LA SAGRADA FAMILIA
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Sagrada Familia. Juan Antonio de Frías y Escalante (1633-1670).Museo del Prado (Madrid).Después del día tan alegre y emocionante del nacimiento de Jesús en la cueva de Belén la Iglesia nos presenta un cuadro familiar en la fiesta, que celebramos hoy, de la Sagrada Familia.

Aquel niño que vemos en la cueva de Belén a los cuarenta días fue presentado por sus padres en el Temple para cumplir lo que mandaba la ley de Moisés. María y José son cumplidores de la ley porque obedeciendo a la ley obedecen a Dios, Cumpliendo lo que prescribe la ley que todo hijo primero sea consagrado al Señor (Le 2,23).

Pongamos nuestra mirada en los personajes que intervienen para sacar consecuencias prácticas para nuestra vida cristiana.

La persona de Jesús

La figura principal es el niño Jesús. San Lucas redacta una página llena de doctrina teológica. Presenta a Jesús como el Mesías de los pobres, sometido a la ley, consagrado al servicio del su Padre, Salvador y Redentor, luz para el mundo pagano y gloria de Israel.

Jesús es el Salvador para todos los hombres de buena voluntad, sin mirar razas, color o lengua
.

María y José

Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor (Lc 2,22).

Encontramos a María y José, que se presentan en el Temple como una familia    pobre. Las familias no pobres presentaban un cordero, las pobres un par de tórtolas o dos pichones. Jesús quiso nacer pobre y en una familia pobre.

El hijo primogénito de Mana es presentado al Señor. Jesús es una persona consagrada a Dios y siempre hará su voluntad.

Simeón

Había entonces en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo y piadoso que esperaba la hora en que Israel sería consolado y  tener en él el Espíritu Santo (Le 2,25).

José y María y el niño Jesús encontraron, allí, a Simeón, anciano venerable, que tomando al niño en sus brazos exclamó: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a su Salvador, a quien has presentado a todos tos puebles, luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueble Israel (Le 2,29-30). Dios le dio la gracia de ver al Mesías, porque era un hombre honrado y piadoso como nos ha dicho el evangelio y el Espíritu Santo habitaba en él e impulsado por el Espíritu Santo fue al Temple.

El anciano Simeón es un ejemplo para todo cristiano. También el Espíritu Santo habita en nosotros por el bautismo. Somos templos del Espíritu Santo y nos debemos dejar mover y guiar por el Espíritu Santo para encontrar a Dios y ver en nuestros hermanos la persona de Jesucristo. Tenemos que ser hombres justos y honrados como él lo era. Como él tomó a Jesús en sus brazos, nosotros lo tomamos en el nuestro corazón cuando comulgamos con fe.

La profetisa Ana


Encontramos, también, a una anciana muy simpática, que había vivido siete
años casada y después viuda hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se movía del Temple, dedicada noche y día al culto de Dios con ayunos y oraciones (Lc 2,37). Era una mujer religiosa, perseverante y apóstol, Daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos quienes esperaban el tiempo que Jerusalén seria redimida (Lc 2,38). Ana lleva la noticia tan esperada. Es una evangelista, y es sorprendente constatar como una mujer de ochenta y cuatro años sabe la novedad y la comunica a otras personas.

Retiro en Nazaret

Cuando hubieron cumplido todo lo que mandaba  la ley del Señor, volvieron a Galilea , a su pueblo de Nazaret  (Lc.2,39). Notemos que el evangelista dice que Nazaret era el pueblo de Jesús, donde había crecido y pasado su juventud.

Finalmente María y José se retiraron a vivir en Nazaret, donde Jesús crecía en edad, sabiduría y gracia ante Dios y los hombres.

Todos crecemos en edad, los años pasan, importante es crecer en sabiduría de los cosas de Dios y en gracia delante de Dios y de los hombres, porque ellos viendo nuestros buenas obras glorifiquen al Padre que está en los cielos.

La Sagrada Familia. Anónimo del siglo XVI. Museo Catedralicio (Ávila).Reflexión sobre la familia de Nazaret y la nuestra

Navidad es una fiesta que tiene muchos aspectos, como una piedra preciosa con muchas caras. La fiesta que hoy celebramos no tan sólo no nos aleja, sino que nos lleva al corazón de Navidad.

La familia de Nazaret es una familia llena de amor a Dios obediente a la ley/,
con alegrías y penas, como son nuestras familias.     


Mirando a la Sagrada Familia vemos, que Dios ha venido al mundo en el seno de una familia. Podía venir al mundo de otro modo, pero escogió la virginidad de María y la bondad y honradez de José para hacerse presente en el mundo/ en una familia. Podemos decir que Dios se ha hecho familiar y próximo naciendo y viviendo en una familia modelo, como es la familia de Nazaret.

Dios se ha hecho humano, se sometió a la ley como todo Israelita La familia de Nazaret vive todos los avatares, que puede vivir cualquier familia.

Como Jesús, nosotros hemos nacido en una familia y el proyecto de Dios es que la familia sea el nido de todo niño y que encuentre la ayuda necesaria para crecer como creció Jesús, en edad y gracia ante Dios y los hombres.

Este es el proyecto de Dios, pero la realidad es que nuestros familias, pese a tener por modelo a la Sagrada Familia, muchas veces están muy lejos de servir como modelo, porque todos somos pecadores y llenos de defectos. No tenemos aquella santidad que tenían José y María.

A la luz de la fe, hemos de intentar ejercer el aprendizaje del amor. Debemos aprender a respetar la libertad de las personas, perdonarías, comprenderías, asumirlas tal y como son, no tal y como nosotros quisiéramos, como Dios nuestro Padre del cielo nos asume, nos comprende y se hace cargo de nuestras debilidades.

Que la fe nos lleve a mirar a nuestros familias con los ojos de un Dios que nos ha amado hasta encarnarse y vivir en una familia.

Hoy es muy frecuente hablar de los males de la familia, de sus crisis, y es verdad que la familia tambalea por muchas causas. Los tiempos han cambiado y la familia tiene que adaptarse a los tiempos. El coche, la televisión, el internet, las vacaciones, las residencias de ancianos, la soledad de los parejas cuando los hijos se casan, o dejan la casa paterna, etc. Todo esto hace que el concepto de  familia sea cambiante, si es en bien hay que alabarlo.

Muchas de estas cosas son buenas y las debemos aceptar, aunque los adultos no pensemos del mismo modo que los jóvenes, esto ha pasado siempre y pasará, porque la vida es movimiento y todo movimiento trae un cambio. Los debemos aceptar con los ojos de la fe, que debe ser como una antorcha que ilumine toda nuestra conducta cristiana, que quiere decir poner en práctica el mandato de Jesucristo que es un mandamiento de amor: Amaos los unos a tíos otros como yo os he amado

Que paséis un buen día de la Sagrada Familia.