Ciclo B. DOMINGO DIECISIETE DEL TIEMPO ORDINARIO

Entre las cosas más admirables de Jesús hay su humanidad, humildad y sencillez.

Jesús tuvo compasión de aquella multitud que hacía días que lo seguían, y cuando los apóstoles le dijeron que despachara a la gente porque ya era tarde, él no quiso; al contrario, dijo que les dieran de comer. Ellos entonces le respondieron que solamente tenían doscientos denarios y que qué era esto para tanta gente.

PUNTOS PRINCIPALES DE LA NARRACIÓN:

1. Jesús empieza el diálogo:

Jesús alzó los ojos, vio el gentío que iba llegando y preguntó a Felipe: ¿Dónde compraremos pan, para que puedan comer todos? (Jn 6, 5).

2. Él soluciona la situación desesperada, sin salida humana. Lo preguntaba para ver qué decía Felipe. Jesús sabía qué quería hacer. Felipe le respondió: Necesitaríamos mucho dinero para poder dar sólo un trozo de pan a cada uno. Eran unos cinco mil hombres (Jn 6 -7; 10).

3. Un joven generoso soluciona la situación:

 Uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dice a Jesús: Aquí hay un chico que tiene cinco panes y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente? (Jn 6, 8-9).

4. Jesús mismo distribuye los panes sin intermediarios.

Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió entre toda la gente sentada. El mismo daba los peces. Y repartía tanto como querían (Jn 6,11). Qué bonito es ver a Jesús, él mismo repartiendo el pan y el pescado a las personas que habían ido a escucharlo y diciendo, ¿queréis más? Todo el mundo comió lo que quiso y todavía sobró.

5. Jesús manda recoger los pedazos que han sobrado.

Cuando todo el mundo quedó satisfecho dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado, para que no se pierda nada (Jn 6,12). ¿Qué diría Jesús al ver que nosotros nadamos en la abundancia y echamos a perder tantas cosas, cuando hay millones de personas que pasan hambre? Jesús, invitando a los discípulos a recoger los trozos que habían sobrado, nos enseña a no dejar que se pierda nada de lo que todavía puede ser útil.

Tiramos pan, los niños y niñas tienen tantos juguetes que no les hacen caso, y la mayoría de las personas compramos piezas nuevas de ropa, mobiliario, y electrodomésticos sin necesidad.

6. La multiplicación de los panes y de los peces revela a Jesús como el Mesías.

Cuando la gente se dio cuenta del prodigio que Jesús había hecho, empezó a decir: Seguro que este hombre es el Profeta que tenía que venir al mundo ( Jn 6,14).

7. Jesús desaparece cuando se da cuenta de que lo querían hacer rey.

Sabiendo Jesús que iban a apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró a solas a la montaña (Jn 6,15). Cuando Pilatos le pregunta si es rey, Él contesta que para esto ha venido al mundo, pero su reinado no es de este mundo. Pilatos le dijo: "Por lo tanto, ¿tú eres rey?" Jesús contestó: "Tú lo dices: yo soy rey" (Jn 18, 37). Mi realeza no es de este mundo. Si fuera de este mundo, mis hombres habrían luchado para que no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí (Jn 18,36-37).

Fácilmente podemos imaginar la alegría que reinaba entre aquella multitud que quería hacerlo rey.

La multitud pensaba de una manera humana y por esto lo quería hacer rey, pero Jesús no pensaba como ellos. Jesús no quiere ser rey de la tierra, sino del corazón de los hombres.

Jesús se retira a hacer oración, a hablar con el Padre. Seguramente Jesús, aquel día, estaría triste, porque no lo comprendían. Jesús les habla del reino del cielo y ellos solamente piensan en el pan y el pescado que han comido, que era muy bueno y por esto lo querían hacer rey.

A veces pienso que a los sacerdotes nos pasa lo mismo. ¿Cuántas veces al administrar un sacramento vemos que la gente sólo viene a la iglesia porque hace más bonito y muchas veces buscan un sitio para cansarse mirando la belleza de la iglesia, que es gótica, o románica, o de disfrutar, sin tener presente que la cosa importante es hacer una buena confesión y recibir la gracia del sacramento?

APLICACIÓN PARA NUESTRA VIDA CRISTIANA

La eucaristía de cada domingo, cumbre y fuente de la vida cristiana, puede recibir un impulso especial en este tiempo de vacaciones. La Iglesia nos invita a meditar, durante cinco domingos, el precioso discurso de Jesús sobre el sentido del milagro que nos describe el evangelio de hoy.

El día siguiente, Jesús les explicará el significado del milagro; y dejando la explicación de la Eucaristía para otro domingo, solamente querría resaltar tres puntos del gran sermón que hizo Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm.

1. No tenéis que trabajar por una comida que se echa a perder, sino por la comida que se conserva siempre y da la vida eterna. Esta comida os la dará el Hijo del hombre: él es quien Dios, el Padre, ha marcado con su sello personal (Jn 6,27). A la iglesia se tiene que venir para buscar valores espirituales, para encontrar a Dios. No pidáis un alimento que se echa a perder, sino el que da la vida eterna.

2. Esto es lo que Dios quiere: que creáis en aquel que Dios ha enviado. (Jn 6,28).

Jesús nos pide que tengamos fe. La fe en Jesús no es solamente decir "yo creo en Vos, Dios mío", sino transformar nuestra vida y nuestra manera de ser como vivía Jesús y como pensaba Jesús. El justo vivo de la fe.

3. Es mi Padre quien os da el verdadero pan bajado del cielo.

Yo soy el pan vivo que he bajado del cielo. Quien come de este pan vivirá para siempre jamás (Jn 6,51). Jesús en la Eucaristía es el pan bajado del cielo. Es el gran regalo que el Padre nos ha hecho a los cristianos: Jesús en el sacramento de la Eucaristía, como sacrificio de la Iglesia y como banquete.

Resumiendo; Jesús dijo: Vosotros, buscad primero el reino de Dios y hacer lo que él quiere, y lo demás se os dará por añadidura (Mt 6,33).

Alimentémonos del pan bajado del cielo, que da la vida eterna.

Acordémonos de los pobres y necesitados.

Que paséis un buen domingo y buenas vacaciones.