Cuarto Domingo de Adviento - Ciclo B
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¡Navidad está cerca!

Cuando celebremos esta fiesta de Navidad os digo: ¡Vamos a Belén! para ver y adorar al Mesías.

Hoy, os digo: ¡Vamos a Nazaret! a encontrarnos con María y José, para que nos expliquen qué ha ocurrido.

Nazaret

Es un pueblo de Galilea, muy pequeño, de unos ciento cincuenta habitantes, donde todos se conocen, preguntemos por la casa de Joaquín, Ana y su hija María. Nos la indican y llamamos a la puerta.

María nos abre la puerta. Le decimos que no somos periodistas, sino hombres y mujeres llenos de fe y amor a Dios.

María, una joven guapa, sencilla, con cara risueña, nos dice que podemos sentarnos. Así lo hacemos. Y, antes de decirle nada, ella ya sabe a qué hemos ido.

En La Casa De María

Conversación del ángel con María

María nos dice: Estaba haciendo oración y se me apareció un ángel del Señor, el arcángel Gabriel. Me dio un poco de temor porque nunca había visto a un ángel, y me dijo: No temas, María, alégrate, porque te traigo un mensaje de parte de Dios.

Nosotros le preguntamos el porqué de esta alegría y nos explica la causa de este gran gozo.

Pero, vayamos al comienzo, dice María. El ángel me dijo que estaba llena de gracia y que el Señor estaba conmigo. Esto me tranquilizó, el ángel continuó diciéndome que Dios me había concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. (Lc 1,31).

El ángel me explicó cómo será este hijo diciéndome: Será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin (Lc 1,32-33).

Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682). La Anunciación (1650-1655). Museo del Prado (Madrid).Y María continúa diciéndonos, que de momento no entendía nada de lo que le decía el ángel, ¿cómo iba a tener un hijo si no tendía marido? Y preguntó al ángel: ‑¿Cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?, dice literalmente el evangelista san Lucas (Lc 1,34).

Nunca había hablado con un ángel, pero él me escuchó muy bien y dialogamos. Me dijo que concebiría por obra y gracia del Espíritu Santo, que el poder del Altísimo me cubriría con su sombra y que el fruto santo que nacería seria llamado Hijo de Dios. Ante esta perspectiva le dije que sí: Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices. Y el ángel se marchó (Lc 1 38). María añadió: Dios siempre respeta nuestra libertad y nuestra colaboración, y añadió aún que no sabía cómo ella iba convertirse en la "Theotocos", en la Virgen María.

Nos despedimos y nos vamos a casa de José.

La Casa De José

José, al vernos, ya se imaginaba a qué íbamos. María nos ha explicado su alegría. José empieza explicando su tristeza, diciendo que lo pasó muy mal.

Las Explicación De José

María era mi prometida. Todavía no vivíamos juntos, y un día me dijeron que María esperaba un hijo. No era mentira, no era un chisme de pueblo, sino que era verdad, y yo ¡no sabía nada!

José, nos dijo que no se lo podía explicar, no le cabía en la cabeza, una chica tan buena y tan santa, ¡que le hubiera hecho esta mala pasada! Él sabía que, si la denunciaba, seria apedreada, según manda la ley de Moisés.

José se decía interiormente: No puedo denunciarla, no lo haré. Entonces me propuse deshacer, en secreto, el acuerdo matrimonial.

Siglo XII. Nóvgorod. Anunciación de Ustiug. Temple sobre tabla. (238 x 168 cm).Ya lo había resuelto cuando el ángel del Señor me dijo en sueños que no tuviera miedo de llevar a María mi su casa como esposa. "Es cierto que ella espera un hijo, pero lo ha concebido por obra del Espíritu Santo. Y cuando nazca le pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de los pecados".

Entonces respiré, nos dice José, y enseguida fui a casa de la María. Cuando nos vimos, fue una mirada tan emotiva, que no hubo necesidad de palabras. A veces una mirada es mejor que muchas palabras. Le di un abrazo y le dije que ya podía venir a casa, no como prometida, sino como esposa. Nuestra alegría fue grande. Desde entonces vivimos juntos.

Le preguntamos por qué María no le había explicado la aparición del ángel, y nos respondió como más tarde dijera san Agustín: Lo que le había ocurrido a María era tan extraordinario que, aunque se lo hubiera dicho, no se lo hubiera creído: La aparición de un ángel, ser madre de Dios, concebir un hijo por obra del Espíritu Santo, que seria el Mesías, y que su reinado no tendría fin.

San Agustín dice que aunque se lo hubiera dicho y aun siendo tan bueno san José, no lo hubiera creído y podía haber contestado: ¡Chica, no estás bien de la cabeza, lo has debido soñar!

Felicitamos a José de todo corazón, por ser el esposo de María, y nos despedimos.

Y nada más, hermanos y hermanas que me escucháis. Preparamos la Navidad, como la prepararon José y María.

Anécdota

Antes de acabar, permitidme que os cuente una pequeña historia de un hombre que fue al Liceo para escuchar un buen concierto. Al día siguiente fue al café, y como que era muy hablador, explicó el concierto con todo de detalle a los amigos que estaban sentados con él en la mesa. Relató el concierto con toda perfección, el teatro, el escenario, los decorados, los vestidos de los cantores, los instrumentos, las personas que asistieron etc., etc., y, cuando acabó, uno le dijo que había explicado muchas cosas, pero que no había hablado de cómo había sido el concierto, si le había gustado o no. Lo dijo en voz alta para que le oyera bien, pero él, con tristeza, le contestó que no podía decir nada, porque era sordo.

Esto mismo creo que les ocurre a muchas personas. Preparan la comida, adornan la casa, invitan a la familia, beben champaña, cantan villancicos, etc., pero no ven a Jesús, porque no tienen el corazón limpio.

Dichosos Los Limpios de Corazón Porque Verán a Dios (Mt 5,8).

Por hoy nada más.  

¡Hasta el día de Navidad, si Dios quiere!