DIOS ES AMOR
(1 Jn 4,8)
Empezaré
explicando qué es una señal.
Una señal es
una indicación que nos enseña algo.
Si os fijáis,
cuando se conduce un coche, se ven por la carretera muchas señales: señales de stop, de
girar a la derecha o la izquierda, etc., otras indican cuando se ha de que parar, o ir con
cuidado. Si ves humo, es señal de que puede haber fuego. Donde hay humo hay fuego. el
humo no es el fuego, sino una señal. Hay muchas señales o signos. Una bandera es una
señal o signo, un emblema es una señal, etc.
Si
preguntáramos cuál es la señal del cristiano, la respuesta que podría darse es que,
principalmente, son dos las señales del cristiano. La primera es la señal de la cruz, y
la segunda, el AMOR, es lo que nos dice Jesucristo en el evangelio de hoy.
La cruz
señal del cristiano
Todo cristiano
tendría que llevar la cruz sobre su pecho y besarla. La cruz tiene que presidir nuestros
hogares. Donde haya un cristiano ha de estar la cruz de Jesucristo. Mirar la cruz, es
contemplar el amor de Dios hacia los hombres.
Tanto amó
Dios al mundo que entregó a su propio Hijo (Jn 13,34).
Jesucristo nos
dice que la señal más grande de amor es dar la vida. La contemplación de la cruz nos
recuerda lo que padeció Jesucristo por nuestra salvación y el amor del Padre hacia
nosotros.
El amor
señal del cristiano
La otra señal
es el amor.
Os doy un
mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así también amaos
los unos a los otros. Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos
que sois discípulos míos (Jn 13,34-35).
Amar es pensar
en el hermano para hacerle bien. Es darse a sí mismo, sacrificarse, si es necesario, por
la persona amada.
Así la persona
amada tiene la seguridad de que siempre se está de su parte, que puede dársele una mano
en los momentos difíciles, escucharle, comprenderle para que nunca se sienta sola.
Vosotros
podríais decirme que este precepto del amor ya existía.
Un día, un
doctor de la ley preguntó al Señor cuál era el primer mandamiento, y Jesucristo le
contestó: -El más importante es este: Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el
único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda
tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es este Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que éstos (Mc 12,29-31).
La novedad
del amor
Pese a esto,
Jesús dice que es nuevo, porque Él mismo es el ejemplo que hemos de imitar. Hemos
de amar como Cristo ha amado.
Dice el
evangelista Juan de Jesús: Era la víspera de la fiesta de la pascua, Jesús sabía
que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre. Y él, que había
amado a los suyos, que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el fin (Jn 13, 1).
Nuestra norma ha
de ser el mismo Jesucristo. Es nuevo, porque de ahora en adelante la señal del cristiano
será el amor. Conoceremos si una persona es cristiana, si ama de verdad.
La parábola del
buen samaritano es un ejemplo muy gráfico de como hemos de amar. El samaritano posee
cuatro actitudes que hemos de imitar en el amor al hermano:
Dio dinero al
hostelero, para que cuidara del que había caído en manos de los bandoleros.
San Pablo nos
dice que, aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y si
entregara toda su vida pero no tuviera caridad, seria como un metal que resuena.
El amor es
paciente y bondadoso; no tiene envidia, ni orgullo, ni jactancia. No es grosero, ni
egoísta; no se irrita ni lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que
encuentra su alegría en la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
aguanta (1 Cor 13,4-7).
Los santos y las
personas que han amado de verdad dicen lo mismo.
Los primeros
cristianos se distinguían por el amor, los paganos los admiraban por esto mismo y
decían: Mirad cómo se aman.
Un ejemplo del
siglo veinte, lo encontramos en la hermana Teresa de Calcuta, toda ella se dada a los
pobres y daba a conocer a Jesucristo, su vida fue un mensaje de amor.
Hay personas que
sobresalen por su caridad y estas son los verdaderos cristianos.
No todos estamos
llamados a sobresalir como la hermana Teresa, pero sí que todos estamos obligados a amar,
como Cristo nos ha amado.
Algunos
ejemplos
Cuando
viene a verme alguna persona y me dice que en su escalera hay una familia muy cristiana y
muy buena, porque sobresale por la caridad, pienso que todas las familias y personas
cristianas tendrían que sobresalir por la caridad.
Nuestra iglesia
no tiene el atractivo que tendría que tener, porque no sabemos presentarla como una
comunidad de amor a Jesucristo, enjugar con
amor las lágrimas de los ojos de nuestros hermanos que sufren y participar también de
sus alegrías.
Para acabar os
quiero invitar a hacer un pequeño examen, y que os preguntéis si los demás ven en
nosotros las dos señales del cristiano, que he querido presentaros en este comentario del
evangelio.
¡Que paséis un buen domingo y una buena semana!