Domingo Décimo Durante el Año - Ciclo C
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Autor: William HoleIntroducción

Las lecturas de la misa de hoy nos hablan de dos jóvenes que murieron y resucitaron.

En la primera lectura el hijo de la señora de la casa que volvió a la vida por la oración del profeta Elías. En la segunda, es el hijo de una madre viuda el que resucita por la palabra de Jesús.

Las dos mujeres tienen una reacción diferente ante la muerte de sus hijos. La mujer de Sarepta protesta contra Dios y el profeta Elías, la otra mujer que, seguramente, la acompañaban todos los habitantes del pueblo de Naín, llora en silencio.

Como más adelante veremos, hay muchas maneras de reaccionar ante la muerte.

Composición de lugar.

Se encuentran las dos comitivas. La que lleva a la vida, que es Jesús: Camino, Verdad y Vida; y la que acompaña a la pobre viuda, que llora amargamente la muerte de su querido hijo.

Cuando Jesús ve llorar a esta madre le dice: No llores (Lc 7,13).

Señor, ¿cómo quieres que esta madre no llore si va a enterrar a su hijo único?

Jesús sabe muy buen porqué le dice que no llore, porque sabe también que puede resucitarlo y, como puede hacerlo, se compadece y dije: -¡Muchacho, a ti te lo digo: levántate! El muerto se incorporó y empezó a hablar (Lc 7,14).

Jesús, con mucha delicadeza se lo entregó a su madre (Lc 7,15).

¡Qué alegría no tendría la madre al ver a su hijo sentado y hablando! No estaba muerto, había resucitado por la palabra de Jesús. El evangelista subraya: Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios diciendo: -Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Decían también: Dios ha visitado a su pueblo (Lc 7,16).

Todo el mundo estaba contento, Jesús, los discípulos y sobre todo la madre, también los que habían acompañado al joven. ¡No era para menos! Habían presenciado la resurrección de un joven, que también estaría contento, aunque el evangelio no nos lo diga, fácilmente podemos imaginarlo abrazando a su madre y cubriéndola de besos.

Actitud del hombre ante su muerte y ante la de los demás

1. No querer pensar. Cuando llegue, ya llegará. ¿Para qué pensarlo antes?

2. Algunos creen que todo se acaba con la muerte y como consecuencia piensan: ¡Comamos y bebamos que mañana moriremos! San Pablo escribe: Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos! No os dejéis engañar (1Cor 15,32)

3. Otros, teóricamente, creen en la otra vida, pero en la práctica, no tiene ninguna trascendencia.

4. Algunos hacen alguna obra de misericordia por sí hay algo en el otro mundo.

5. Los cristianos creemos en la vida eterna, y esta vida es una peregrinación hacia la otra. Estamos de paso.

En el credo de la misa decimos: Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Actitud del hombre ante la muerte de una persona

1. La muerte es una desgracia, acompañar un difunto es un acto social.

2. Es un momento para reflexionar sobre la propia vida.

3. Ante la muerte inminente de un familiar, algunos llaman al sacerdote para que el enfermo reciba el sacramento de la unción de los enfermos.

4. Otros tienen miedo, no hacen nada para ayudar al enfermo a bien morir, por no asustarlo.

5. Ante la muerte todo el mundo, creyentes y ateos, tenemos un gran respeto y pensamos que la muerte es un misterio.

10any.GIF (92942 bytes)Reflexión ante la muerte en sentido cristiano

Uno de los pensamientos que, a veces, me ha venido a la mente al entrar en una biblioteca, es que al ver tantos libros de tantos autores, que han dejado su mensaje a toda la humanidad, por ejemplo: Aristóteles, Platón, San Agustín, santo Tomás de Aquino, Guardini, etc., piensar que sus libros permanecen pero que ellos han desaparecido, y me sugieren esta reflexión: ¿Será posible que sus escritos estén presentes y los autores hayan muerto para siempre? Y me vienen a la memoria las palabras del Concilio Vaticano II cuando dice que Dios ha sembrado en nuestro corazón una semilla de eternidad que nadie puede matar, ni ninguna ciencia puede destruir (GS 18).

Dios no nos ha creado para morir para siempre, sino que permite la muerte teniendo en cuenta la resurrección.

La vida del hombre se puede comparar a un peregrinar hacia la eternidad, podemos gozar de las maravillas de esta tierra con todas su belleza, y después entrar en la verdadera patria, que es el cielo, y gozar de la presencia del Dios que nos ha creado.

Dios nos ha creado para gozar eternamente.

Que paséis un buen domingo