Ciclo B . DOMINGO DECIMOCTAVO DEL AÑO
Como decía el evangelio del pasado domingo, Jesús hizo la multiplicación de los
panes y de los peces, y con cinco panes y dos peces comieron más de cinco mil personas,
sin contar las mujeres y los niños. La gente quedó admirada y lo querían hacer rey,
pero Jesús desapareció. Luego fue a Cafarnaúm, a la sinagoga, donde hizo el gran
sermón, podemos decir homilía, sobre la Eucaristía.
Hoy solamente hemos leído la introducción.
¿Por qué buscaban a Jesús?
Porque los había alimentado. Jesús dice a quienes le habían escuchado: Os lo digo
con toda verdad: Vosotros no me buscáis por las señales prodigiosas que habéis visto,
sino porque habéis comido tanto pan como habéis querido (Jn 6,26).
San Pablo dice: El reino de Dios no consiste en esta comida o en aquella bebida, sino
en la justicia, la paz y el gozo del Espíritu Santo (Rm 7,14). Remarco: El gozo del
Espíritu Santo.
Hay muchas personas que buscan a Jesús, pero no lo encuentran, porque lo buscan, como
aquellos judíos, por las cosas materiales, por ejemplo aquellas personas que van al
Cristo de Lepanto de la catedral de Barcelona, sólo, repito "sólo", cuando se
encuentran en alguna necesidad. Y después ya no se acuerdan más de Él.
Preguntémonos qué buscan los hombres y las mujeres del siglo XXI.
Principalmente tres cosas: adquirir fama, tener dinero, ser santos.
Fama
No se puede negar que muchas personas buscan tener fama, ya sea en el canto, en la
política, en la literatura, etc. Tener buena fama es plausible y no está mal que la
gente te aplauda, pero sin perder de vista lo que escribe san Pablo: No sabéis que en
el estadio todos los corredores se lanzan a la carrera, pero sólo uno es el ganador.
¿Corréis bien para poder ganar? El atleta se abstiene de muchas cosas, y todo por
ganarse una corona que se marchita, mientras que nosotros tenemos que ganar una que nunca
se marchitará (1Cor 9,24-25).
Riqueza
El hombre, cuanto más tiene, más quiere. Esto es una verdad que no se puede negar. Ha
pasado siempre, pero más en nuestro mundo, principalmente el occidental, que es muy
materialista; hay personas que sólo piensan en el dinero y viven por el dinero. San Jaime
escribió : Ahora hay que decir: "Hoy o mañana iremos a tal ciudad, pasaremos
todo un año, pondremos un negocio y nos haremos ricos". ¡Pero si no sabéis ni
siquiera cómo será mañana vuestra vida! Sois humo que se deja ver un momento y acto
seguido se desvanece (Sant 4,13-14).
Pensamiento de San Ignacio de Antioquía.
"Que vuestras cajas de dineros sean vuestras buenas obras, que os darán unos
réditos magníficos.
(De la liturgia de las horas, sábado de la XVII semana).
Santidad
También es verdad que hay muchas personas que buscan ser santas y seguir el ejemplo de
Jesús.
Recuerdo ahora una chica que quería ser monja carmelita de clausura, pero su madre le
dijo que nunca le daría permiso para ello. Ella esperó a tener veintiún años, puesto
que, entonces, la mayoría de edad era de veintiuno. Y un día marchó al convento, tras
renunciar a la herencia que le había dejado su padre.
La madre nunca la fue a ver al convento, y ella tampoco, porque el reglamento decía que
no se podía salir del convento sin una grave necesidad.
La Iglesia dice de santa Inés,
jovencita de doce años que sufrió el martirio en el siglo tercero:
Inés, con las manos tendidas, rogaba: Padre santo, os bendigo; os he estimado, os he
buscado, me he deleitado por Vos toda la vida, y ahora vengo a Vos (De la liturgia de
las horas y vísperas).
Preguntémonos: ¿por qué nosotros buscamos a Jesús?
Jesús, a los judíos, contesta que su misión no es dar pan material, ni ser rey, sino
que su misión es dar el pan que lleve a la vida eterna.
Ellos entendieron que este pan lo podían ganar trabajando, por esto preguntan qué obras
tienen que hacer. Jesús les contesta: La obra que Dios quiere es que creáis en aquel
que él ha enviado (Jn 6,29). Jesús pide fe en Él. Fe, según san Juan, es
una entrega total del pensamiento, del corazón y de la actitud a la persona de Jesús.
Creer, según el evangelio, no es aplaudir una teoría sino abrirse a Jesucristo de todo
corazón.
Yo soy el pan que da la vida: quienes vienen a mí no pasarán nunca hambre, quienes
crean en mí no tendrán nunca sed (Jn 6,35).
De este pan de vida, lo tenéis que buscar y alimentaros. Es mi Padre quien os da el
verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es quien baja del cielo y da la vida al
mundo (Jn 6,33). Es decir, Jesús en la Eucaristía. Jesús es un regalo del Padre al
mundo, y a mí como cristiano. Bajado del cielo, es decir, el Hijo de Dios, nacido de la
Virgen María, y que da la vida al mundo, como el Pastor que da la vida por las ovejas.
Esto significa que Jesús sea "el pan de vida ". Una persona que el Padre nos
envía para alimentar nuestra vida. Por darnos y comunicarnos vida personal. Por esto
nuestra respuesta a esta donación es nuestra fe, que no se fundamenta en afirmar y creer
unas verdades solamente, sino que es mucho más: es creer en la persona de Jesús,
adherirnos a Él y encontrarnos con Él como los amigos se encuentran. Es una relación de
confianza, de mirarnos y sentirnos mirados por Él, de sabernos estimados por Él y
abrirnos a este amor suyo.
Busquemos a Jesucristo con sinceridad y que lo sepamos encontrar en la Eucaristía y que
Él oriente toda nuestra vida cristiana.
Que paséis un buen domingo y guardaos del calor.