VIDA DE LA VIRGEN MARÍA

 

Introducción

EL concilio Vaticano segundo, en la declaración dogmática sobre la Iglesia, dice de María: Redimida de modo eminente, en previsión a los méritos de su Hijo, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser Madre d Dios Hijo, y por eso es hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu (LG 53).

También es inmaculada desde su concepción en previsión a los méritos de Jesucristo.

Hoy, fiesta de la Virgen María, os quiero presentar, desde el evangelio, y de una forma sencilla, la vida de María, porque, del mismo modo que conocemos el nacimiento de la nuestra madre de la tierra y su vida, conozcamos también el nacimiento y la vida de nuestra madre del cielo

LA VIDA DE NUESTRA MADRE MARIA

María, una joven de Nazaret

Sabemos que María vivía en Nazaret cuando el arcángel Gabriel fue a proponerle ser madre de Jesús, y ella dijo que no conocía varón.

María acepta ser madre de Jesús y su maternidad empieza en Nazaret.

También sabemos que José, su esposo, la recibió en su casa y, como todo buen esposo que la quería de verdad y la respetó.

Anunciación

María era una joven de pueblo, llevaba una vida normal, era virgen y muy virtuosa e iba a la sinagoga de Nazaret cada sábado, como buena israelita, para escuchar la palabra de Dios.

Dios la predestinó a ser la madre de Jesús, por eso el arcángel san Gabriel le propuso ser madre de Jesús y esperó que ella respondiera y aceptara. Ella dialogó con el arcángel, y le contestó que no conocía varón, y el arcángel le explicó, que concebiría por obra y gracia del Espíritu Santo. Así que aceptó ser madre de Jesús y respondió con estas palabras: ?Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices. Y el ángel la dejó (Lc 1,38).

(Qué bonito es ver a una joven tan sencilla y humilde dialogando con un ángel del Señor!

José la visita

José, sea por sí mismo o por alguna vecina, notó que María esperaba un hijo, sabía que aquel hijo no era suyo, entonces decidió deshacer el compromiso que tenía con María. Cuando ya lo había decidido, un ángel del Señor se le apareció, y le dijo, que no tuviera ningún inconveniente en aceptar a María, como esposa, porque había concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. (Mt 1,18-25).

La fuente de la Virgen

Si vais a Nazaret encontraréis la fuente de la Virgen, que, según la tradición, allí iba María a buscar agua.

María en Ain-Karim

María supo por el ángel que su prima Isabel esperaba un hijo, y ella, muy decidida, se fue deprisa a ayudarla a Ain-Karim.

En esta ciudad vivían Isabel y Zacarías, padres de Juan Bautista. Está situada a pocos kilómetros de Jerusalén.

El evangelista nos describe esta visita, y cómo Isabel, con gran alegría dijo: Pero, )cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? (Lc 1,43).

La narración de Lucas es muy bonita, dice que el niño saltó de gozo en el seno de Isabel, y que ella quedó llena del Espíritu Santo. Maria proclamó el Magníficat que es un canto de alabanza a Señor.

María en Belén

Nacimiento de Jesús

Sabemos que Jesús nació Belén, donde fueron sus padres a empadronarse, cumpliendo así el mandato de César Augusto, que mandó empadronarse a todo el mundo.

Encontramos a José en Belén, acompañando a María en la cueva, está junto a su esposa, la madre del Hijo de Dios que acababa de nacer.

También sabemos, que María, con amor maternal, envolvió a Jesús en pañales y lo recostó en un pesebre.

Podemos imaginarnos la alegría que tendrían este matrimonio de José y María, al contemplar a Jesús recién nacido, a sabiendas de que era el Hijo de Dios.

De la muerte de José no sabemos nada, ni de su edad. Todo lo referente a este punto es difícil probarlo

María en Jerusalén

Nacimiento de María

)Dónde nació María? No lo sabemos con exactitud, aunque la tradición nos dice que sus padres, Joaquín y Ana, vivían en Jerusalén y allí debió nacer María, después la presentaron en el Templo de Jerusalén a la edad de tres años, como consta en el protoevangelio de Santiago del siglo II.

La Iglesia celebra su presentación el día veintiuno de noviembre,

Si vais a Jerusalén, podréis visitar la iglesia dedicada a santa Ana, edificada donde estaba la casa de Joaquín y Ana, los padre de la Virgen, y veréis una imagen de la Virgen niña

Presentación de Jesús en el templo y purificación de María

A los cuarenta días del nacimiento de Jesús, María y José subieron a Jerusalén para cumplir lo que mandaba la ley de Moisés. Consagrar a Jesús, purificar a María y ofrecer un par de torrtolas y dos pichones.

Fueron recibidos por el venerable anciano Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la liberación de Israel, sería consolado, y tenía el don del Espíritu Santo. También lo recibió la venerable anciana Ana, de ochenta y cuatro años, muy contenta hablaba del niño Jesús a todas las personas que esperaban la liberación de Jerusalén. (Lc 2 21-38).

Van a Jerusalén y después se vuelven a Nazaret

Tras ofrecer Jesús al Señor y purificarse María, los padres de Jesús volvieron a Galilea, su pueblo. Fue en Nazaret donde el niño crecía y se fortalecía; estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios (Lc 2,40). Hay que subrayar que Lucas dice que Nazaret era su pueblo.

