DOMINGO DECIMOSEXTO DURANTE EL AÑO - Ciclo C
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16any1_p.JPG (36843 bytes)Estamos ya en el umbral de las vacaciones. Muchos ya estamos pensando en ellas, me gustaría que mi reflexión sobre la palabra de Dios, que hemos escuchado, nos ayudara para poder disfrutar y descansar el máximo en este tiempo especial.

La primera idea que quiero resaltar es la de la hospitalidad. Tanto la primera lectura como la tercera nos hablan de hospitalidad.

Abrahán acoge a tres misteriosos personajes que van de camino, al pasar por su tienda les invita a descansar y reponer fuerzas; la recompensa que recibe es la promesa de que tendrá un hijo.

Alzó los ojos y vio tres hombres que estaban de pie delante de él. En cuanto los vio, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, y, postrándose en tierra, dijo: -Mi Señor, por favor, te ruego que no pases sin detenerte con tu siervo (Gn 18,2-3).

Jesús no siempre es recibido bien, los samaritanos que no quisieron recibirlo porque iba a Jerusalén, tampoco lo recibieron muy bien cuando fue a su pueblo de Nazaret, pero la mayoría de las veces es recibido con gozo y alegría, como Pedro, que le abría su casa de Cafarnaúm (Mc 1,29), o Zaqueo, que le invitó a ir a su casa, lo acogió muy bien (Lc 19,2) o como los discípulos de Emaús que le rogaron que no pasara de largo porque el día ya declinaba(Lc 24,29), o como Marta y María, que nos dice el evangelio de hoy (Lc 10,38-42). Jesús es recibido admirablemente en casa de Marta y María, con sus amigos se encontraba muy bien, descansa y abre su corazón a las personas que le amaban. Jesús quería a Marta y María.

Practicar la hospitalidad

En esta vida moderna, cada día hay menos hospitalidad. Cada cual "va por las suyas", y muchas veces no queremos conocer a más gente para qun no nos molestes y no ser hospitalarios. Mirad la relación que hay entre vecinos. Muchos ni se conocen. A veces, hay un difunto en la misma escalera y los vecinos ni se enteran.

En estos días de verano, en los que las familias se visitan y los amigos se encuentran, procurad ser hospitalarios y amables. El amor se manifiesta en cosas pequeñas.

Muchas personas se encontrarán en las ciudades y en los pueblos. Es un motivo para practicar la hospitalidad y la caridad. San Benito, en su Regla, dice que los monjes reciban al huésped como si fuera el mismo Jesucristo.

16any2_p.JPG (54236 bytes)La actitud de Marta

Otra idea que quiero subrayar es que imitéis a Marta en su trabajo, pero no en su angustia. Me imagino a Marta yendo de un lado a otro de la casa, preparando la comida, la mesa, las bebidas; sudando, cansada, mirando de reojo a su hermana y al grupo que escuchaba a Jesús, riendo, charlando, pasándolo bien, y ella tan ocupada, tan angustiada, ahora diríamos: tan estresada. Llega un momento en el que ya no se aguanta más y dice a Jesús: ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola en el servicio? Jesús, sonriendo le contesta que se ha puesto demasiado nerviosa y atosigada, que su hermana ha escogido la mejor parte.

-Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en la tarea? Dile que me ayude. Pero el Señor le contestó: -Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará (Lc 10, 40-41).

Jesús no critica el servicio generoso y abnegado de Marta, sólo le advierte del peligro que conlleva el inquietarse demasiado.

Los que vivimos en la ciudad, muchas veces vamos angustiados. Siempre corriendo y no tenemos tiempo para nada. ¡Cuántas veces hemos oído quejarse a los matrimonios que no tienen tiempo para estar un buen rato juntos, para dedicarse más a sus hijos y para descansar! Estamos tan agobiados por tantas cosas del mundo que no tenemos tiempo para dedicarlo a los valores espirituales. ¡Cuántas personas no tienen tiempo ni para ir a misa, o la dejan porque están demasiado atareadas, como Marta!

Que las vacaciones sean unos días de descanso, unos días para dedicarlos a la familia, a los amigos, para leer, y sobre todo, para contemplar las maravillas que Dios ha hecho en este universo, para que las disfrutemos.

María ha escogido la mejor parte, y nade se la quitará (Lc 10, 41).

La tercera idea es que imitéis más a María, que sentada a los pies de Jesús le escucha, aunque no lo parezca, ha escogido lo más difícil, ¡nos cuesta estar sin hacer nada!, pero escuchar a Jesús es la mejor parte. Hemos de parar la actividad, el trabajo cotidiano, dejar de hacer muchas cosas para poder escuchar al Señor. Verdaderamente, ¡sólo una cosa es necesaria! María es una mujer de fe, y sabe dejar lo que le ocupa y escuchar Jesús.

Marta preparaba lo que era necesario para que Jesús pudiera comer y estar bien, María estaba sentada a los pies de Jesús. Si Marta no hubiera preparado las cosas para comer, no hubieran podido obsequiarlo. Jesús lo ve y solamente le dice que no vaya tan agobiada.

Marta servía a Jesús. María escuchaba atentamente a Jesús y Jesús alaba su actitud. Marta es santa y María también. Las dos cosas son necesarias y se complementan, hemos de aprender a equilibrarlas: servir y escuchar al Maestro.

Todos tenemos que ser cono Marta y María contemplativos, porque la fe es apertura hacia Dios, y activos, porque la fe es compromiso de apertura al hermano. Nuestra contemplación nos ha de llevar a transmitir a los hermanos lo que hemos contemplado para que se haga patente y práctico el servicio.

Ejemplo

Un amigo invitó a cenar a otro amigo. Le preparó una buena cena y estuvieron muchas horas hablando. Cuando acabaron, el amigo le preguntó si le había gustado la cena y si lo había pasado bien. Él respondió que sí, por las dos cosas, por la cena pero sobre todo por el bueno rato que había pasado hablando. Y añadió, sólo por cenar no hubiera venido. He venido más por disfrutar de tu compañía.

Jesús nos convida también a la cena eucarística, quiere que comamos su carne y bebemos su sangre y que gocemos de su compañía, de su amistad, que dialoguemos con Él.

La Misa nos dará fuerzas por testimoniar nuestra fe y para poner en práctica nuestro compromiso de amor a los hermanos. La oración será total si incluimos también a los hermanos. La caridad estará bien fundamentada si está motivada por lo que hemos escuchado y orado con Jesús.

Consecuencia práctica

Si dedicamos un tiempo a Dios, él nos hablará. Puede ser en la playa, en el mar, o en la montaña. El Señor habla siempre, lo que importa es que nosotros sepamos escucharlo.

Que sepamos escuchar al Señor en estas vacaciones.

¡FELICES VACACIONES!

ORACIÓN

Quiero disfrutar de vuestra amistad.

Jesús tu sensibilidad es admirable.

Admiro tu amistad con Marta y María;

tu trato espontáneo y familiar.

Valoras mucho más nuestra presencia y compañía

que todas las cosas que te podemos dar.

Marta deseaba prepararte una comida deliciosa.

María, en cambio, te ofrecía su presencia

y su conversación amistosa contigo.

Cuando Marta se pone nerviosa y se queja

tú, con serenidad y buen humor

le haces comprender que lo que más necesitas es estar y conversar con ellas.

Como Marta, a menudo me preocupo excesivamente

por las cosas que te quiero ofrecer,

o las oraciones que te quiero decir.

Hazme comprender que lo más importante

es que esté contigo, que te escuche

y te abra el corazón con sencillez.

Ayúdame a disfrutar de tu amistad.