DOMINGO QUINTO DE PASCUA - Ciclo C
(sólo texto, para imprimir)

pasqua5_p.GIF (45493 bytes)JESÚS EJEMPLO DE AMOR

El evangelio de hoy nos recuerda el gran mandato de Jesús. Dime como amas y te diré si eres discípulo de Jesús. La señal para conocer si somos cristianos es el amor.

Una anécdota

Cuando san Juan Evangelista era ya muy anciano, tendría unos noventa años y, según la tradición estaba ya a punto de morir, se le acercaron sus discípulos y le preguntaron por qué siempre les decía lo mismo, era el sermón del amor. San Juan contestó: Porque este es el precepto del Señor. Amaos los unos a los otros, como yo os he amado (Jn 13,34).

Este es el testamento de Jesús

Jesús nos dice que nos ama hasta el extremo, y que nos hemos de amar como Él nos ha amado. Era la víspera de la fiesta de la pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre. Y él, que había amado a los suyos, que estaban en este mundo, llevó su amor hasta el fin (Jn 13,1).

Dios me ama. Jesús, que es Dios, me ama hasta el fin. Los santos son las personas que han sobresalido en el amor. Se han sentido queridos por Dios y han amado a sus hermanos de verdad. Para ser santos hemos de ser conscientes de que Dios nos ama, que me ama a mí particularmente, y de verdad.

Sentirse profundamente amado por Dios

El amor más grande que hay en la tierra es el amor de la madre. Este amor de madre no se puede comparar con el amor de Dios. Si no somos ciegos, fácilmente veremos que Dios nos ama.

Toda la creación, con su inmensa grandeza, es para que las personas disfrutemos de su belleza, es una señal del amor de Dios.

Toda la historia de salvación es también una señal del amor de Dios pero, la manifestación suprema, última e insuperable de su amor la encontramos en la persona adorable de Jesús. San Juan nos dice: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16).

Jesús ha dado su vida por nosotros muriendo en la cruz y, como Él mismo dice: Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos (Jn 15,13).

Amor a los hermanos

Si solamente amáramos a Dios, no seríamos cristianos de verdad. Hemos de amar a Dios y a los hermanos. Amaos los unos a los otros, como yo os he amado (Jn 13,34).

El Señor nos quiere enseñar, de manera muy práctica, cómo debe ser el amor a nuestros hermanos, y lo hace de una forma muy sencilla. Cuando estaban cenando, el Jueves Santo, se levantó, se quitó el manto y se ciñó con una toalla y, con una palangana, empezó a lavar los pies a sus discípulos.

Mirad al Maestro, al Hijo de Dios, a Jesús arrodillado, lavando los pies a Judas, el traidor, a Pedro, que lo negará tres veces, a Juan el discípulo amado, y a los demás apóstoles.

Fácilmente podamos comprender las razones por las que Pedro no quiere que Jesús le lave los pies. Pero Jesús insiste y se los lava. Para que los Apóstoles y nosotros aprendamos la gran lección de humildad que nos da. Pues bien, si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo mismo unos con otros. Os he dado ejemplo (Jn 13,14-15).

Jesús, cuando te veo arrodillado lavando los pies, descubro tu grandeza, tu amor, porque el amor se manifiesta en el servicio y en la humildad.

Hablamos mucho de amor, pero muy poco de humildad y servicio. Por esto, hermanos, hay tanta carencia de amor en el mundo, porque no puede haber verdadero amor sin humildad y entrega.

Aprendamos la gran lección que Cristo nos da. Dios nos ama hasta el extremo, y el amor a los hermanos debe ir acompañado de la gran virtud de la humildad y de sacrificio.

Ejemplo de amor de un gitano

El día 4 de mayo de 1.997 miles y miles de gitanos aclamaban al Papa. Y, ¿por qué? Porque el Papa beatificaba al primero gitano. También los gitanos pueden ser santos.

Ceferino Jiménez Malla, gitano de setenta y cinco años de edad, conocido con el apodo de "Pelé", fue detenido por milicianos a comienzos de la guerra civil, en mil novecientos treinta y seis, en Barbastro, cuando intentaba defender a un sacerdote que iban a matar. Tras dos semanas en la prisión, fue fusilado por no querer desprenderse de un rosario que siempre llevaba. Murió con él gritando !Viva Cristo Rey!

El Papa dijo: "Fue mártir de la fe, apretando contra su pecho el rosario que rezaba todos los días, con una devoción, tiernamente maternal, a Maria". Pidamos al gitano Ceferino que también nosotros sepamos dar la vida por Jesucristo.

Si Jesús nos da un mandato como la señal del cristiano, también nos da la capacidad de ponerlo en práctica. En la eucaristía y en la misa encontraremos la fuerza para que el mandato no sea una entelequia, sino una práctica constante del cristiano.

Mi alma se ha empleado,
Y todo mí caudal en su servicio,
Ya no guardo ganado,
Ni yo tengo otro oficio
Que ya sólo en amar es mí ejercicio.

(Del Cántico de san Juan de la Cruz)

Oración

Haz, Señor que mi vida sea un espejo de amor a Dios y a los hombres.