FESTIVIDAD DE LA EPIFANÍA  (II)
 

Acabamos de escuchar una historia llena de ternura e ingenuidad. Como si san Mateo quisiera hacer comprender a niños o a personas muy sencillas cosas muy importantes, y lo explicara de la manera más fácil, con una narración llena de interés, yo diría como una madre cuenta a su hijo una historia. Es la historia más bonita y tierna y llena de enseñanzas sobre la manera de buscar y encontrar Jesús, y quién es Jesús para nosotros.

¿Qué hicieron los magos para encontrar Jesús? Se pusieron en camino. Emprendieron el camino con muchas dificultades. En aquellos tiempos no había las facilidades para viajar como las tenemos nosotros. Viajar era mucho más difícil, y todavía más cuando ir hasta Jerusalén. Pudieron encontrar al niño porque se pusieron en camino, y dejaron muchas comodidades que tenían en sus casas. Si no se hubieran movido de casa, no lo hubieran encontrado.

Quien quiera encontrar a Jesús lo ha de buscar. Quien no lo busca no lo encuentra. Nuestro Dios es un Dios escondido, hemos de descubrirlo en el transcurso de nuestra vida. Dios siempre se manifiesta, como se manifestó a los magos, pero nosotros tenemos que saber ver las manifestaciones de Dios.

Ellos se sirvieron de la ciencia para encontrar a Jesús. Eran hombres eruditos y sabían que aquella estrella era la señal del nacimiento del Rey de los judíos. La ciencia les llevó hasta Jesús.

Muchas personas han encontrado a Dios en el estudio. Al contemplar las maravillas de la creación: el firmamento, las estrellas, los mares y las montañas. Han sabido ver la mano de Dios en estas maravillas como los magos vieron la mano de Dios en aquella estrella que vieron en oriente.

El estudio de la palabra de Dios, que encontramos en la Biblia, también nos conducirá al conocimiento de Jesús. Los magos se enteraron en dónde había nacido el Rey de los judíos por la profecía de Miqueas: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá, porque de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel (Mt 2,6). En todos los hogares debería haber una Biblia para leerla toda la familia i que ilumine la vida del cristiano.

Los magos se sirvieron de los hombres para encontrar a Jesús, y no fue precisamente por haber encontrado un hombre bueno, sino un hombre malvado, Herodes. Los cristianos, para conocer Jesús, también nos hemos de servir de los hombres, por ejemplo, de las enseñanzas del Santo Padre. Algunos cristianos se lamentan de la desorientación que existe dentro y fuera de la Iglesia, principalmente sobre la confesión y algunas normas morales. Cuando me hacen alguna pregunta sobre estos puntos, la respuesta siempre es la siguiente: ¿Qué dice la Iglesia como tal, y no la voz de algún sacerdote, obispo, o laico como persona privada?. Ahora podemos servirnos del Catecismo de la Iglesia católica, que os recomiendo, donde podéis consultar sobre algunas cuestiones actuales, por ejemplo: la eutanasia, el control de la natalidad, la pena de muerte, los impuestos, la falta de asistencia a la Eucaristía, la necesidad de la confesión, etc...

Para encontrar a Jesús, nosotros no tenemos una estrella, como la de los magos, sino que tenemos el Espíritu Santo que habita en nosotros por el bautismo: ¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (1Cor 3,16), nos recuerda san Pablo. ¿Cuántas veces no sentimos en nuestro interior su voz, que parece que nos llama a una vida más perfecta, o a confesarnos, o a hacer una buena obra, especialmente en estas fiestas navideñas?

Los magos se alegraron mucho al ver Jesús y a su madre María. Cada año, la fiesta de los reyes magos nos trae alegría. La fiesta de los Reyes es, quizás, la fiesta más alegre de todo el año, no sólo para los pequeños, sino también para los mayores. Si hiciéramos una encuesta de los personajes que han aportado más alegría al mundo, sin duda que serían los reyes magos.

Los magos buscaron a Jesús, lo encontraran y volvieron a su casa llenos de alegría. Nosotros hemos venido al templo por encontrar a Jesús. Yo querría que, al volver a casa, volviéramos como los magos, llenos de alegría por haber encontrado a Jesús en esta Eucaristía y en este encuentro con nuestros hermanos en la fe.

OS DESEO PASÉIS UNA BUENA FIESTA CON LOS REYES MAGOS.