La pregunta típica de hoy es: ¿Qué te han traído los reyes? ¿Has sido buen niño, o buen joven, o buena persona, para que los reyes te hayan traído muchas cosas? Generalmente la respuesta es que sí, aunque no sea del todo verdad.
Podemos preguntar a Jesús qué le han traído los reyes, y nos contestará que oro, incienso y mirra, que han sido muy buenos al venir al portal de Belén. Pero hay una cosa que no pregunta nadie. ¿Sabéis qué es? ¿Qué les ha aportado a los reyes el ir hasta allí para ver a Jesús? La respuesta puede ser muy sencilla: El gozo de contemplar aquel Niño, ver su sonrisa, y la alegría de María. Esto, aunque no los diga el evangelista, es uno de los gozos de san José.
Veo la sonrisa de un niño cuando abre el balcón y ve los juguetes está contento, y se tira a los brazos de su madre.
Podemos preguntarnos el porqué de esta sonrisa del Niño Jesús, la alegría de María y el gozo de san José, encontramos el porqué en el evangelio del día de hoy: En la adoración de los magos a Jesús.
Aquellos reyes magos de tierras lejanas, de Oriente, no sabemos exactamente de dónde, al ver una estrella -que era la manifestación de parte de Dios que había nacido el Rey de los judíos, el Mesías- se pusieron en camino en busca de Jesús. Los magos. guiados por la luz de la estrella emprenden una gran peregrinación para encontrar y adorar el Rey el Mesías. Si se hubieran quedado en casa no hubieran encontrado a Jesús. El viaje fue penoso y con muchas dificultades. Hasta que Herodes, un pecador y rey malvado, les indicó el camino.
Esta es la primera lección que podemos aprender: Buscar Jesús con perseverancia, a pesar de las dificultades que nos podamos encontrar. La vida del cristiano, y de todo ser humano, es vida de cruz, pero también de alegría al encontrar a Jesús.
Continuamos. Al llegar a Belén, encontraron a Jesús y a su madre Maria. Un vez llegados a Belén, reaparece la estrella para indicar el lugar dónde estaba el Niño. Y allí lo ven con María, su madre, y postrándose lo adora, le presentan su homenaje y le ofrecen oro, incienso y mirra.
Los padres de la Iglesia lo explican de una manera mucho más sugerente. Los sabios descubren a Cristo, que es la Sabiduría, y a María, el trono de la Sabiduría. Adoran al Dios hecho hombre, que Maria les presenta, y ofrecen sus dones. Le ofrecen el oro de la realeza, el incienso de la divinidad y la mirra de la redención. Los magos son los primeros en creer de pueblos extranjeros. Son los primeros paganos que ven a Jesús.
Si en el día de Navidad fue adorado por los pastores, que eran judíos, hoy es adorado por los magos, que no eran judíos, y, desde aquel día hasta ahora, miles y miles de judíos y de no judíos, entre ellos nosotros, adoramos aquel Niño nacido de María, que es Dios y hombre.
Querría subrayar la palabra "adorar". Adorar, generalmente, quiere decir, reconocer a una persona como superior. En sentido religioso, es reconocer a Dios como nuestro creador, origen y término de nuestra existencia, y a Jesús, como Señor nuestro, Salvador y Redentor del mundo. Para adorar Jesús hace falta que el Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad, ilumine al mismo tiempo, el rostro de Cristo y nuestros ojos, para que podamos reconocer en este Niño nacido de Maria, a nuestro Dios, nuestro amigo, nuestro Salvador y Redentor. Adorar a Jesús es reconocer que Él nos quiere y que también nosotros le queremos: "Amor con amor se paga".
Finalmente, los reyes magos, advertidos en sueños de las malas intenciones de Herodes, se volvieron a su país por otro camino. Como los pastores del evangelio de san Lucas, los magos son los primeros extranjeros que se convierten en mensajeros de lo que han visto y proclaman las maravillas de Dios. Todas las personas que conocen a Jesucristo se convierten en discípulos y apóstoles de su Evangelio.
San León nos dice que los cristianos tenemos que ser la estrella que conduce al portal de Belén. Sed estrellas en la tierra y brillaréis eternamente con luz resplandeciente en el reino del cielo. Los magos siguieron la estrella y llegaron a Belén, allí encontraron a Jesús y a su madre, María. También, muchas personas, si ven nuestra fe, esperanza y caridad con los enfermos y necesitados, encontrarán a Jesús, como los reyes magos.
OS DESEO PASÉIS UNA BUENA FIESTA CON LOS REYES MAGOS.