SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS - 1 de enero
DÍA DE LA PAZ

 

Celebramos hoy la solemnidad de la maternidad de la Madre de Dios.

La Iglesia quiere que comencemos el año bajo la mirada de María, la madre que conservaba todas las cosas de Jesús en su corazón: María guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón (Lc 2,19).

Muchas cosas podríamos decir de María y exaltar su dignidad de Madre de Dios, pero, este tema lo iremos comentando durante este año que comenzamos. Ahora, me ha parecido bien poner el ejemplo de María como Reina de la paz y a Jesús como Príncipe de la paz, ya que hoy es la jornada de oración por la paz.

El mensaje de Jesús en estas fiestas navideñas es un mensaje de paz: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor (Lc 2,14).

Jesús habla y recomienda muchas veces la paz. Citemos algunos ejemplos.

En las bienaventuranzas Jesús dice: Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán los hijos de Dios (Mt 5,9).

Jesús sus pide que hagamos las paces con los hermanos: Si en el momento de llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano (Mt 5, 23-24).

Jesús aconseja a sus discípulos que den la paz al entrar en una casa: Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa (Lc 10,5).

Jesús dijo a la hemorroisa: - Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz (Lc 8,48).

Jesús en el sermón de despedida, durante la cena, dijo: Os dejo la paz, os doy mi propia paz. Una paz que el mundo no os puede dar. No os inquietéis ni tengáis miedo (Jn 14,27).

Juan Pablo II dice: si quieres la paz, sal al encuentro del pobre. Muchas personas, más aún, pueblos enteros, viven hoy en extrema pobreza: Somalia, Ruanda, el Zaire, por ejemplo. También recuerda la guerra en Afganistán, en la antigua Yugoslavia; el problema de la droga, los movimientos migratorios, la xenofobia y la violencia, juntamente con el paro, especialmente entre los jóvenes.

En el respeto a los derechos humanos se encuentra el secreto de la paz.

Ante estos problemas todos podemos cuestionarnos: ¿Qué podemos hacer nosotros?

Si somos realistas la respuesta es que, nosotros, personalmente, además de rezar, muy poca cosa podemos hacer. Pero, también es verdad que existen muchas circunstancias y momentos en la vida en los que podemos poner en práctica las palabras de Jesús.

La primera paz que hemos de conseguir es la de estar en paz con Dios. Si tienes pecado no puedes tener paz interior. No quiero insistir en este tema, porque creo que todos vosotros, en estas fiestas de Navidad, o habéis reconciliado con Dios y estáis en paz.

Somos portadores de paz cuando vencemos nuestro orgullo, nuestras envidias, nuestras malas inclinaciones, etc. La guerra es consecuencia del pecado. Los santos han sido los grandes portadores de paz.

Cuando ayudamos a nuestros hermanos, cuando haces un favor a tu hermano, eres portador de paz. Jesús, en las bodas de Caná, llevó la paz. ¿Qué hubiera pasado si hubiese faltado el vino? (Jn 2,1). Críticas, murmuraciones, buscar al culpable, etc.

Cuando alguna persona nos insulta o habla mal de nosotros, o nos responde mal, si sabemos callar, somos portadores de paz.

Tenemos el ejemplo de Jesús, cuando pidió agua a la mujer samaritana y ella le contestó de malas formas, y diciéndole: ¿cómo es que tú, siendo judío, te atreves a pedirme a mí, que soy samaritana? Jesús le responde, desvía la conversación y acaba siendo amigo de aquella mujer pecadora (Jn 4,8 ss).

Muchas discusiones desaparecería si supiéramos callar, aunque tengamos toda la razón.

Tienes paz cuando sabes disimular los defectos de tu hermana y sabes perdonar y olvidar. Algunas personas dicen: Yo perdono pero no olvido.

Jesús perdonó a la adúltera y le dijo que fuera en paz.

Tienes paz cuando vez a tu hermano que se equivoca y va por mal camino, pero tienes la valentía de decirle que su conducta no es correcta.

Ofrecer el perdón y la paz es señal de ser un buen cristiano.

Todo lo que podemos y debemos hacer, lo hemos de vivir como expresión de un corazón reconciliado y reconciliador.

De múltiples formas podemos poner paz. Pongámosla y trabajemos por la paz, en la familia, en el trabajo, con los amigos, con los vecinos. Obraremos mal si nos preocupamos por la paz de los que están lejos, y nos despreocupamos de la paz de los que están a nuestro lado.

¡FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS!


PARA COMENZAR EL AÑO

Jesús no tiene manos;
sólo tiene las nuestras
para realizar hoy su trabajo.
Jesús no tiene pies,
sólo tiene nuestros pies
para guiar a los hombres por su camino.
Jesús no tiene labios;
sólo tiene nuestros labios
para hablar de El a los hombres.
Jesús no tiene ayuda;
sólo tiene nuestra ayuda
para reunir a los hombres en torno a él.
Nosotros somos la única Biblia
que la gente puede todavía leer.
Nosotros somos el último mensaje de Dios
escrito en obras y palabras.

(De un texto del siglo XIV)