FESTIVIDAD DE SAN JUAN

Celebramos, hoy, la fiesta de san Juan. Una fiesta celebrada no sólo por la Iglesia sino por todo el pueblo catalán en la gran verbena y los fuegos que nos alegran la vida y la noche.

Nuestra presencia en el templo en esta festividad es para celebrar su nacimiento, y no sólo su nacimiento, sino también la alegría que tuvo Isabel cuando recibió la visita de su prima María, y el niño saltó de alegría en el vientre de su madre. Su nacimiento fue motivo de gozo para muchos, entre ellos, nosotros.

Juan fue elegido entre todos los profetas para señalar a Jesús como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y para bautizarlo en el río Jordán. Él, que es el autor del bautismo y del agua viva, tiene poder de salvación para todos los hombres.

Grandeza de san Juan

Por su santidad

Juan es grande, como nos dice Jesús: por su santidad. Algunos creían que era el Mesías. "¿Eres tú el que tenía que venir, o hemos de esperar a otro?" (Mt 11,3). Jesús dice de Juan: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre lujosamente vestido? Los que visten con lujo están en los palacios de los reyes. ¿Qué salisteis entonces a ver? ¿Un profeta? Sí, y más que un profeta(...). Os aseguro que entre los hijos de mujer no ha habido uno mayor que Juan el Bautista" (Mt 11, 7-11).

Juan es grande porque es un hombre humilde.

No se consideraba digno de desatar la correa de las sandalias de Jesús (Jn 1,27), y decía que convenía que Jesús creciera y él desapareciera (Jn 3,30).

Juan es grande porque da testimonio de Jesús.

El evangelista Juan nos dice que existió un hombre enviado por Dios, de nombre Juan, para dar testimonio de la luz (Jn 1,29). Toda la vida de Juan fue un testimonio de luz para todos los que le veían y le escuchaban.

Juan es grande porque dio la vida por Jesucristo.

Ya sabemos como murió degollado, por dar testimonio de verdad y por echar en cara a Herodes su mala conducta: "No te es lícito tener la mujer de tu hermano" (Mt 14,1-12).

Juan es grande porque nos indica el camino que lleva a Jesús.

Es la voz que clama en el desierto: "Preparad el camino al Señor" (Mt 3,3).

Nosotros también queremos ser grandes y lo seremos si somos santos como Juan el Bautista, y humildes como él, y sabemos dar la vida por Jesucristo.

¡Qué paséis un buen día de san Juan!