LA
SAGRADA FAMILIA - ABC
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Navidad es una fiesta que tiene muchos aspectos, como una piedra preciosa con
muchas caras. La fiesta que hoy celebramos no tan sólo no nos aleja, sino que
nos acerca a Navidad. La familia de Nazaret es la familia llena de amor a Dios.
obediente a la ley, con alegrías y penas, como son nuestras familias.
Mirando a la Sagrada Familia vemos, que
Dios ha venido al mundo en una familia.
Podía venir al mundo de otro modo, pero escogió la virginidad de María y la bondad
y honradez de José para hacerse
presente en el mundo. Ahora podemos decir que Dios se ha hecho familiar,
cercano, naciendo y viviendo en una familia modelo, como es la familia de
Nazaret.
Dios se ha hecho humano sometido a la ley como todo israelita. Pasados los
días que mandaba la Ley de Moisés en lo referente a la purificación, los padres
de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, cumpliendo lo que
prescribe la Ley, que todo varón primogénito sea consagrado al Señor (Lc
2,22-23).
La familia de Nazaret vive todos los
acontecimientos, que puede vivir cualquier familia.
La contemplación del hogar de Nazaret es una invitación a darnos cuenta que el
Hijo de Dios sigue el mismo camino que los otros niños, creció en
una familia. Jesús vivió treinta años de su vida, antes de empezar su
ministerio público, llevando una vida normal. Era tenido por el hijo del
carpintero José, formándose y forjando su personalidad en el marco de esta
familia. Al regazo de María, su madre y junto a José artesano, aprendió muchas cosas, sobre todo del campo y de la
vida doméstica, como lo vemos en las parábolas.
Una familia, en muchos aspectos, parecida a las nuestras, con muchas angustias
e incertidumbres y también alegrías, pero una familia que vivió plenamente su
fidelidad a Dios.
En este sentido es modelo ejemplar para nuestras familias, a la vez que es
también motivo para rezar por ellas.
Como Jesús, nosotros hemos nacido en una familia y el proyecto de Dios es que
la familia sea el nido de todo niño y que encuentre el respaldo para crecer
como creció Jesús, en edad y gracia ante Dios y los hombres.
Escribe el evangelista Lucas del Jesús Niño: "Jesús crecía, en sabiduría, estatura y gracia delante de
Dios y de los hombres " (Lc 2,52).
Este es el proyecto de Dios, pero la realidad es que nuestras familias, que
tienen por modelo a la Sagrada Familia, están muy lejos de ser semejantes a la
familia de Jesús, porque todos somos pecadores y llenos de defectos. No tenemos
aquella santidad que tenían José y
Maria.
A la luz de la fe hemos de intentar vivir el aprendizaje del amor. Hemos de
aprender a respetar la libertad de las personas, perdonar, comprender,
asumirlas tal y como son, no tal y como nosotros quisiéramos que fueran, como
Dios ,nuestro Padre del cielo, nos asume y nos comprende y se hace cargo de
nuestras debilidades.
Que la fe nos haga mirar a nuestras familias con los ojos de un Dios que nos ha
amado, dando su vida por nosotros, hasta encarnarse y vivir en una familia.
Hoy es muy frecuente hablar de los males de la familia, y de sus crisis y es
verdad que la familia tambalea por muchas causas.
Los tiempos han cambiado y la familia tiene que adaptarse a los
tiempos. El coche, la televisión, ahora el internet, las vacaciones, las
residencias de ancianos, la soledad de los padres cuando los hijos se casan, o
dejan la casa paterna, etc. son cosas que deben tenerse presente parar
conservar los valores de la familia como por ejemplo: la fidelidad en el
matrimonio y el amor a todos los que la componen.
Muchas cosas de estas son buenas y las hemos de asumir, aunque los adultos no
pensemos del mismo modo que los jóvenes, esto ha pasado siempre y pasará,
porque la vida es movimiento y todo movimiento trae un cambio. Las hemos de
aceptar con ojos de fe, que debe ser como una antorcha que ilumine toda nuestra
conducta cristiana, y del mandamiento de Jesucristo:" amaos los unos a
los otros como yo os he amado (Jn 15,12).
Antes de acabar, permitidme que os ponga un ejemplo de una madre que anima a su
hijo pequeño, para que no viole la ley del Señor, delante de las amenazas del
rey Antíoco, (del libro segundo de los Macabeos)." Como que su hijo no
cedía, el rey gritó a la madre y la exhortaba a aconsejar a su hijo que se
salvara.
Habiéndola rogado mucho, ella accedió a aconsejar a su hijo. Inclinándose hacia
él, burlándose del cruel tirano, en la lengua materna le dice como sigue:
" Hijo, apiádate de mí que te he llevado nueve meses en el vientre, te he
amamantado tres años y te he subido hasta los años que ahora tienes,
alimentándote. Te suplico, hijo, que mires al cielo y a la tierra, y viendo
todo lo que hay, sepas que Dios lo ha creado de la nada y también que el linaje
de los hombres ha sido hecho de este modo. No te asustes de este verdugo, sino,
que digno de tus hermanos, acepta la muerte a fin de que yo te reencuentre, con
tus hermanos, en el tiempo de la misericordia...... Después de los hijos murió,
por último, su madre" (2M 7,26-39)
Que nuestra plegaria, en el día de hoy, sea para que haya muchas familias
cristianas de verdad, que los padres sepan ser padres y los hijos correspondan
a su amor y de una manera especial por los niños que no pueden disfrutar del
respaldo familiar, sea por la razón que sea.
Que tengáis un buen domingo vosotros y toda vuestra familia.