CICLO B. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

El miércoles de Ceniza comenzaba la Cuaresma. El sacerdote imponía la ceniza con estas palabras: "Convertios y creed en el evangelio," o con estas otras: "Recuerda, hombre, que eres polvo y que en polvo te convertirás". La Cuaresma es el tiempo extraordinario de preparación para la Pascua de Resurrección. La palabra de Dios, la oración, la penitencia, la limosna, constituyen todo un programa cuaresmal para nuestras vidas de bautizados.

La Iglesia nos lo dice bellamente en el prefacio de Cuaresma de esta manera: "Porque, Señor, nos concedéis esperar, cada año, con alegría y conversión de corazón, la celebración de la Pascua. Así, entregados más intensamente al amor y al servicio de los hermanos, llegaremos a ser plenamente hijos de Dios, por una participación más asidua de los sacramentos que nos han dado la vida". Podremos celebrar la Pascua si hemos celebrado con eficacia la Cuaresma. El salmista dice: Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. Al ir iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas (Sal 126, 5-6).

El labrador que tiene un campo de árboles, está contento y alegre cuando recoge los frutos. Pensemos, por ejemplo, en un campo de naranjas. Cuando las recoge y ha tenido una buena cosecha y las puede enviar al mercado, si se las pagan bien, está satisfecho y alegre, pero, ¿pensáis en el trabajo que ha tenido?!cuántos dolores de cabeza, esfuerzos y sacrificios le han costado aquellas naranjas!, no sólo al labrador, sino también al árbol, que ha sufrido el frío y las inclemencias del tiempo, y cuando era el tiempo oportuno, ha sido podado, parte de su vida ha sido arrancada violentamente. ¿Por qué? Porque el labrador sabe muy bien que los árboles tienen que ser podados, con el fin de que den fruto. Podar es la acción de cortar las ramas superfluas con el fin de que el árbol dé más fruto.

Si tú miras a un árbol acabado de podar, parece que el tronco proteste por el daño que le hacen las heridas, que el labrador le ha hecho. Pero, si pudiera hablar, diría interiormente que está contento, porque así podrá dar más fruto. Él sabe que podía ser un árbol muy esbelto, conservando sus ramas, si no fuera por la mano podadora del labrador, pero con poco fruto.

Hermanos que me escucháis. El tiempo de Cuaresma, es tiempo de poda. Tenemos muchos defectos, imperfecciones y pecados, que podar en este tiempo de cuaresma. El salmista escribe: Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. (Sal. 51,3-4). Cuando llegue la Pascua nos podremos presentar, delante del Señor, con las manos rebosantes de frutos para la vida eterna, del mismo modo que el árbol se presenta lleno de frutos en el tiempo de la cosecha.

Podar el árbol puede ser la parte negativa de este tiempo de Cuaresma. ¿Y la afirmativa? Miremos a Jesús. Ser cristiano es mirar a Jesús, seguir sus huellas y poner en práctica sus enseñanzas. Jesús, antes de morir, dijo a los apóstoles en el Monte de los Olivos: Orad para que no caigáis en tentación (Lc. 22,40).

Hoy vemos a Jesús, movido por el Espíritu Santo, que se va al desierto. También el Espíritu Santo nos mueve a nosotros. No seamos sordos a la acción de Dios. El salmista dice: Ojalá escuchéis hoy su voz: no endurezcáis vuestro corazón (Sal 95,7-8). Cuántas veces el Espíritu Santo nos mueve a ser mejores, hacer más oración, perdonar, visitar una persona enferma, cambiar de carácter, y tratar con más amabilidad a las personas.

En este tiempo podíamos hacer algunos buenos propósitos, como:

- Ir a misa los días de labor.

- Hacer visitas al Santísimo Sacramento.

Para terminar os propondré algunos ejemplos:

  1. Al acabar una reunión, los amigos invitaron a su amo a tomar una copa, y él les respondió que en Cuaresma no tomaba copas.
  2. Un obrero, fumador empedernido, no fumaba durante la Cuaresma.
  3. Una chica, no hacía uso de la colonia en este tiempo de Cuaresma.
  4. Un joven, los domingos, se proponía ir a tocar la guitarra en una residencia.

Dice San Pablo : ¿No sabéis que en el estadio todos participan en la carrera, pero solo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo podáis ganar. El atleta se abstiene de muchas cosas, y todo por ganar una corona que se marchita, mientras que nosotros luchamos por una corona, que nunca se marchitará. (1 Cor. 9,24-25) Que el Señor haga que en este tiempo de cuaresma corramos bien.

En este tiempo de cuaresma procurad hacer el Víacrucis. Todos, al acabar esta misa, tendríamos que salir con algún propósito concreto.

Que tengáis un buen domingo y una buena semana.