IntroducciónIntroducción
El evangelista nos dice: Un día que estaba Jesús orando a solas, sus discípulos se le acercaron. Jesús les preguntó: - ¿Quién dice la gente que soy yo? (Lc 9,18) La práctica de la oración era habitual en Jesús. Muchas veces encontramos a Jesús retirándose para hacer un rato de oración, o pasar toda la noche orando, como por ejemplo, antes de la elección de los apóstoles: Jesús se retiró al monte para orar y pasó la noche orando (Lc 6,12).
Jesús quiere saber qué piensan sus discípulos de Él y les hace esta pregunta: ¿Qué dice la gente de mí? La respuesta que recibe Jesús es que piensan si es Moisés, Elías, Juan el Baptista o algún profeta. Pero, lo que realmente quería saber Jesús era, qué pensaban ellos. Por eso les preguntó: y vosotros ¿quién decís que soy yo? Pedro, tomando la palabra contestó: tú eres el Mesías, el Ungido de Dios.
Diversas respuestas a la pregunta de Jesús a través de la historia
Los hombres nos hemos creado diversos conceptos de Cristo. Lo consideramos como el Hijo de Dios, el Mesías prometido, un gran maestro de la moral, un libertador, un fracasado, un líder indiscutible, un revolucionario de su tiempo, etc.
En el siglo IV fue muy persistente la negación de la divinidad de Jesús. Un presbítero de Alejandría, llamado Árrio, fue quien rechazó abiertamente que Jesús fuera el verdadero Hijo de Dios. Su error nació de tanto interés y esfuerzo para encontrar las palabras adecuadas para explicar, con absoluta claridad, lo que ciertamente es un misterio. El año 325, el primer y gran Concilio de la Iglesia, celebrado en Nicea, definió solemnemente la identidad del Jesús histórico y del Hijo Unigénito del Padre.
Ha habido otros muchos herejes a través de la historia de la humanidad
Algunos afirman que Jesús fue un hombre que tuvo una gran experiencia de la divinidad, o que Jesús se identificó tan íntimamente con la voluntad de Dios, que Dios lo adoptó como hijo.
Algunas veces, hemos oído decir que Jesús fue el primer comunista, un revolucionario. Otros lo han presentado como a una persona que se buscada. ¿Os acordáis de aquellos carteles en los que Jesús era como el Wanted, "el buscado"?
Si hoy os preguntara ¿quién es Jesús?, seguramente que surgirían respuestas muy variadas, unas mejores que otras. A Jesús se le puede mirar y ver de muchas maneras: El Jesús histórico, el que nació en Belén y murió en la cruz después de realizar muchos milagros; el Jesús de la Pascua, es decir el resucitado; el Jesús de la alegría; que nos dice: "no tengáis miedo"; el Jesús de la paz, que nos envía el Espíritu Santo, y se queda con nosotros en la eucaristía.
El Cristo histórico y el Cristo de la Pascua tiene una vertiente en nuestro hermano, en nuestro prójimo, puesto que el cristiano sabe verlo en el hermano, sea pobre o no.
Por desgracia, muchas personas se quedan en el Jesús histórico. Como el niño aquel que le preguntaron si ponía el nacimiento en su casa, por Navidad, y qué era lo más importante del nacimiento, y respondió: "el buey y la mula".
Hoy quiero preguntar a Jesús, para que nos de a conocer la respuesta adecuada, y para eso cojo el evangelio, pero sólo apuntaré algunas respuestas que encuentro al azar dichas por Él mismo
1. Jesús habla con la samaritana y le dice que el Mesías es el que está hablando con ella.
La mujer le dijo: -Yo sé que el Mesías, es decir, el Cristo, está a punto de llegar; cuando él venga nos lo explicará todo. Entonces Jesús le dijo: -Soy yo, el que está hablando contigo (Jn 4, 25-26).
2. En el desierto, dice a la multitud que Él es el pan bajado del cielo.
-Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá siempre (Jn 6,51).
3. Antes de resucitar a Lázaro, dice a su hermana Marta, que Él es la resurrección y la vida.
-Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá (Jn 11,25).
4. Dice también que Él es la vid y que nosotros somos los sarmientos. El que quiera dar fruto ha de estar unido a la vid.
Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el viñador. El Padre corta todos los sarmientos unidos a mí que no dan fruto y poda los que dan fruto, para que den más fruto (Jn 15, 1-2).
5. Jesús se compara al buen pastor que da la vida por las ovejas.
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas (Jn 10,11).
6. Jesús cuando le presentan a una mujer adultera para ser apedreada dice:
-Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida (Jn 8,12).
7. Jesús al despedirse de sus discípulos en la última Cena les dice:
Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).
8. Ante el Sanedrín, dice claramente, que Él es el Hijo de Dios y por eso lo sentencian a muerte.
Entonces todos le preguntaron: - Luego, ¿eres tú el Hijo de Dios? Jesús les respondió: Vosotros lo decís: yo soy (Lc 22,70).
9. Ante Pilato dice que él es rey.
-Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis seguidores hubieran luchado para impedir que yo cayese en manos de los judíos. Pero no, mi reino no es de este mundo. Pilato insistió: -Entonces, ¿eres rey? Jesús respondió: -Soy rey, como tú dices (Jn 18,36-37).
10. Jesús, en la última cena, lava los pies a sus discípulos y les dice: Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo mismo unos con otros (Jn 13,14).
De este modo, podríamos hacer una lista muy larga de la figura de Jesús, pero yo creo que ya es suficiente para enamorarnos y amar a Jesús, y para dar toda nuestra vida por Él.
Y vosotros ¿quien decís que soy Yo?
Es la misma pregunta que Jesús nos hace hoy a nosotros.
Es la pregunta clave para un creyente, porque de la respuesta que demos dependerá la orientación que tomemos en nuestra vida.
Jesús no es un personaje histórico, que ha muerto, sino una persona que vive y está con nosotros. El cristiano de verdad orienta toda su vida hacia Él, de tal modo que todo cristiano tendría que poder repetir estas palabras de san Pablo: Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí.
¿Quien es Jesús para mí?
¿Creo en un Jesús que vive o en un Jesús muerto?
Que paséis un buen domingo.