Cicle B - DOMINGO NOVENO DURANTE EL AÑO
(Sólo texto, para imprimir)

Paràbola del sembrador. Abel Grimmer (d. 1570 - c. 1619). Museu del Prado (Madrid)Introducción

Una de las cosas que más me gustan de Jesús es esta libertad de espíritu que demuestra en toda actuación. Jesús era una persona recta, pero no escrupulosa, no era fanático, ni mucho menos rigorista, tenía la libertad de los hijos de Dios.

Y esta libertad de expresión la encontramos en el evangelio de hoy. Los fariseos critican a Jesús porque sus discípulos han cogido espigas de un sembrado para comérselas porque tenían hambre, pero era el día del sábado, para los fariseos estaba prohibido hacer ningún trabajo. Jesús no desautoriza que sábado sea respetado, sino las exageraciones de los fariseos: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del hombre también es señor del sábado (Mc 2,27-28). Notar estas ideas de Jesús. Primero es el hombre, también insinúa su divinidad, al decir que Él es el Señor del sábado.

Berthe Morisot. Camp de blat.En el otro milagro, encontramos a Jesús en una sinagoga, donde había un hombre con la mano paralizada. Lo estaban expiando para ver si lo curaba en sábado, y tener así un motivo para acusarlo. Jesús dijo entonces al hombre de la mano atrofiada: Levántate y ponte ahí en medio. Y a ellos les pregunto: ¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal; salvar una vida o destruirla? Ellos permanecieron callados. Mirándolos con indignación y apenado por la dureza de su corazón, dijo al hombre: Extiende la mano. El la extendió, y su mano quedó restablecida. En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para planear el modo de acabar con él (Mc 2,4-6).

Jesús se entristece. Jesús tenía sentimientos como nosotros le dolía su ceguera, pero los respeta y los quiere.

Hay una ley que nos viene de Jesús, es la ley de amor. Todo lo que se hace con verdadero amor agrada a Dios.

Después de contemplar las obras de Jesús y cómo actúa con libertad y amor, hablemos un poco del sábado y de los judíos para acabar con nuestro sábado que es el domingo.

El día de fiesta de los judíos y de los cristianos

Los judíos celebran el sábado porque Dios después de crear el mundo en seis días, el séptimo descansó, y también porque el pueblo judío fue liberado de la esclavitud de Egipto.

Nosotros, cristianos, celebramos el domingo, en lugar del sábado, porque Cristo resucitó el primero día de la semana, es decir, el domingo. Los evangelistas explican que aquel mismo día Jesús se manifestó a las mujeres que fueron al sepulcro para embalsamar su cuerpo; también se manifestó a los discípulos de Emaús y a los once que estaban reunidos con san Pedro, y a María Magdalena y seguramente a su madre, María. Ocho días después, también en domingo, se manifestó a los apóstoles con Tomás, que le dijo estas palabras tan bonitas y llenas de fe: Señor mío y Dios mío (Jn 20,28).

El papa Inocencio primero, a principios del siglo quinto, dice que celebramos el domingo por la venerable tradición de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, no sólo en la Pascua, sino cada semana. Cada semana la iglesia propone a nuestra consideración la resurrección de Jesús, de quien proviene nuestra salvación.

EL Concilio Vaticano segundo dice: La Iglesia, por una tradición apostólica que tiene  su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días; en el día que es llamado con razón “día del Señor” o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la pasión la resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los hizo renacer a la viva esperanza por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (1 Pe1,3). (Constitución sobre la Liturgia).

El domingo, para nosotros cristianos es el día del Señor. No es solamente un recuerdo de la resurrección del Señor, sino que es la celebración de la presencia ahora de Jesús entre nosotros.

San Jerónimo dice: El día del Señor, el día de la Resurrección, el día de los cristianos es nuestro día.

Presencia del Señor

Esta presencia del Señor la encontramos cuando nos reunimos en asamblea para celebrar la santa misa.

Escuchamos la palabra de Dios en las lecturas bíblicas y sobre todo en el evangelio que nos describe la vida de Jesús, sus milagros y su mensaje de salvación. Jesús se hace presente en la eucaristía. La participación en la cena del Señor es siempre comunión en Cristo que se ofrece en sacrificio al Padre por nosotros. Esto decía el papa Pío XII en la encíclica Mediator Dei. Por eso la iglesia recomienda la participación en la eucaristía, comulgar. Asistir a misa sin comulgar es como asistir a un banquete de boda sin comer. Sólo los que están enfermos, es decir, en pecado grave, no pueden acercarse a comulgar.

Descanso dominical

Otro aspecto del domingo es el descanso dominical. Dios descansó al séptimo día, nosotros también hemos de descansar. El descanso es bueno para la salud del alma y del cuerpo. Dediquemos el domingo para la familia, para hacer alguna obra de misericordia, como visitar a algún enfermo. Recordemos a los pobres y sus necesidades.

Una idea que ahora se va extendiendo es el fin de semana que no debe sustituir la fiesta cristiana del domingo.

Hay muchas familias que tienen una segunda residencia. Que esto no sea un motivo para no ir a misa y no celebrar el domingo como Dios quiere.

Obligación de asistir a la Santa Misa los domingos y fiestas

EL código de derecho canónico dice: Los domingos y otros días festivos de precepto, los fieles tienen obligación de participar en la Misa; se han de abstener,, de los trabajos y actividades que impidan rendir culto a Dios y gozar de la alegría propia del día del Señor o sea  del debido descanso del espíritu y del cuerpo. (Canon 1247)

Que el Señor nos conceda la libertad que tenía Jesús y que nuestra participación en la eucaristía sea un motivo para celebrar el domingo como el día del Señor, como lo pide la iglesia.

Que paséis un buen domingo.