CICLO B DOMINGO SEXTO DE PASCUA

Iniciamos nuestra reflexión sobre la palabra de Dios que, hoy, nos habla del amor.

La definición de Dios, que a mí me gusta, es la que nos ofrece san Juan en su carta, que hemos escuchado, cuando nos dice que Dios es amor (1 Jn 4,8).

Existen muchas definiciones de Dios, pero la más agradable y real es que Dios es amor. Hemos visto claramente que el amor que Dios nos tiene cuando Él ha enviado al mundo a su único Hijo para que vivamos gracias a él (1Jn 4,9).

Una anécdota de san Juan Evangelista. Era el discípulo más amado de Jesús y siempre repetía el mismo sermón: las palabras de Jesús sobre el amor. Un día se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "Maestro, ¿por qué siempre haces el mismo sermón? Podrías cambiar de disco". Juan les contestó: "No lo haré, porque éste es el precepto del Señor".

Quizás vosotros también me podríais pedir que cambiara de disco, pero yo os respondería con las mismas palabras que Juan: "No puedo, porque éste es el precepto del Señor".

¿Hemos meditado, detenidamente, alguna vez que Dios es amor y que nos ama más que el padre y la madre y que cualquier amigo? Quizás alguna vez, en nuestra vida, hemos dudado del amor de Dios porque nuestra visión es parcial e interesada. Si nos viene esta tentación, miremos a Jesucristo crucificado y muerto por nosotros y reconoceremos el amor de Dios.

Otra definición de Dios que me gusta es que Dios es nuestro Padre que nos ama de verdad. Cuando los discípulos pidieron a Jesús que les enseñara a rezar, de los labios de Jesús salió la oración tan bonita del Padrenuestro (Mt 6,9). Padre, refiriéndonos a Dios, es la primera palabra con la que le invocamos.

Es verdad que, cuando explicamos que Dios es nuestro Padre, que nos quiere mucho y lo comparamos con el padre de la tierra –como hacía una catequista- tenemos que resaltar que el padre de la tierra tiene defectos y que Dios es el ser más perfecto que existe.

Una anécdota

A media explicación, un niño levantó el dedo y le preguntó de qué padre hablaba, si del padre de los domingos, que era el verdadero o del padre de los días laborales, que no era el verdadero. La catequista le contestó que ya se lo explicaría particularmente.

AMAR A LOS HERMANOS

Para ser cristianos, no es suficiente con amar a Dios, también tenemos que amar a los hermanos.

El evangelio de hoy nos recuerda estas palabras de Jesús: "Mi mandamiento es éste: Amaos los unos a los otros, como yo os he amado" (Jn 15,12).

Un día, hablando con un señor que no era practicante, le dije que lo que más me gustaba del mensaje de Jesús era la libertad que da a los hijos de Dios y el mensaje del amor.

Él me respondió que todas las religiones hablan del amor. Esto es verdad, pero el amor que nos pide Jesús es diferente y le recordé las palabras de Jesús: "(...) Amaos los unos a los otros, como yo os he amado" (Jn 15,12). Y le remarqué: "como Yo os he amado". Todos sabemos cómo nos ha amado Jesús, que ha dado su vida por nosotros muriendo en una cruz.

El evangelio de hoy nos dice: "Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos" (Jn 15,13).

Dios es la fuente del amor

La fuente no somos nosotros, es Dios. San Juan nos ha dicho: "El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo para librarnos de nuestros pecados" (1 Jn 4,10). Cuando amamos a los hermanos, reflejamos el amor de Dios que se refleja en nosotros.

En una reunión de contrayentes, cuando el sacerdote explicaba que los esposos se tienen que amar toda la vida y a ello se comprometían, un novio le interrumpió diciéndole: "¿Cómo me puedo comprometer a amar a mi esposa para toda la vida si no sé lo que haré mañana?" El sacerdote le preguntó si amaba a Dios y él le contestó que sí. Entonces el sacerdote le contestó que traspasara el amor matrimonial, que viene de Dios, a su esposa, y pensara que el amor de Dios es eterno.

 

Para Jesús, amar es dar la vida

"Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Jesús nos ha amado hasta la muerte y una muerte en cruz. La madre, que da la vida por los hijos, ama de verdad. Fijaos bien, para Jesús, el amor a los hermanos tiene que ser más grande que el amor a la propia vida. Esto se dice muy pronto; ahora bien, ponerlo en práctica, es más difícil.

Para Jesús, amar supone intimidad

Entrar uno en el mundo del otro. Si no existe esta intimidad, no existe verdadero amor. Jesús nos lo dice claramente con estas palabras: "En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Desde ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre" (Jn 15,15 ). ¡Qué hermoso resulta pensar que Jesús quiere ser nuestro amigo! Para que haya amistad, dice Cicerón, en el tratado De la amistad, es imprescindible que haya amor. Sin amor, no existe verdadera amistad.

Además, para que exista verdadera amistad, tiene que haber correspondencia. Si Jesús quiere ser nuestro amigo y nosotros no queremos serlo suyo, ya nos puede amar Él, que no habrá verdadera amistad.

Para Jesús, amar quiere decir complacer a la persona amada

Jesús, que ama al Padre, siempre cumple su voluntad. "Mi sustento es hacer la voluntad del que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación" (Jn 4,34). Por eso, nos dice que quien le ama guarda sus mandamientos: "No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mt 7,21).

Dos ideas he querido exponer brevemente: que Dios es amor y que el distintivo del cristiano es el amor. "Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos" (Jn 13,35). Pongámoslo en práctica.

- El amor no es un sentimiento, es una manera de tratar y ver a los otros como hermanos y debemos obrar en consecuencia.

- El amor es la actitud de Dios hacia nosotros, no de palabra sino de obra, dándonos a su propio Hijo.

- El amor es amar al prójimo como Jesús nos ama, no de cualquier manera.

Existen personas que tienen muchas palabras, pero les falta el amor. Se pueden comparar a un diccionario con muchas palabras, pero en el que no existe esta palabra tan importante, la palabra amor.

¡Qué paséis un feliz domingo!