FIESTA DEL BAUTIMO DEL SEÑOR
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Podemos preguntarnos: ¿Por qué nos bautizamos? La respuesta puede ser: Porque es un mandato del Señor.

Jesús, después de resucitar, dijo a los apóstoles: Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará (Mc 15,16).

Nicodemo, un doctor de la ley, fue a ver a Jesús a por la noche, y Jesús le dijo que el bautismo es un nuevo nacimiento espiritual: Yo te aseguro que el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios (Jn 3,3). Jesús le dijo también que lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es espíritu. No se trata de un nacimiento según la carne, sino de un nacimiento espiritual.

El bautismo es una incorporación a la vida de Cristo. San Pablo dice que todos los que hemos sido bautizados en Jesucristo, hemos estado sumergidos en su muerte. De este modo, así como Cristo resucitó de la muerte, igualmente nosotros hemos de resucitar a una vida nueva, porque, si hemos sido injertados en él participamos de su muerte, igualmente participaremos también de su resurrección (Rm 6,3).

El bautismo nos hace partícipes del sacerdocio de Cristo. Cuando celebramos la Eucaristía, oímos que el sacerdote dice: "Orad, hermanos y hermanas, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso". El bautismo concede la gracia de ofrecer el santo sacrificio de la misa y de recibir la sagrada comunión. San Pedro dice: Sois un linaje escogido, sacerdocio regio y nación santa (1Pe 2,9).

Por el bautismo nos incorporamos a la gran comunidad de los cristianos. Dice san Pablo: Vosotros formáis el cuerpo de Cristo y cada uno por su parte es un miembro en la comunidad eclesial (1Cor 12,27-28).

El bautismo es como una semilla plantada en el corazón del niño. Vosotros, padres cristianos, tenéis que hacer crecer esta semilla con una educación cristiana y dar a vuestros hijos un conocimiento de Jesús e infundir en ellos la devoción a Maria, la Madre de Jesús.

El día más grande, para un cristiano, es el día de su bautismo. Seguramente no sabéis ni el día en que os bautizaron. El nacimiento es importante, pero el nacimiento a la vida de Dios es, todavía más importante. Todos los cristianos hemos de celebrar cada año el día de nuestro bautismo este día recibimos la gracia de Dios, que nos hizo hijos de Dios, templos del Espíritu Santo, herederos del cielo y miembros de la Iglesia.

"Reconoce, ¡oh cristiano!, tu dignidad", dice san León el Grande.

Finalmente, quiero recordar la obligación que tienen los padres de bautizar a los hijos durante las primeras semanas después del nacimiento. No está bien esperar un año, o más, como hacen algunos padres, la Iglesia no lo aprueba.

Esta semana volvemos a la vida normal. Las fiestas ya han pasado. Ahora nos corresponde a nosotros llevar a la práctica el mensaje de amor y de paz que nos ha dejado Jesús en estas fiestas navideñas.