DOMINGO VEINTIDOS DURANTE EL AÑO - Ciclo C
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22any1_p.JPG (30358 bytes)Introducción

Como algunos ya hemos vuelto de vacaciones, deseo, en primer lugar, que mis primeras palabras sean de acción de gracias por los días de descanso que hemos pasado, y por encontrarnos aquí, de nuevo, reunidos en esta Comunidad Parroquial, para glorificar a nuestro Padre del cielo, amar a Jesucristo y seguir sus admirables enseñanzas.

Comentario del evangelio

Fácilmente podamos hacer la composición de lugar del evangelio que hemos escuchado.

El evangelista hace notar que era sábado, el día de fiesta de los judíos, día en que escuchaban la palabra de Dios en la sinagoga. Al salir de la sinagoga, después del oficio religioso, era costumbre. celebrar la fiesta con una comida

Un sábado entró Jesús a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos (Lc 14,1). Jesús tenía muchos amigos, uno era este notable fariseo que le había invitado a participar de su mesa. Es una forma de manifestar abiertamente al amigo una intimidad y confianza, poder hablar con anchura y tranquilidad, sentarse a la misma mesa y después "hacer la sobremesa".

Según costumbre oriental, además de los invitados, podían estar presentes otros personas curiosas, mirando lo que se hacía o también, quizás, criticando. El evangelista dice que observaban a Jesús, y también él se daba cuenta de lo que pasaba.

Cuando acabaron de comer, que seguramente sería muy buena la comida, todos estaban contentos y alegres, algunos, y por no decir todos, esperaban que Jesús dijera unas palabras. Como suele pasar durante las bodas entre nosotros, esperaremos que el novio y la novia se levanten y dirijan la palabra a los invitados.

Es muy posible que alguien preguntara por el reino de los cielos, qué era y qué había que hacer para entrar.

Jesús aprovecha la ocasión por exponer sus enseñanzas sobre la humildad, a partir de algunas actitudes.

22any3_p.JPG (33165 bytes)Jesús observó cómo los invitados escogían los mejores puestos, les hizo esta recomendación (Lc 14,7).

Jesús, que era muy práctico, tomó el ejemplo de lo que se estaba celebrando y de lo que había visto.

Mirad, el reino de los cielo puede compararse a un banquete, donde hay mucha alegría, pero fijaos buen, cuando entréis, no te pongáis en el lugar preferencial, como habéis hecho algunos, que casi os habéis peleado por ocupar los primeros puestos, porque en el reino de los cielos, los primeros serán los últimos y los últimos los primeros.

Jesús era un gran pedagogo

Jesús conocía muy buen el interior del hombre y el orgullo que suele albergar en su corazón.

Nos cuesta mucho:

dar la razón a la persona con quien hablamos, aunque veamos que no la tenemos nosotros,

servir a los otros, siendo que vemos a Jesús que no ha venido a ser servido sino a servir y lavar los pies de los discípulos, ¡lavadlos también vosotros!,

ocupar el último lugar.

22any4.JPG (19572 bytes)Todos queremos ser los primeros, ser servidos, tener siempre la razón.

Cuando el marido o la esposa quiere tener siempre la razón, el matrimonio se rompe, también la amistad entre dos amigos, cuando un de ellos siempre la quiere tener.

En tiempo de elecciones uno escucha la cantidad de barbaridades que se dicen unos a otros, para hacer que fracase el contrincante y pueda sobresalir primero el que habla. Aunque muchas veces sepa que lo que promete no lo podrá realizar.

La tendencia de la mayoría de las personas es querer figurar, aparecer como los primeros y los más importantes: en la manera de vestir, en la marca del coche y en muchas otras cosas.

Jesús nos dice que seamos humildes

Verdaderamente, Jesús va contracorriente al proponernos la virtud de la humildad.

La virtud de la humildad no está de moda. Reconocer que todos los hombres, delante de Dios, somos iguales y hermanos no es cosa fácil. Reconocer que si eres algo más, o sabes más que tu hermano, pongo por ejemplo, en ciencia o estudios, lo debes a Dios. Todo lo que tenemos es don gratuito de Dios, y lo hemos de poner al servio de nuestros hermanos

San Pablo escribe: Pues, ¿quién te hace superior a los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido? (1Cor 4,7).

Algunos textos del Nuevo Testamento sobre la humildad

Jesús nos dice:

Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón (Mt 11,29).

Porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado (Lc 14,11).

Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos (Mc 10, 14).

Las personas humildes agradan a Dios. El mayor ejemplo lo tenemos en la Virgen María, ella nos dice: Porque ha mirado la humildad de su sierva (Lc 1, 48).

San Pedro escribe: Sed humildes en vuestras relaciones mutuas, pues Dios resiste a los soberbios, pero concede su favor a los humildes (1Pe 5,5).

Importancia de la virtud de la humildad

La humildad implica por un lado, la valoración de sí mismo y de los otros. La persona humilde se ve a sí misma en su justo valor así como a los demás.

La persona humilde es un encanto de persona. Las personas humildes nos resultan más agradables, nos ganan el corazón y fácilmente se conecta hay una sintonía con ellas. A la persona orgullosa fácilmente se la detesta.

Las personas humildes son admiradas por su sencillez y son apreciadas por su buen trato.

La humildad nos hace bien a nosotros mismos, nos ayuda a reconocer nuestras debilidades, nos ahorra muchos disgustos y nos llena de paz y armonía en nuestro interior.

Nosotros al empezar la Eucaristía rezamos el "yo pecador" porque reconocemos que somos pecadores, y antes de ir a comulgar también reconocemos nuestra indignidad. "Yo no soy digno que entres en mi casa".

La realidad, es que cuesta mucho ser humilde, aunque, como dice santa Teresa: la humildad es la verdad. La humildad es el camino elegido por Dios para entrar al reino del cielo.

La virtud de la humildad no solamente es válida para gozar de la vida eterna, sino también para vivir mejor aquí a la tierra.

Otra lección del evangelio de hoy

La segunda lección que nos da Jesús es que no debemos dejarnos motivar por la astucia de invitar para ser invitados, favorecer para ser favorecidos, dar para recibir. Fijaos en las palabras de Jesús. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados y a los ciegos. ¡Dichoso tú si no pueden pagarte! Recibirás tu recompensa cuando los justos resuciten (Lc 14,13-14). Estas palabras son fuertes y me gustaría saber cuántos cristianos las ponen en práctica.

Consecuencia

La palabra de Dios ha de penetrar en nuestros corazones para ponerla sinceramente en práctica, por eso os propongo que hagamos todos un examen de conciencia para reconocer nuestro orgullo y cómo practicamos esta virtud tan hermosa de la humildad. Y si en estas vacaciones habéis hecho algún viaje, y habéis gastado más en cosas superfluas, o por el contrario os habéis acordado de los pobres, de los cojos y ciegos que no os lo pueden devolver.

¡OS DESEO PASÉIS UN BUEN DOMINGO Y UNA BUENA SEMANA!