BODA de .………………y............
Muy
apreciados …………….. y ........................:
Con alegría nos hemos reunido con
vuestros padres, familiares y amigos, en este templo
de.........................para celebrar las bodas de nuestros muy apreciados..............y..............
Como os conocisteis
Primero, vosotros dos erais amigos. Vuestra amistad al comienzo era como las
otras, pero poco a poco se fue transformando en amor de pareja.
Una voz sorda, pero verídica empezó a correr,
.....................y .......................... salen juntos. Ya no
era una amistad cualquiera, sino de pareja, que iba ordenada donde habéis
llegado hoy, al pie del altar.
Cuando salgáis de aquí, después de recibir la bendición de Dios, ya seréis
marido y mujer. y estaréis dispuestos a formar una familia cristiana de verdad.
Ahora, delante del altar, del sacerdote que preside esta celebración, de
vuestros padres y amigos, algunos venidos de muy lejos, os prometeréis amor y
fidelidad para toda vuestra vida.
Guardad esta promesa como un gran tesoro. Que nadie ni nada del mundo pueda
romper esta promesa de amor y fidelidad que ahora solemnemente estáis
dispuestos a hacer.
Aplicación del evangelio
Para formar una familia cristiana de verdad, la palabra de Dios, que ahora
hemos acabado de escuchar, os podrá servir de norma y ayuda para toda vuestra
vida matrimonial.
El evangelio nos ha explicado que unos novios de Caná de Galilea
invitaren a Jesús y el
Señor fue con su madre, Maria, y
algunos de sus discípulos a la boda.
Vosotros dos también habéis invitado al Señor. El Señor está aquí presente y
preside esta ceremonia, de una manera parecida como estaba en la casa de los novios de Caná de Galilea.
Que la presencia del Señor os acompañe toda vuestra vida matrimonial.
Yo os puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que vuestro matrimonio será
feliz, en cuando es posible aquí en la tierra, si siempre os acompaña la
presencia del Señor.
La presencia del Señor hará que no falte nunca el buen vino que alegra el
corazón del hombre y es causa de gozo y felicidad.
Quisiera que nunca os faltara este buen vino y si alguna vez notáis, que este
buen vino, el vino de la alegría y la felicidad, os falta, sepáis acudir a
Maria para que ella se presente delante del Señor y le diga:." Mirad ,Señor, e............................... y ........................ les falta
el vino" y no dudéis que la alegría y el gozo volverán a vuestro
corazón,
aunque el Señor tenga que hacer un milagro como hizo en las bodas de Caná.
He hablado de alegría y felicidad y ahora os quisiera decir en que consiste
para vosotros esta felicidad.
Jesús dijo:
“Amad al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma y con
todo el pensamiento (Mt 22,37) y “Os doy un
mandamiento nuevo, que os améis los unos a los otras tal y como yo os he
amado" (Jn 15,34.)
La felicidad en el matrimonio
La felicidad, especialmente en el matrimonio, consiste en el amor a Dios, a
Jesucristo y naturalmente entre los esposos Donde hay amor hay felicidad.
El
amor es importante, pero también lo es el cómo ha de ser el amor. San Pablo pone una comparación y nos dice, que el amor
del esposo ha de ser como el amor de Jesucristo a su Iglesia y todos sabemos
como Jesucristo ha amado a la Iglesia, que le ha dado toda su vida.
Tú,.............. debes dar tu vida por
..................... y continuando la comparación de san Pablo ,
tú......................., debes dar tu vida por ............. como la Iglesia
da su vida por Jesucristo.
San Pablo pone algunas calidades de este amor. "Quien ama es paciente,
es bondadoso; quien ama no tiene envidia, no es presumido ni orgulloso, no es
grosero ni egoísta, no se irrita ni se venga, no se alegra de la mentira, sino
que encuentra el gozo en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta” (1Co.13,4 7).
En otras palabras podemos decir que Amar es:
creer en el otro,
descubrir al otro,
darse al otro,
aceptar al otro tal y como es,
valorar al otro,
abrirse con toda sinceridad al otro,
saber dialogar,
buscar la felicidad del otro,
y buscándola, encontrar la propia.
Quisiera,
que este amor diera sentido a toda vuestra vida matrimonial.
Que vuestro hogar estuviera lleno de amor, abierto a todo el mundo, a los
familiares y amigos y también de una manera especial a los pobres que son
imagen de Jesucristo.
Finalmente os quiero recordar lo que ahora prometeréis, es decir, que educaréis
cristianamente a vuestros
hijos enseñándoles el camino de amor que nos ha enseñado Jesucristo.
A.........................de.............................del.......................
...............................Pbro,
LA ESPOSA, SOL DE LA FAMILIA
La familia brilla con el fulgor que le es propio: este fulgor es el de la esposa. Escuchad lo que dice de ella la sagrada Escritura: La gracia de la esposa sensata encanta el marido. Una esposa decente es doblemente agraciada, nada es tan valioso como la mujer casta. Una buena mujer en una casa aseada es como el sol que despunta en el horizonte. Ciertamente, la esposa y madre, es el sol de la familia. El sol por su magnanimidad y por su voluntad de abnegación, por su alegría constante, por su suavidad providente es una joya para el marido y los hijos. La esposa es el sol de la familia por la claridad de su mirada y por el calor de su palabra. Porque sus ojos y su voz penetran en el ánimo, lo doblega y conmueve, levanta, y expulsa el tumulto de las pasiones, devuelven al marido la fruición del bien y la alegría de la conversación familiar, cuando vuelve después de una jornada trabajando y muchas veces fatigado.
De Pío XII, radiomensaje, 11-03-1942, a los nuevos matrimonios