SOLEMNIDAD
DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (III)
Celebramos hoy la fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo.
El Jueves Santo
toda nuestra atención iba dirigida a la Pasión del Señor, con objeto de
perpetuarla hasta el fin de los siglos.
Jesús se ofreció como Cordero inmaculado y sacrificio perfecto de acción de
gracias.
Hoy, día del Corpus, Jesús se presenta, especialmente en este sacramento, como
el alimento, para que toda la humanidad sea iluminada por una sola fe y unida
por una sola caridad.
Preparación de la Cena Pascual
Jesús envía a dos de sus apóstoles,
Pedro y Juan, a preparar la Pascua.
Quería instituir la Eucaristía y despedirse de los apóstoles antes de sufrir la Pasión
Jesús no les dice el lugar sino que vayan a Jerusalén y encontrarán a un hombre
con un cántaro y que le pidan dónde el Señor quiere celebrar la última Pascua aquí en la tierra.
No les dice el lugar probablemente para que Judas no lo sepa. Les dice que
sigan a aquel hombre y él les enseñará el Cenáculo, situado en el primer piso
donde hay una sala con alfombras y cojines y bien adornada.
Los dos apóstoles fueron a comprar lo necesario para la comida: Un cordero
suficiente para trece personas, degollado en el templo, el pan sin levadura,
recordando el pan que los judíos comieron a la salida apresurada de Egipto, las
hierbas amargas, el vinagre, el vino y la salsa de color amarillo de almendras,
higos, dátiles preparados con vino, y el agua para lavar los pies.
Todo lo habían preparado con mucho
cuidado ya que aquella Pascua había tener mucha importancia para la Iglesia que
Jesús fundaría.
Cenar Pascual
Llega Jesús con los diez Apóstoles y lo encuentra todo preparado y después de
lavarles los pies empieza la Cena Pascual.
Empieza la Cena Pascual con la plegaria de los salmos. Eran del quince al
dieciocho los que rezaban en la Cena Pascual.
Seguramente Judas al empezar estaba
presente. No queda claro que estuviera hasta el final.
San Mateo dice que mientras comían Jesús dijo que uno de los que estaban sentado con Él lo traicionaría.
Probablemente Pedro y Judas estaban
sentados junto a Jesús.
Juan quería saber quién era el traidor, y como que no estaba junto a Jesús,
puesto que estaba Judas, por detrás le preguntó y Jesús le respondió: Quien
conmigo ha puesto la mano en el plato éste es el que me traicionará.
Por esto Jesús no le dice claramente quien era sino de una manera que Juan lo
entendiera bien.
Institución de la Eucaristía
San Pablo (1Cor 11-23) nos dice que según la tradición que arranca del Señor,
la noche que lo entregaron, tomó un pan y pronunciando la acción de gracias lo
partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros.
Haced esto en memoria mía.
Igualmente hizo con la copa, después de cenar diciendo: Esta copa es mi alianza
sellada con la mi sangre. Cada vez que la beberéis, hacedlo en memoria mía.
Para nosotros la Eucaristía es el mayor
milagro que ha hecho Jesús.
Jesús hizo muchos milagros en su vida pública, Curó a
muchos enfermos, resucitó muertos, pero el mayor milagro que hizo Jesús es la
institución de la Eucaristía para nosotros que vivimos en el siglo veintiuno.
Podemos recibirla con frecuencia y visitarlo dónde se encuentra un sagrario.
Puedes comulgar dónde vives y visitarlo en todas las partes del mundo.
Guardemos unos momentos de silencio, dando gracias al Señor por haberse quedado
con nosotros en la Eucaristía, para recordar su pasión y muerte y por ser el
sacramento para alimentar nuestra vida espiritual mientras estemos en este
mundo.
Acabemos con esta oración tan bonita de san Anselmo.
“Nunca te he visto Señor, Dios mío. No conozco tu rostro. Enséñame a buscarte, y muéstrate a quien te busca. No puedo encontrarte, si Tú no te manifiestas. Deseándote te buscaré. Te desearé buscándote. Amándote, te encontraré. Y encontrándote, te amaré.”