NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
(Sólo texto, para imprimir)

Roger Van der Weyden. Degollación de san Juan Bautista. Del Retablo de Miraflores. 77 X 48 cm.Antífona de la misa

Éste será grande a los ojos del Señor

y será lleno del Espíritu Santo

desde el vientre de la madre,

todo el mundo se alegrará de su nacimiento
(Lc 1,15).

Celebramos, hoy, la festividad del nacimiento de san Juan Bautista que la Iglesia le dedica dos días, el veinticuatro de junio y el día veintinueve  de agosto para meditar y considerar con atención la gran figura de san Juan que como dice Jesús es más que un profeta (Lc 7,26).

Juan es un hombre fidelísimo a su vocación, llamado desde el vientre de su madre, Isabel. Es el hombre que prepara dignamente los caminos del Señor, como el labrador prepara la tierra para que reciba la lluvia y dé mucho fruto.

Juan preparó la venida de Jesús predicando un bautismo de conversión y penitencia.

Es el mensajero del Señor: Y tú niño pequeño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos (Lc 1, 76).

¿Quién es Juan Bautista?

Juan es el precursor de Jesús (Hch 13,24).

Juan ya había predicado a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión (Hch 13, 24),

Juan es un testigo: Dios envió a un hombre que se llamaba Juan. Vino como testigo de la luz (Jn  1, 6 )

Giovanni di Paolo. Escenas de la vida de san Juan Bautista. Anuncio del nacimiento de Juan Bautista (Lc 1, 5-25)

Dios al  crearnos quiere que todos seamos santos y poseamos la vida eterna. Hemos sido creados para vivir eternamente con Él, después de  pasar una temporada más larga o más corta, aquí en la tierra. Dios no ha creado a nadie para ir al infierno.

San Pablo dice a los efesios: Nos escogió en él antes de la creación del mundo, para ser santos y sin mácula en su presencia (Ef 1, 4).

Para preparar el nacimiento de Jesús escogió a Juan Bautista, y a  sus padres Zacarías e Isabel.

Palabras del  arcángel Gabriel a Zacarías


En tiempo de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote que se llamaba Zacarías y su mujer Isabel. Los dos eran justos e irreprensibles en los mandatos del Señor, pero eran de edad avanzada y no tenían hijos.

Un día, Zacarías estaba en el  templo oficiando y le tocó entrar en el santuario para ofrecer incienso. Mientras estaba allí se le apareció el arcángel Gabriel y le dijo que Dios había escuchado su súplica y que tendrían un hijo, a quien le pondría por nombre Juan.

Juan Bautista será:

Una joya para sus padres.

Muchos se alegrarán de su nacimiento.

Será grande a los ojos de Dios.

Quedará lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.

Conducirá a muchos Israelitas al Señor, su Dios.

Irá delante del Señor con el espíritu y poder de Elías.

Así preparará para el Señor un pueblo bien dispuesto.

Aquí tenemos expuesta por el arcángel la gran misión de Juan el Bautista.

Gérard de Saint-Jean. San Juan Bautista. 42 X 28 cm.Duda de Zacarías

Zacarías dudó de las palabras del arcángel san Gabriel porque tanto él como su esposa eran ancianos y humanamente no podían tener hijos.

El ángel le respondió que quedaría mudo, sin poder decir nada, hasta el día que pasara todo esto.

El pueblo que estaba fuera al verlo  mudo, comprendió que había tenido una visión.

Zacarías volvió a su casa y después de algún tiempo Isabel quedó embarazada. Ella pensaba: ¡Cómo ha obrado en mí el Señor! Ha querido sacarme la vergüenza de no tener hijos.

María y el nacimiento de Juan Bautista (Lc 1,36)

María supo por el arcángel san Gabriel al proponerle ser madre de Jesús que su parienta Isabel tendría un hijo, pese a su vejez, porque para Dios no hay nada imposible.

María pensó que su parienta Isabel ya era mayor y necesitaría ayuda y sin pensarlo más determinó ir a ayudarla. Ella ya era  madre de Jesús y no mira su dignidad, sino la necesidad de su parienta y llena de caridad se dispone a ir a ayudarla.

María visita a Isabel (Lc 9-56)

María dejó Nazaret y fue con presteza a casa de Zacarías a la montaña de Judea y cuando llegó en la casa de Isabel la saludó, seguramente con un fuerte abrazo.

Isabel se puso  muy contenta. Y luego que oyó el saludo de María el hijo que llevaba en su vientre saltó e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. EL evangelista hace notar la presencia del Espíritu Santo y entonces gritó con todas sus fuerzas: ¡Eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!  Este saludo lo decimos cada vez que rezamos el avemaría.

Se pregunta quién es ella para que la madre de su Señor la venga a visitar. Reconoce que María es  la madre del Señor que lleva en su vientre.

Antonio Allegri da Correggio. La Virgen con el niño y san Juan. 48 X 37 cm. Isabel le contesta que después que ha oído su saludo el Niño, ha saltado de alegría  en su seno y le dice que es feliz de haber creído aquello que mi Señor te ha anunciado, en lo referente al nacimiento de Jesús, se cumplirá.

María le contesta en el magnífico canto del Magnificat dónde dice que el Señor ha mirado su pequeñez, y que desde  ahora todas las generaciones le dirán dichosa.

Entre ellos estamos nosotros y muchos cristianos que le aman y visitan sus santuarios para venerarla y pedirle la salud corporal y espiritual, como por ejemplo en las innumerables personas que visitan Lourdes y Fátima.

María reconoce que el Señor ha obrado maravillas en ella. La gran maravilla es que sea madre de Dios

Su humildad y sencillez le ha merecido ser madre de Dios y traer a Jesús en un cuerpo humano para que nos pueda redimir muriendo en una cruz.

María se quedó tres meses con ella y después volvió al pueblo de Nazaret para poder vivir, como esposa, con san José .

Hemos hecho nuestra consideración sobre el nacimiento de Juan Bautista dando gracias a Dios porque Él nos ha llamado a ser cristianos antes de nacer, como Juan fue llamado desde el seno de su madre para que preparara los caminos para recibir a Jesús.

También demos gracias a Dios porque hemos sido bautizados en el bautismo de Jesús.

Dadnos Señor la humildad de san Juan Bautista, que decía que no era digno de desatar la correa de la sandalia del Señor

Que paséis una buena fiesta de san Juan Bautista.