Antes de volver a Nazaret los padres de Jesús y el niño fueron a Egipto. Así es como nos lo dice el evangelista Mateo. Lucas no describe este episodio de la fuga a Egipto, sino que directamente volvieron a Nazaret

La sagrada familia fue de Belén a Egipto y después volvió a Nazaret

O sea que, José y María, desde Belén, donde ido por empadronarse, fueron a Egipto, porque Herodes quería matar al niño y cuando éste murió, un ángel del Señor se apareció a José y le dijo queya podían volver a Nazaret.

Dice el evangelista Mateo: Se estableció en un pueblo llamado Nazaret. De esta manera se cumplió lo anunciado por los profetas: que sería llamado nazareno Mt 2,2).

Jesús entre los doctores de la ley

Encontramos a José y María en Jerusalén, el niño Jesús se quedó al Templo y su madre y su padre, llenos angustia lo buscaron. Lo encontraron en el templo discutiendo con los doctores de la ley.

Quiero hacer notar cuando María dice: Tu padre y yo, refiriéndose a José, padre de Jesús (Lc 2,41-53).

Maria en Caná de Galilea

María y Jesús fueron invitados a una boda en Caná de Galilea, donde realizó un buen cometido.

Fácilmente podemos imaginarnos a María, sentada en la mesa conversando con los otros invitados, y quizá también ayudando a los que servían la mesa.

Generalmente las mujeres son más observadoras que los hombres, ella notó que algo pasaba y preguntó a los criados, y contestaron que se les había acabado el vino. Quizá porque los invitados bebieron demasiado, o quizá porque asistieron más personas de las que habían previsto. La cuestión es que no tenían vino. Ella, con un poco de atrevimiento y, como madre decidida, pidió un milagro a Jesús y él, aunque no había llegado su hora, la complació, y realizó su primer milagro. Convirtió el agua en vino.

Las palabras de María: Haced lo que él os diga, pueden servirnos a nosotros como norma práctica para nuestra vida cristiana (Jn 2, 1-10).

María quería ver Jesús

María no se quedó en Nazaret cuando Jesús empezó su vida pública.

María, estando en algún lugar que ignoramos, quería ver a Jesús, y no podía porque había muchas personas escuchándolo. San Lucas escribe. Entonces se presentaron su madre y sus hermanos, pero no pudieron llegar hasta Jesús a causa del gentío. Entonces le pasaron aviso. -Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte (Lc 8,19-20).

Alabanza a la madre de Jesús

Jesús estaba predicando cuando una mujer, de la cual no sabemos su nombre, hace un grande elogio de la madre de Jesús. Dice el evangelista Lucas: Cuando estaba diciendo esto, una mujer de entre la multitud dijo en voz alta: ?Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron (Lc 11,27).

María al pie de la cruz

Encontramos también María, en Jerusalén, al pie de la cruz. La madre, no podía dejar solo a Jesús en los momentos más tristes de su vida, por eso la vemos al pie de la cruz y con su presencia consolando a su amado hijo.

Jesús, antes de morir, se despidió de su madre, dándole como hijo al apóstol Juan evangelista.

Jesús estaba clavado en la cruz, y miró a su madre llena de dolor y tristeza. La madre le correspondió con una mirada maternal, y Jesús, a sabiendas de que la dejaba sola, la recomendó a san Juan para que cuidara de ella, diciéndole::Ahí tiene a tu madre. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya (Jn 19,27).

María y la resurrección de Jesús

No consta por el evangelio, que Jesús se apareciera a su madre, pero no sería temerario afirmar, que la primera aparición del resucitado fuera para su querida madre. Los evangelistas cuando hablan de la Virgen María son muy sobrios.

María en el cenáculo

Los apóstoles, después de la ascensión de Jesús, antes de empezar a predicar, esperaron la venida del Espíritu Santo, tal y como Jesús les mandó y los encontramos reunidos orando con María, la madre de Jesús (Hch 1,14).

Loreto

Si vais a Loreto, Italia y entráis a la basílica de la Anunciación, veréis la casa de María de Nazaret. La tradición, dice, que los ángeles la trasladaron desde Nazaret a Loreto, el año 1294

Actualmente es un centro de peregrinación.

Éfeso

Si vais a Éfeso, en la cima de una montaña podréis ver la cama donde murió María y, desde de allí subió al cielo en cuerpo y alma. Pío XII lo declaró dogma de fe el día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, del año 1950.

No se sabe exactamente donde murió María. Una hipótesis dice que puedo ser entre Éfeso y Jerusalén. En Jerusalén existe una basílica, que recuerda la muerte de Maria.

María en la Iglesia

La presencia de la Virgen no ha faltado nunca a la Iglesia. El papa Pablo VI quiso que María fuera proclamada Madre de la Iglesia, y así es como, la proclamó el Concilio Vaticano II: MADRE DE LA IGLESIA.

Pensad en los innumerables santuarios y templos dedicados a la Virgen María en todo el mundo: Montserrat, el Pilar, Covadonga, la Macarena, etc., etc.

María madre y nuestra

La Iglesia ve en san Juan una representación de todos los hijos de Dios, al encomendar a María a Juan con estas palabras: Ahí tienes a tu madre (Jn, 19,27). Así nos la dio a todos como madre espiritual, para que nos proteja en nuestra vida cristiana.

María en el cielo.

Se han dicho de vos cosas gloriosas, ¡oh Maria!;

hoy habéis sido exaltada

sobre los coros de los ángeles

y triunfáis con Cristo por siempre.

Amemos a María como buenos hijos, imitemos sus virtudes, y que ella nos acompañe en nuestro caminar hacia el cielo.

ORACIÓN

Desde este mundo os miramos, madre nuestra; escucha la plegaria de tus hijos; con fe, te rogamos por todos los hombres, perdona nuestros pecados, por Jesús muerto en la Cruz.