Ciclo B. DOMINGO TREINTA Y TRES DEL TIEMPO ORDINARIO
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Donato Creti. Observant el cel dels estels.Introducción

Cuando leemos un libro, y sobre todo cuando este es antiguo, como la Biblia, tenemos que tener presente el tiempo en que fue escrito, el estilo y el mensaje que el autor quiere transmitir.

En el evangelio de hoy, tenemos que tener en cuenta el estilo, que es escatológico, y como dice el doctor Gomá, Jesús, que era un gran pedagogo, vestía las ideas con imágenes y símbolos que el pueblo podía entender. Así, por ejemplo, cuando pinta con colores de estilo apocalíptico, el hundimiento del firmamento (Mc13,24-25), quiere significar que Dios renovará el universo. Un momento decisivo de esta renovación será la venida del Hijo del Hombre.

Jesús pronunció este sermón escatológico poco antes de morir, en el monte de los Olivos: Mientras estaba sentado en el monte de los Olivos, enfrente del Templo (Mc13,3).

Desde esta monte se dominaba la panorámica del templo de Jerusalén, fabuloso, como una gran muralla, como un gran alcázar.

El Domingo de Ramos, al pensar que de aquel templo no quedaría piedra sobre piedra, el Señor lloró, porque amaba a su pueblo. Notad que el Señor llora. Jesús, qué grande eres cuando lloras por la ciudad de Jerusalén (Lc 19,41).

En este sermón, Jesús habla de la destrucción de la ciudad de Jerusalén y del fin del mundo en un sentido escatológico.

El cumplimiento de esta profecía de la destrucción de Jerusalén fue en el año setenta, cuando los romanos entraron en Jerusalén.

¿Cuando será el fin del mundo? Jesús dice que ni él, ni los ángeles, lo saben.

Conmoción del universo

El sol se oscurecerá, la luna no brillará, las estrellas irán cayendo del cielo y los poderes del cielo se conmoverán.(Mc13,24).

En la primera lectura hemos escuchado: Los justos resplandecerán como la luz del firmamento; los que hayan guiado al pueblo por el buen camino brillarán como las estrellas por toda la eternidad (Dn 12,3).

Venida del Hijo del Hombre

Jesús vendrá lleno de gloria y majestad al fin del mundo. Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y gran majestad (Mc13,26).

Reunión de los elegidos

Implícitamente, exclusión de los indignos. Mientras tanto enviará a sus ángeles y juntará a sus elegidos, que vendrán de los cuatro vientos, del extremo de la tierra y hasta el extremo del cielo (Mc 13,27).

Signos de la parusía

La parábola de la higuera y la destrucción del templo.

Mirad a la higuera y aprended la lección: cuando sus ramas se vuelven tiernas y nacen hojas, sabéis que el verano se acerca. Igualmente, cuando vosotros veáis todo esto, sabed que él se acerca, ya está a la puerta (Mc 13,28). Jesús habla de una higuera llena de vida, no de una higuera muerta, que dará mucho fruto. Es figura de la vida eterna y de su próxima venida.

Finalmente, tres sentencias:

La primera asegura que la destrucción del templo será en aquella generación (Mc 13,30).

La segunda, que sus palabras son eternas e infalibles (Mc 13,31).

La tercera, con respecto al día y la hora, nadie lo sabe, ni Él, sino sólo el Padre (Mc 13,32)

Acaba con una exhortación: estad siempre preparados, porque no sabéis ni el día ni la hora (Mc 1, 33).

Anécdota

Uno día me encontré con un testigo de Jehová que me decía que el fin del mundo estaba muy cerca, y yo le cité las palabras de Jesús sobre el día y la hora de este evangelio.

He aquí, un resumen de las principales ideas del evangelio de hoy.

Reflexión

Jesús como el Cordero de Dios es adorado en un altar en un cuadro del artista flamenco del siglo XV, Jan Van Eyck. La imagen de Jesús como cordero en la revelación a Juan procede del cordero ritual sacrificado por los judíos en Pascua. Los cristianos también ven la muerte de Jesús como un sacrificio y como un camino que les lleva a la liberación espiritual.Cuando leo este evangelio, pienso que todas estas afirmaciones de que nos habla el evangelio, al hablar del fin del mundo, vosotros y yo no lo veremos, porque creo que el mundo tiene que durar más de dos mil años después del nacimiento de Jesucristo, pero sí que me cuento entre aquellos a quienes los ángeles llamarán para presentarse a la presencia de Cristo.

Entonces me hago estas preguntas: ¿Para qué he venido al mundo? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Por qué y para quién vives? Que haces en el mundo? ¿Crees realmente en la vida eterna? ¿Por qué existe el mal en el mundo? Etc. etc. La respuesta a todas estas preguntas las encuentro en la palabra de Dios y en el magisterio de la Iglesia; por esto os recomiendo que leáis el documento del Concilio Vaticano II Gaudium et Spes, que os puede ayudar, y el libro del Papa Juan Pablo II," Atravesando el umbral de la esperanza".

Si hablara a personas no creyentes, hablaría de otro modo, pero, como que hablo a personas bautizadas, que hemos recibido las primicias del Espíritu Santo, les recuerdo aquellas palabras de san Pablo, cuando dice: Ahora vemos de manera oscura como en un espejo poco claro; después veremos frente a frente. Ahora, mí conocimiento es limitado; después conoceré del todo, tal y como Dios me conoce (1Cor 13,12 ).

El hombre tiene la idea de futuro y vive de esta idea. Todos pensamos en el día de mañana. Los animales viven al día sin pensar en el día de mañana. Para nosotros, los cristianos, el día de mañana es la vida eterna.

Toda nuestra preocupación cristiana ha de ser estar preparados, para que cuando venga el esposo tengamos las lámparas encendidas y podamos entrar a celebrar sus bodas. Tener la lámpara encendida es poner en práctica el mandamiento que nos ha dado Jesucristo: Amar a Dios y a los hermanos. Somos cristianos si amamos, no lo somos si dejamos de amarr.

San Juan de la Cruz dice que el Señor, a la puesta del sol de nuestra vida, nos juzgará sobre el amor.

Charles Péguy, en su libro, el Pórtico del misterio sobre la segunda virtud (la esperanza), refiriéndose a la unión del cuerpo y del alma, escribe que participan a la vez de la misma felicidad:

Participan a la vez de la común felicidad eterna.

Como las dos manos están juntas en la oración,

y la una no es más injusta que la otra,

Así el cuerpo y el alma son como dos manos juntas,

Y la una y la otra juntas entrarán, a la vez, en la vida eterna.

Y serán dos manos juntas, a la vez, por aquello que es infinitamente más que la oración,

Es infinitamente más que el sacramento.

O caerán los dos a la vez como dos puños atados

Para un cautiverio eterno (Pág. 91).

Acabemos el año litúrgico, haciendo balance de nuestra vida cristiana, como hacen los comerciantes al acabar el año.

Hasta el próximo domingo, que celebraremos, con toda solemnidad, la fiesta de Cristo Rey.