DOMINGO VEINTICINCO DURANTE EL AÑO - Ciclo C
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25any2_p.JPG (39069 bytes)Empiezo haciendo una aclaración sobre la parábola que acabamos de escuchar. Esta parábola del administrador que estafa y que es despedido de su trabajo, siempre nos deja algo perplejos, ya que nos cuesta entender que Jesús alabe esta actuación diciendo que ha obrado muy bien. Y el amo alabó a aquel administrador inicuo, porque había obrado sagazmente. Y es que los que pertenecen a este mundo son más sagaces con su propia gente que los que pertenecen a la luz (Lc 16,8).

Objetivo deseado

La verdad es que, el administrador para conseguir lo que quería lo hizo "la mar de bien". ¿Qué quería aquel administrador? Sabía que su amo lo iba a despedir, por eso se las ingenió para poder vivir sin trabajar. Primero estafó a su amo directamente, y después indirectamente, para conseguir amigos que pudieran ayudarle, no le importó hacer lo que fuera. ¿Cuánto debes a mi amo? Le contestó: "Cien barriles de aceite". Y él le dijo: "Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta" (Lc 16,5-6).Para conseguir su objetivo obró con mucha astucia. Infiel pero inteligente.

Para muchas personas su objetivo primario es pasarlo bien. Si somos realistas el dinero ayuda, lo necesitamos para vivir. Nuestra sociedad está fundamentada en el dinero. Antes, cuando no existía el dinero, para adquirir alguna cosa se hacia a cambio de otra, ahora ya no ocurre así. Nuestro primer objetivo, como cristianos que somos, no tiene que ser el dinero, sino, como nos dice el evangelio, ser hijos de la luz, vivir el amor de Dios, ser felices con la felicidad de Jesús, en definitiva, ser cristianos de verdad.

Jesús quiere que seamos inteligentes

Y ahora viene la segunda pregunta: ¿somos tan inteligentes como el astuto e infiel administrador? Jesús quiere que sus seguidores sean sensatos y estén despiertos, no infieles y tramposos. Quizás, nuestra vida es sólo "ir pasando", sin pensar en el mañana, no me refiero de este mundo sino de la vida eterna.

Uso del dinero

El cristiano debería hacerse esta pregunta: ¿Cómo nos hacemos servir del dinero? Es legítimo tener y conseguir dinero porque lo necesitamos para nuestra vida, para el bienestar de nuestra familia y para el progreso del mundo. Incluso para dar a conocer a Jesucristo se necesita dinero. Todo depende del uso que hagamos de él.

No seamos esclavos del dinero

Hay personas que se dejan esclavizar por el dinero, muchas veces como consecuencia de un vicio. Hay familias que tienen, por ejemplo, un hijo drogadicto, y les cuesta mucho ahorrar algo de lo que ganan con su trabajo. Hay familias que viven mal por cuestiones de herencias, hay personas que gastan más de lo necesario y después no pueden pagar las deudas, esta es una de las causas por la que viven mal.

Jesús nos invita a hacernos esta pregunta: Nosotros ¿qué hacemos con el dinero? ¿Para qué sirve el dinero? Para muchas personase, como para el administrador, el dinero sirve para vivir bien, para tener muchas cosas y, a veces, malgastarlas. Por ejemplo, personas que cambian los muebles, el coche, los vestidos, etc. sin necesidad. A veces que traen ropa para darla a los pobres y todavía está con la etiqueta de compra, lo cual que quiere decir que ni la han estrenado.

También sirve para satisfacer el egoísmo, de este modo es motivo de envidia y rencores.

Pantocrator. Monestir de les benedictienes de la nativitat de N.S.J.C. (Madrid)Actitud del cristiano

En cambio, para el cristiano, el dinero ha de servir, lo diré en pocas palabras, para cumplir la voluntad de Dios, y esta voluntad de Dios es que todo el mundo tenga lo necesario para vivir, que los pobres puedan salir de su pobreza, que nadie quede al margen de la sociedad, que nadie se sienta infeliz y destrozado porque no sabe como seguir en su vida.

No olvidemos que los bienes que Dios nos ha dado hemos de darles un destino universal. No somos dueños, sino sólo administradores. Recordad las palabras de san Pablo: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Si lo has recibido ¿por qué te vanaglorias?

En los planes de Dios, nos constituimos en injustos, poseedores exclusivos, mientras nos cerramos a las necesidades de los negligentes.

Una señora, que era muy rica, decía que ya estaba cansada de ver personas desnudas y hambrientas por la televisión, y esto que era muy rica. Era muy egoísta, nunca hacía caridad, aunque se tenía por muy cristiana.

A la postre, lo que Jesús nos quiere decir en este evangelio se resume en esta conocida frase del final: Ningún criado puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará a otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16,13).

Para acabar os relato una pequeña historia: Había un labrador que tenía tres jarras, una de madera, otra de plata y la otra de oro. Preguntó a su hijo pequeño qué jarra era la mejor para conservar el buen vino. Le respondió que la jarra de oro. Él le dijo que no, la de madera era la mejor. Esto mismo os digo a vosotros: Tened no un corazón de oro, ni de plata, sino un corazón humilde para conservar el vino de la palabra de Dios.

Eucaristía y compromiso social del cristiano

Cuando vamos a comulgar partimos y comemos el Pan de la Eucaristía, también hemos de partir nuestro pan con los pobres y necesitados. La unión con Cristo nos compromete a vivir en comunión con nuestros hermanos, especialmente con las personas que están en apuros, ayudándoles a resolver los sus problemas.

Jesús nos dice: Vended vuestras posesiones y dad limosna. Acumulad aquello que no pierde valor, tesoros inagotables en el cielo, donde ni el ladrón se acerca ni la polilla roe. Porque donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón (Lc 12,33-34).

¡QUE PASÉIS UN BUEN DOMINGO!