Ciclo B. DOMINGO VEINTINUEVE DEL TIEMPO
ORDINARIO
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JESÚS HA VENIDO A SERVIR
CONTEXTO DE LA PETICIÓN DE JUAN Y SANTIAGO
Jesús y los apóstoles se dirigen hacia Jerusalén y Jesús les dice lo que le espera
en Jerusalén: que lo cogerán y lo matarán, y añade que no acabará su misión en la
muerte, sino en la resurrección. Que su muerte no es un fracaso, sino un triunfo.
Podemos dividir el evangelio de hoy en tres partes:
- La maniobra de los dos discípulos, Juan y Santiago.
- Reacción de los otros discípulos.
- La gran lección que da Jesús
PETICIÓN QUE LA MADRE Y SUS DOS HIJOS HACEN A JESÚS
Parece extraño que en aquel mismo momento que Jesús acaba de hablar de su pasión y
muerte se le acercaron los dos discípulos y su madre para pedir un gran privilegio.
Añado la madre, porque en el evangelio de san Mateo se nombra: Entonces, la madre de
los hijos del Zebedeo fue con sus hijos al encuentro de Jesús y se prosternó para
hacerle una petición (Mt, 20,20). San Marcos habla solamente de los dos discípulos
que : Fueron a encontrar a Jesús y le dijeron: " Maestro, queremos que nos hagas
lo que vamos a pedirte que nos concedieras un favor que te pedimos". Jesús les
preguntó: "¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: "Concédenos que el
día que seréis glorificado, podamos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda"
(Mc 10,35-36).
Personalmente me inclino a pensar que fue la madre, instigada por sus hijos, que le hizo
esta petición. Las madres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Quizás lo hizo sin
pensar demasiado en la reacción de los otros discípulos, ni que Jesús lo podría tomar
a mal. Creo que la madre obraba de buena fe.
Jesús les contesta: " No sabéis lo que pedís,¿podéis beber el cáliz que Yo
beberé y ser bautizados en el bautismo que Yo seré bautizado? Ellos le dijeron: Sí,
podemos (Mc 10,38). Jesús era muy diplomático, en el buen sentido de la palabra. No
se enfada, no les regaña, les dice que podrán beber el cáliz que él beberá, pero que
esto de sentarse a su derecha y a su izquierda no depende de Él sino de su Padre. ¡Qué
bien contestado y con qué elegancia! Sería bueno que nosotros supiéramos responder
siempre de una manera parecida.
REACCIÓN DE LOS OTROS DISCÍPULOS ANTE ESTA PETICIÓN
La reacción de los discípulos es muy diferente de la de Jesús. Ellos se indignaron
contra Santiago y Juan. Seguramente que los otros discípulos, entre ellos Pedro y Judas,
también querían ser los primeros.
El profesor de Sagrada Escritura nos decía que esta petición iba
principalmente contra Pedro.
A todo el mundo nos gusta ocupar los primeros puesto y ser los primeros . Esta mentalidad
de querer ser siempre el primero es causa de muchas peleas y divisiones en todos los
ambientes, hasta dentro de las mismas familias.
LA GRAN LECCIÓN QUE NOS DA JESÚS
Jesús aprovecha la ocasión para enseñarnos una nueva manera de ser grandes. Entre
vosotros no tiene que ser así: quien quiera ser importante, tiene que ser vuestro
servidor, tiene que ser esclavo de todos, como el Hijo del Hombre, que no ha venido a ser
servido, sino a servir a los otros y dar su vida como precio de rescate por todos los hombres
(Mc 10,43-45).
Dos estilos encontramos en la gente de nuestros días, según Jesús. La de los
gobernantes y grandes personajes, y la que enseña Jesús, teniendo presente siempre que
hay muchas excepciones. El uno se caracteriza por las ansias de poder, la tendencia a
someter a los súbditos, y el otro por el afán de servicio. Hay notables que sirven
desinteresadamente, y discípulos de Jesús que no ponen la vida al servicio del otros.
El equilibrio entre autoridad, servicio y cruz es bastante difícil. Lo podemos sintetizar
en estas palabras: El servicio de la comunidad no está en el hecho de llevar la cruz. La
autoridad puede llevar la cruz en cuánto sirve a la comunidad. El servicio es su manera
de llevar la cruz, y no a la inversa
Toda la vida de Jesús es un servicio al Padre y a los hombres. Cuando Jesús se quedó en
el templo de Jerusalén, y sus padres, José y María, lo encontraron y le preguntaron por
qué lo había hecho, la respuesta fue: No sabíais que en las cosas de mi Padre Yo
tengo que estar (Lc 2,49).
El gran ejemplo de Jesús, lo vemos cuando lo contemplamos arrodillado delante de Pedro,
Juan, Judas y los otros apóstoles lavándoles los pies: Os he dado ejemplo porqué,
tal y como Yo he hecho, lo hagáis también vosotros (Jn 13,15).
Un ejemplo de servicio, lo encontramos en las palabras de Maria al ángel: Soy la
esclava del Señor, hágase en mi según tus palabra (Lc 1,38). La esclava es la que
sirve a su señor.
Todos los santos han sintonizado con esta línea de servicio.
El beato Papa Juan XXIII, en su diario, escribe:
- El Espíritu Santo me ha elegido. Se ve que quiere trabajar a solas.
- A veces, me parece que soy un saco vacío. Que el Espíritu Santo lo llena
inesperadamente de su fuerza.
- Ser importante o no serlo, en la jerarquía, me es indiferente. Y esto me da mucha paz.
- Cuando alguien ha sabido pisar el orgullo y ha puesto el amor bajo sus pies, entonces es
capaz de aceptar lo que el Señor le pide y queda en paz para siempre.
- El ruido que hay en torno mío ni siquiera me toca.
Plegaria.
Señor, como Santiago y Juan, muchas veces, deseo privilegios, riquezas, honores, pensando
que me harán feliz, pero el camino que Tú enseñas es el camino de beber el cáliz que
Tú bebiste y poner en práctica el precepto del amor: Amaos los unos a los otros, como
Yo os he amado (Jn 15,12).
Que tengáis un buen domingo.