LA SAGRADA FAMILIA - C
(Sólo texto, para imprimir)

Façana del naixement. Temple de la Sagrada Família de Barcelona. Antoni Gaudí.Hace muy pocos días nos encontrábamos en la cueva de Belén, contemplábamos el nacimiento de Jesús, el amor del Padre que nos ha enviado a su Hijo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único (Jn 3,16).

Todos hemos celebrado con gozo y alegría la gran fiesta de Navidad. Hoy, primer domingo después de Navidad, la Iglesia nos invita a trasladarnos a la ciudad de Nazaret para contemplar la familia de Jesús.

En esta pequeña ciudad de Nazaret vivió Jesús en familia durante treinta años, cuando se marchó, se encontró con otra familia mayor. ¿Quien es mi padre y quien es mi madre?, pregunta Jesús, y él mismo responde: Los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en la práctica. Todos nosotros somos familia de Dios.

Pongamos los ojos en Nazaret, allí vemos una familia modelo, una familia profundamente religiosa y cumplidora de la ley. Así, al octavo día  su nacimiento, Jesús fue circuncidado. Maria, no tenía necesidad de ir al templo para purificarse y ofrecer la ofrenda: un par de pichones, como era costumbre en las familias pobres. Cada sábado cada familia iba a la sinagoga para escuchar la palabra de Dios; y cada año, también era costumbre ir en caravana festiva y subir a la ciudad de Jerusalén.

Todo israelita al cumplir los doce años, se le consideraba responsable ante la ley de Dios. Jesús cumplidor de la ley, subió con sus padres a Jerusalén y fueron al templo, allí se quedó discutiendo con los doctores de la Ley.

Jesús al Temple de Jerusalem. Sagrada Família de Barcelona.Era costumbre ir los hombres juntos por un camino, y las mujeres por otro. Después de un día de camino se volvían a reunir. José creía que Jesús iba con Maria, y Maria pensaba que Jesús iba con José. Al encontrarse y ver que no iba con ninguno de los dos, lo buscaron entre los parientes y conocidos, pero al no encontrarlo se volvieron a Jerusalén. Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado entre los doctores de la Ley, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba (Lc 2,46-47).

Sus padres al verlo se quedaron perplejos, y su madre le dijo: —Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados (Lc 2,48).

¡Ahora viene el misterio! José y María encontraron a Jesús en el templo, la madre le pregunta por qué se había quedado ahí. ¿No sabías que tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia? Prestemos atención a las palabras de María: Tu padre y yo. María dice con toda claridad que José es el padre de Jesús.

Jesús les contesta: -¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? (Lc 2,49). Son las primeras palabras de Jesús y estas nos hablan de la casa del Padre. Jesús era consciente de ser Hijo de Dios, y como que es Hijo de Dios, su casa es la casa del Padre.

El evangelista subraya que María y José no entendieron lo que les decía, no comprendieron esta respuesta (Lc 2,50). No la entendieron pero su fe suplió lo que no entendían. Tanto Maria como José eran personas de mucha fe.

Jesús fuster. Sagrada Família de Barcelona.Jesús volvió a Nazaret y siguió bajo la autoridad de José y María. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres (Lc 2,52). Jesús vivió en una familia ejemplar.

CONSECUENCIAS PARA NUESTRA VIDA CRISTIANA Y FAMILIAR

En este día dedicado a la familia, hablemos un poco de la familia y veámosla como algo maravilloso. Es el lugar donde están nuestras raíces, donde nos sentimos acogidos y comprendidos. Nuestra mirada es dirige a la familia cuando la vida se nos hace triste, es el lugar dónde jugamos de niños, de jóvenes descubrimos nuestras primeras ilusiones; donde los esposos se manifiestan su amor, los hijos aman y respetan a los padres, los ancianos son apoyados por los hijos, nietos y demás familiares. La familia es una pequeña comunidad de amor según la voluntad del Señor.

No hay nada más triste que una persona sin familia o una familia dividida por el egoísmo. Si hiciéramos una encuesta a las personas que han estado en las cárceles, fácilmente veríamos que la causa de su mal comportamiento procede, muchas veces, de una familia desunida.

Hoy en día la familia es atacada continuamente. El divorcio en muchas ocasiones es alabado, las relaciones prematrimoniales consentidas, el aborto aprobado, las parejas de hecho están al orden del día, y el aumento de las residencias para ancianos, cada día es mayor.

La Familia cristiana debe dar a conocer a Jesucristo. El Papa en la encíclica "Familiaris consortio" lo dice así:  La Familia y el matrimonio cristiano edifican la iglesia. Dentro de  la Familia la persona humana no sólo es engendrada y progresivamente introducida, mediante la educación en la comunidad humana, sino que mediante y por la regeneración del bautismo  y la educación en la fe, es introducida en la familia de Dios, que es la iglesia" (Nº 15).

Cristianos y cristianas que me escucháis, estimad la familia, defended la familia, sed propagadores de los valores familiares, así cooperaréis en la formación de una sociedad justa y agradable, puesto que la sociedad es un conjunto de familias.

Que Jesús que tuvo una gran experiencia familiar bendiga a todas las familias y que todas tengan como ejemplo a la gran Familia de Nazaret.

Temple i Parròquia de la Sagrada Família de Barcelona. Antoni Gaudí.LA FAMILIA CRISTIANA

La familia cristiana se podría comparar a una noria, que con sus cangilones va sacando agua fresca. La noria no puede dejarse sin funcionar, necesita moverse, si no se enmohece y ya no puede sacar agua fresca y regalada.

AGUA FRESCA POR NUESTRA FAMILIA

Del agua fresca esperamos:

1. Que siga cultivando el amor dentro de la pareja, para que ésta pueda orientar a los hijos, nueras, nietos y biznietos que vienen a formar parte de la nueva familia cuando se casan los hijos.
2. Que sea fresca para regar la esbelta planta de la fe que hemos recibido de nuestros padres, para que pueda crecer y la sepamos transmitir a los hijos y a toda nuestra familia.
3. Que ayude a no perder la ilusión de vivir, aunque veamos que se va desgastando nuestro cuerpo.
4. Que sirva para no añorar el tiempo pasado, pensando que era mejor. El mejor tiempo es el presente y el que vendrá.
5. Saber aceptar y adaptarnos a los cambios de la Iglesia y de la sociedad, cuando  sean buenos.
6. Seguir enamorados del matrimonio dedicándose un gran y mutuo amor, esposos e hijos intensamente.
7. Agua fresca para seguir trabajando por el matrimonio, la familia, en estos tiempos que parece tambalearse.
8. Que los matrimonios sea ejemplo del amor a Jesucristo, porque se aman de verdad.
9. Saber trabajar por nuestra comunidad cristiana, por la Iglesia y la sociedad en que vivimos.
10. Dedicarnos más a la familia, a los hermanos, a los vecinos, a los pobres y a toda persona necesitada.

Muchas otras aguas frescas podríamos añadir, pienso que vosotros mejor que yo sabréis decir y podríais manifestar.