DOMINGO DÉCIMO DURANTE EL AÑO - B

 

INTRODUCCIÓN

 

Los tiempos fuertes del año se van acabado: Pascua, Ascensión, Pentecostés, la Santísima Trinidad, y el Corpus. Volvemos a los domingos durante el año y así terminará el Ciclo B. En el tiempo de Adviento comenzaremos el Ciclo C, pues la liturgia de la palabra está dividida en tres ciclos, o tres años, indicados con  las letras: A, B, C.

 

Tres miradas diferentes

 

 La mirada de la gente sencilla.

La mirada de los familiares de Jesús.

La mirada de los maestros de la Ley.

El evangelio nos presenta tres miradas muy diferentes de los grupos de personas que escuchaban a Jesús cuando entró en la casa con sus discípulos (Mc 3,20).

 

La gente sencilla de buen corazón, que seguía a Jesús con sinceridad y sin prejuicios, veía que todo lo hacía bien. El evangelista san Mateo escribe: la gente se quedó admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como sus maestros de la ley  (Mt 7,28-29).

 

Sus familiares al ver a tanta gente en torno a Jesús escuchándole, y que ni siquiera le dejaban tiempo para comer, fueron para llevárselo: Sus parientes, al enterarse, fueron para llevárselo, pues decían que estaba trastornado (Mc 3,21). Más de una vez he oído esta exclamación de una madre: mi hijo trabaja tanto que va a perder el juicio. Los familiares de Jesús querían ponerlo a raya porque se daba demasiado en los demás y no se reservaba tiempo suficiente para sí mismo.

 

Finalmente, la mirada del grupo dirigente religioso quería desprestigiarlo diciendo que estaba poseído del demonio. Los maestros de la ley que habían bajado de Jerusalén decían: Tiene dentro a Belcebú. Y añadían: Con el poder del príncipe de los demonios expulsa a los demonios. Jesús los llamó y les propuso estas comparaciones: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? (Mc 3,22).

 

Vemos a Jesús que le decían de todo: que estaba poseído por el demonio, que comía con los pecadores, que bebía vino, que era glotón y otras muchas cosas. El discípulo no es más que su maestro; ni el siervo más que su señor. Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su señor. Si al dueño de casa lo llamaron Belcebú, ¡más aún a los de su familia! (Mt 10, 24, 25).

 

No es de extrañar que se critique al santo padre, a los obispos, a los sacerdotes y a las personas que van a misa, porque el hombre es bueno pero está inclinado al mal. El salmista dice: Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre (Sal 50,7). Cuando ves un ladrón, corres con él, te mezclas con los adúlteros; sueltas tu lengua para el mal, tu boca urde el engaño (Sal 49,18-19). La primera lectura de la misa de hoy nos habla del pecado de nuestros primeros padres (Gn 3,9-15).

 

Después de esta introducción la idea que quiero destacar en este domingo es que existe el mal, y también cómo Cristo era rechazado y calumniado. Ahora también es rechazado y calumniado, nuestra postura de seguidores de Jesús ha de ser una postura de lucha contra el mal en defensa de Jesús.

 

El mal y el pecado existen desde el comienzo. El Génesis nos lo explica de una manera popular, con un diálogo muy vivo, cómo nuestros primeros padres pecaron y el castigo que Dios les dio. Una primera caída que es símbolo de lo que ha sido y continúa siendo la historia de la humanidad. No hay más que ver los medios de comunicación para darnos cuenta de las noticias que ofrece nuestra historia de hoy.

 

No hace mucho vi una exposición sobre Hiroshima, donde se palpan los destrozos y las víctimas que hizo la primera bomba atómica. ¡140.000 hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes y viejos murieron horrorizados en un instante!

 

Dentro de nosotros mismos experimentamos el mal, por ejemplo: los malos pensamientos que nos sobrevienen, el no saber o no poder perdonar, el tener envidia etc. y ni que decir tiene en nuestro entorno, también en la Iglesia, en la sociedad, en la familia. Donde está el hombre está el mal. Es algo que experimentamos todos: pequeños y grandes, religiosos y laicos. La tendencia del hombre es echar la culpa al otro. En la primera lectura vemos que el hombre, Adán, echa la culpa a la mujer; Eva, se la hecha a la serpiente y lo mismo hacemos nosotros muchas veces, sin reconocer que todos somos débiles y que hemos de darnos golpes de pecho diciendo el "mea dirigente culpa".

 

En el mundo hay mucha malicia y mucha crítica. Antes de criticar y afirmar algo de alguna persona, hemos de asegurarnos, y más si es una persona que tiene autoridad, y si es cierto, hay que tener mucha caridad.

 

A la existencia del mal, los seguidores de Jesús hemos de responder luchando contra el mal.

 

A los cristianos, seguidores de Cristo, se nos invita a mantener una actitud de lucha. Delante del mal no podemos está apáticos, indiferentes o desanimados. Actualmente yo diría, también ante el aborto y de las parejas de hecho.

En el Vigilia Pascual la Iglesia nos recuerda las promesas del bautismo, la renuncia al pecado y la fe en Dios y en Cristo.

 

Finalmente, os comunico una idea muy bonita de las últimas palabras del evangelio: Jesús pregunta: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y mirando entonces a los que estaban sentados a su alrededor, añadió: ‑Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3-33-34).

 

Los cristianos, como somos la nueva familia de Jesús, somos su madre, sus hermanos y hermanas, si nos esforzamos en cumplir la voluntad de Dios. El bautismo nos hace hijos de Dios y herederos del cielo.

 

La celebración eucarística, que estamos realizando, es el alimento que nos da fuerza para luchar y vencer el mal.

 

Empezamos con el acto penitencial.

 

En las lecturas, la palabra de Dios nos ayuda a discernir cuál es el camino del bien y dónde está el mal.

 

En el padre nuestro pedimos a Dios: no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Somos invitados a comulgar con Cristo Jesús, el que quita el pecado del mundo.

 

Jesús, a ti no te preocupaba lo que decía la gente porque sólo buscabas hacer el bien y la voluntad de tu Padre. Enséñanos a ser semejantes a ti, que sepamos luchar contra el mal que hay dentro de nuestro corazón y en torno nuestro.

 

Que paséis un buen domingo.