilía demasiado larga y supongo que os cansaríais,
hoy sólo voy a tratar del tema de la casa fundamentada sobre la roca.
¿Cuál
es la roca sobre la cual nosotros hemos de edificar nuestra persona, nuestra
familia y nuestra sociedad? La roca sobre la que hemos de fundamentar nuestra
persona, nuestra familia y nuestra sociedad es la persona adorable de
Jesucristo.
Este
Jesucristo que es nuestro Salvador y gran Amigo, con quien hemos de dialogar y
abrirle nuestro corazón, como un hijo abre su corazón a su madre o a su padre.
Jesús dijo: Ya no os
digo siervos sino amigos.
Pero,
¡fijaos buen!, para que exista una verdadera amistad hace falta que haya amor,
sin amor no puede haber verdadera amistad, y este ha de ser de una parte y otra,
que las dos lo deseen, que quieran ser amigos, porque si uno quiere y el otro
no, no será posible una verdadera amistad.
Y,
¿qué nos pide Jesús para ser amigos suyos? San Pablo nos dice: Revestíos,
pues, de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de
paciencia. Soportaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga motivos de queja
contra otro (Col 3,12-13). Revestirse de Jesucristo quiere decir, dejar el
hombre viejo, y ponerse el vestido de las virtudes cristianas. A veces,
manifestamos lo que sentimos interiormente, por medio de la forma de cómo vamos
vestidos. Nuestro traje es distinto cuando vamos a una boda que cuando vamos a
un funeral.
Edifiquemos
nuestra familia sobre la roca, que es Jesucristo
Edificar
sobre roca es formar una familia cristiana, que ha de ser como una iglesia doméstica
que:
1.
CREA
2.
RECE
3.
EVANGELICE
La
familia, como la iglesia doméstica, es una familia que cree, que vive de fe, de
una fe que ilumina toda su vida, como una antorcha. Una fe robusta, alegre,
activa, humilde.
Una familia que reza,
porque sabe que la oración es tan necesaria como la respiración. Una familia,
en la que sus miembros saludan a Dios antes de irse a dormir, que bendice la
mesa, que el domingo va a la misa de su comunidad. Que no hace como aquel que
tiene un coche, que se para en la primera gasolinera que encuentra, y no va
siempre a la misma. Que recibe con frecuencia el sacramento de la reconciliación
y, sobre todo, que se alimenta de la Eucaristía, el pan de vida.
Una
familia que evangeliza. Empezando por los de casa y extendiéndolo a los amigos
y vecinos. Da tristeza ver a los padres cristianos, como sois vosotros, y a
vuestros hijos que no practican, o sea, que no van a la iglesia. ¿No será
porque no hemos vivido bien nuestra fe, y no hemos sabido presentar a
Jesucristo, tal y como es?
Edificar
sobre roca es hacer felices a las personas que tenemos a nuestro entorno, a
vosotros que estáis casados, como matrimonios, de una manera especial, a
vuestra pareja. Un matrimonio infeliz es una de las peores desgracias del mundo.
No
hay una definición concreta de la felicidad, pero podamos decir que es una
especie de gozo, de bienestar, de satisfacción que uno experimenta dentro de sí.
Esto es el que tenéis que intentar vivir en vuestro matrimonio.
Os
expongo aquí diez características de los matrimonios que se esfuerzan por ser
felices.
1.
Están decididos a que su matrimonio funcione bien.
2.
Los dos están abiertos y dispuestos a compartir todo lo que son y
tienen.
3.
Afrontan con valentía las crisis matrimoniales, los conflictos y los
problemas.
4.
Se tienen mutua confianza.
5.
Se aceptan tal como son, con las virtudes y defectos correspondientes.
6.
Saben perdonarse mutuamente, de todo corazón, tantas veces como haga
falta.
7.
Son fieles a la oración personal y en común.
8.
Desean y buscan estar juntos y divertirse juntos.
9.
Destacan más lo que les une que lo que los separa.
10.
Se manifiestan siempre el amor que sienten en su corazón.