SOLEMNITAT DE LA SANTÍSSIMA TRINITAT

Introducción

El pasado domingo, fiesta de Pentecostés, acabamos el tiempo más importante del año, el tiempo Pascual, los cincuenta días en honor de Jesús resucitado, y lo terminamos con  la venida del Espíritu Santo.

Hoy, ya en el tiempo ‘durante el año’, resuena todavía en nuestra asamblea la Pascua que acabamos de celebrar: el amor del Dios Padre, la salvación de Jesucristo, la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas. Es la fiesta de la Santísima Trinidad, un día dedicado a contemplar el misterio de Dios, que son tres personas iguales y distintas y forman un solo Dios.

Es realmente justo y necesario.... darte gracias siempre y en todo lugar. Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola Persona sino tres Personas en una sola naturaleza (Del prefacio de la fiesta).

Comentario al Evangelio

Jesús dijo a sus discípulos: Tendría que deciros muchas más cosas, pero no podríais entenderlas ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad os iluminará para que podáis entender la verdad completa (Jn 16,12-13).

El Evangelio de hoy nos señala algunas de estas cualidades del Espíritu Santo:

Ø      es el defensor o protector,

Ø      es el que conduce al conocimiento de la verdad total,

Ø      es que glorifica a Jesús,

Ø      todo lo que es del Padre es mío, por esto os digo que todo aquello que anunciará el Espíritu Santo lo recibe de lo que es mío.

Además mostrará al culpable, al justo y al que será condenado, porque es el espíritu de la verdad. La verdad total, de la que Jesús declaró ante Pilato, que vino a dar testimonio de la verdad. La verdad que se identifica con la firmeza y fidelidad con la que Dios ha actuado desde que se ha dado a conocer a los hombres.

Jesús es el camino la verdad y la vida

Subrayamos en este domingo la persona del Espíritu Santo en la Iglesia.

Por el bautismo somos templos del Espíritu Santo con un vínculo permanente, gracias al cual la vida de Cristo se prolonga en la vida de los discípulos, este vínculo está constituido por el Espíritu Santo. Así lo expresaba la primera iglesia como dice san Ireneo: Donde está la Iglesia allí está el Espíritu Santo, y donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y todas las cosas porque el Espíritu es la verdad (Advessus haereses, III, 249).

El Espíritu Santo es el principio y fundamento invisible de la unidad de la Iglesia (Ur 21), en él compartimos la misma fe ya que él comunica vitalidad a la comunidad.

La acción del Espíritu Santo en el nuestra vida hace posible la unidad en la diversidad

Dice el Concilio Vaticano segundo: “El Espíritu Santo que habita en los creyentes y dirige toda la Iglesia, realiza aquella admirable unión de los fieles y nos une tan íntimamente en Cristo que acontece principio y unidad de la iglesia (Ur 2).

Cuando contemplo a los santos de la Iglesia canonizados, veo una gran diversidad. Por ejemplo, si comparo un san Jerónimo con San Juan de la Cruz o un San Francisco de Asís, veo que todos, movidos por el Espíritu Santo, siguen caminos muy diferentes para llegar a la santidad, pero en realidad, la diversidad de sus vidas, hace que todos estén en la unidad, que es el gran amor a Jesucristo y a los hermanos, llevando a la práctica el mandato de Jesús. Como yo os he amado, así también amaos los unos a los otros (Jn 13,34).

Testimonio de nuestra fe

El Espíritu Santo hace posible el testimonio de nuestra fe, como vemos en el Pentecostés (Hech 2,1-4). Los apóstoles que estaban encerrados en el cenáculo porque tenía miedo, cuando recibieron el Espíritu Santo proclamaron abiertamente su fe y el amor a Jesucristo.

Pedro y los discípulos empiezan, con la fuerza del Espíritu, el testimonio eclesial que no ha cesado ni cesará hasta el día del regreso glorioso del Señor.

La Iglesia es un don del Dios trinitario

Dice san Agustín: La Iglesia brota de la Trinidad, es icono de la Trinidad y camina hacia la Trinidad, en el servicio a toda la humanidad y al mundo entero. Ella es la comunidad que “camina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, camina hacia el cumplimiento trinitario de la historia (De Civitate Dei).

El origen de la iglesia es el designio de Dios. Su origen es iniciativa del Padre que envía a su Hijo y al Espíritu Santo para que todos participemos de la vida eterna, contemplando a Dios creador y encontrando el gozo y la alegría de la salvación.

Palabras de san Agustín

Son muy bonitas estas palabras de san Agustín del libro de sus confesiones (Libro X, 27,10, 38):

¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera. Y fuera te andaba buscando y, como un engendro de fealdad, me abalanzaba sobre la belleza de las criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas que, si no existieran en ti, serían algo inexistente. Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi sordera. Relampagueaste, resplandeciste, y tu resplandor disipó mi ceguera. Exhalaste tus perfumes, respiré hondo y suspiro por ti. Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed. Me has tocado, y ando en deseos de tu paz (Liturgia de las horas, p.184, tomo III).

La Trinidad en nuestra vida cristiana

El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo  a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Por la gracia del bautismo “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí bajo en la oscuridad de la fe, después de la muerte, en la luz eterna (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 261 y 265).

Nuestra vida cristiana empieza en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y la vida eterna consiste en la visión beatífica de la Santísima Trinidad.

HIMNO

El misterio que hoy se nos revela
sea luz que ilumine la mente
por entender la fe que anuncia el pueblo creyente.

Es el Hijo quien nos habla del Padre,
es el Padre quien envía a su Hijo,
el Espíritu, Padre e Hijo nos lo dan
como don gratuito.

Es el Amor comunión de personas,
es el Amor don de Amor infinito,
es el amor divinal que ilumina
del hombre la noche.

Padre Santo que engendráis la Palabra,
Hijo amado por quien todo fue creado,
Espíritu dador de vida,
¡oh Dios Trinidad! Amén.


(Laudes de la fiesta de la santísima Trinidad)

 

Que tengáis un buen día en la fiesta de la Santísima Trinidad.