Ciclo B. DOMINGO TREINTA DEL TIEMPO ORDINARIO
(Solo texto para
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Comentario sobre el evangelio.
Se puede, también, hacer sobre la segunda lectura. Ved en Internet el
año treinta, el segundo
DIEZ ACTITUDES PARA COMENTAR.
1. El ciego está sentado al borde del camino.
Jesús salió de Jericó con sus discípulos y con mucha gente y al lado
del camino estaba sentado un ciego pidiendo limosna, que se llamaba Timeo, Batimeo. (Mc
10,46).
El pobre ciego pide limosna, es decir, dinero, sin pensar que podía pedir la curación de
su ceguera. Cuando oyó mucho ruido preguntó qué sucedía, y le dijeron que pasaba
Jesús, y él pensó que Jesús le podía curar. Estaba en el camino por dónde pasaba
mucha gente, que peregrinaba hacia Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
Hay muchas personas ciegas, que no lo quieren reconocer. El Espíritu Santo, que recibimos
en el bautismo, nos abre los ojos, en momentos determinados: la muerte repentina de una
persona amada, una inspiración para seguir al Señor, visitar una residencia de ancianos
o hacer una obra buena, etc.
La ceguera de este pobre hombre es un símbolo claro de otra ceguera espiritual, que es
más grave, que la que tenía aquel pobre ciego.
Del mismo modo que cuando vamos al oculista para hacernos una revisión, hoy, deberíamos
revisar qué tal es nuestra vida espiritual. ¿Se puede decir que nosotros estamos ciegos?
¿Por qué no acabamos de ver lo que Dios quiere que veamos, y no sabemos aprovechar el
paso de Jesús, en su palabra y en sus sacramentos; en la comunidad, en el buen ejemplo de
tantas personas que nos rodean? No llegamos a experimentar nuestra vocación cristiana, o
nos conformamos con andar entre penumbras, cuando tenemos cerca el que es la luz, el
Médico, Cristo Jesús.
2. Cuando sintió que pasaba Jesús, empezó a gritar (Mc 10,47).
Al oír el ruido de gente, el ciego se interesa para saber qué pasa. Le dicen que es
Jesús de Nazaret,
Hay muchas personas que se interesan para saber qué pasa, pero falta alguna que le diga
que pasa Jesús de Nazaret, el Hombre-Dios, que pasó por el mundo haciendo el bien.
Decía san Agustín, a propósito de este milagro: "Temo al Señor que
pasa". Evidentemente no es que le daba miedo que el Señor pasase, sino de
no hacer caso de Él cuando pasa. En el ciego de nacimiento, el paso de Jesús era una
ocasión única, seguramente no repetible, y por eso no escuchó a quienes lo querían
hacerle callar.
Nuestro problema es que Jesús pasa al lado nuestro, tan a menudo, que no le hacemos caso.
Sabemos que lo tenemos al alcance y pensando que siempre estaremos a tiempo, podríamos
dejar pasar toda nuestra vida sin invocarlo. O bien, todavía peor, no tener conciencia de
estar ciegos y enfermos, no creer que tenemos necesidad de salvación.
Esto es lo qué daba miedo a san Agustín: que pase y que le dejemos pasar sin lanzarnos
hacia Él.
3. El ciego empieza a gritar. "Hijo de David, Jesús, compadécete de mí"
(Mc 10, 47).
También en nuestra vida, tenemos que decir "Jesús, Hijo de David ten piedad de
mí. 'Kyrie eleison' ¿Por qué no os amo como merecéis?".
4. Le regañaban para hacerle callar, pero él gritaba todavía más fuerte". Hijo
de David compadécete de mí" (Mc 10,48).
No todo el mundo se calla, cuando se habla de Jesús. Recuerdo que un día visité a un
enfermo y me dijo que su madre era muy piadosa y que muchas veces le hablaba de Dios y de
la Virgen María. De estas madres tenemos mucha necesidad. Las palabras de la madre quedan
grabadas en el corazón del hijo y difícilmente se borran.
.5.Jesús se paró y dijo: "Llamadlo "
La madre Teresa de Calcuta lo tenía. Una vez encontró, en la calle, a
una mujer medio comida por las ratas, se la cargó al cuello y la llevó al hospital. Ella
tenía tiempo, nosotros no lo tenemos.
6. Ellos gritan al ciego y le dicen:. " Animo, levántate, que te llama"
(Mc 10,49).
Nuestra misión de bautizados es llevar a las personas a Jesús, para que le conozcan y le
amen. Vosotros, padres y abuelos, llevad a vuestros hijos y nietos a Jesús.
7. El ciego tiró la capa, se levantó de un salto, y fue hacia Jesús (Mc 10,50).
Quién encuentra a Jesús encuentra un gran tesoro. Anímate, si todavía no le has
encontrado.
8 Jesús le preguntó. "Qué quieres que te haga?" Él responde: "Rabuni,
haced que vea" (Mc10,51). San Marcos nos ha conservado, en la lengua materna,
exacto el vocativo con que el ciego se dirige al Señor: Rabuni! 'Maestro mío'.
También a nosotros, para dirigirnos al Señor, nos gusta más y nos es más fácil
hacerlo con la lengua materna.
9. Jesús le dijo: "Tu fe te ha salvado". Al instante vio (Mc 10,52).
Generalmente, los enfermos del evangelio vana Jesús con fe y confían en su poder divino.
Nuestra plegaria tiene que ser esta: "Señor, aumenta mi fe",
y siempre que pidamos algo que sea hecho con mucha fe y terminar diciendo: "Hágase
tu voluntad y no la mía".
10. Y aquel ciego "Lo seguía por el camino lleno de alegría (Mc10,52).
La gente, principalmente los que le decían que callara, quedaría admirada,
Nosotros, también, tenemos que seguir a Jesús con mucha fe y mucha alegría.
Que tengáis un buen domingo.