Boda de oro del matrimonio 
................... y .................

(Lecturas: Tb 8,5-10 / 1Co 13,1-8 / Jn 15,9-17)
(sólo texto, para imprimir)

Hace cincuenta años que nos reuníamos en la iglesia parroquial del........................ para acompañar a los esposos.............. para celebrar sus bodas.

En aquel momento el sacerdote os preguntó si estabais dispuestos a contraer matrimonio y si os prometíais fidelidad y amor para toda la vida y respondisteis que sí y recibisteis la gracia  sacramental.

Por esto, hoy, estamos reunidos en este templo para celebrar los cincuenta años de vuestro matrimonio.

Seguramente que aquel día el evangelio fue las  bodas de  Canà de  Galilea, donde Jesús convirtió el agua en vino y la fiesta pudo continuar con mucha alegría. El sacerdote que presidió vuestro matrimonio en la homilía seguramente os habló de Jesús y de su madre, Maria y de la fidelidad y del amor en el matrimonio.

El amor se debe cultivar, sino se puede perder. Vosotros lo habéis cultivado, por esto podéis celebrar vuestras bodas de oro

Hablemos, pues, del amor a Dios y a los hermanos y apliquémoslo al marido y a la mujer.

La definición de Dios, que a mí me gusta, es la que nos ofrece san Juan en su carta, cuando nos dice que Dios es amor (1 Jn 4,8).

Hay muchas definiciones de Dios, pero la más agradable y real es que Dios es amor. Hemos visto claramente el amor que Dios nos tiene cuando él ha enviado al mundo a su Hijo único, para que por él tengamos la vida (1 Jn  4,9).

¿Hemos meditado, detenidamente, alguna vez, que Dios es amor y que nos ama más que el padre y la madre y que cualquier amigo?

Quizás alguna vez, en nuestra vida, hemos dudado del amor de Dios, porque nuestra visión es parcial e interesada. Si nos viene esta tentación, miremos a Jesucristo  crucificado y muerto por nosotros y reconoceremos el amor de Dios.

AMAR A LOS HERMANOS

Para ser cristianos, no es suficiente amar a Dios, también hemos de amar a los hermanos.

El evangelio de hoy nos recuerda estas palabras de Jesús: Mi mandamiento es que os améis los unos a los otros tal y como yo os he amado ( Jn 15,12).

El marido ha de amar a su esposa y ésta a su esposo, de verdad, como Jesús nos ama.

Un día hablando con un señor que no era practicante, le dije que lo que me gustaba más del mensaje de Jesús era la libertad que da a los hijos de Dios y el mensaje del amor.

Él me respondió que todas las religiones hablan de amor. Esto es verdad, pero el amor que nos pide Jesús es diferente, y le recordé las palabras de Jesús: Amaos los unos a los otros como Yo os he amado (Jn 15,12). Le remarqué, como Yo os he amado. Todos sabemos como nos ha amado Jesús, que ha dado su vida por nosotros muriendo en una cruz.

El evangelio de hoy nos dice: Nadie tiene un amor más grande que quien da la vida por sus amigos (Jn 15,13).

Tú, marido debes dar tu vida por tu esposa y tú, esposa, por tu esposo.

Dios es la fuente del amor

La fuente no somos nosotros, es Dios. San Juan nos dice: No somos nosotros quien nos hemos adelantado a amar a Dios; él ha sido el primero de amarnos,  tanto que ha enviado a su Hijo como víctima  propiciatoria por nuestros pecados (1  Jn 4,10).

Cuando amamos a los hermanos, pasamos el amor de Dios que pasa por nosotros.

El matrimonio cristiano se fundamenta en el amor y Dios es la fuente.

En una reunión de contrayentes, cuando el sacerdote explicaba que los esposos se han de amar toda la vida, y, así, se comprometían, un novio lo interrumpió diciéndole: ¿Cómo  puedo yo comprometerme a amar a mi esposa para toda mi vida, si no sé lo que haré el día de mañana? El sacerdote le preguntó si amaba a Dios, y él le contestó que sí, “pues pasa el amor matrimonial que viene de Dios a tu esposa y piensa que el amor de Dios es eterno”.

Para Jesús, amar supone intimidad

Entrar  uno en el mundo del otro. Si no hay esta intimidad, no hay amor verdadero. Jesús nos lo dice claramente con estas palabras: Ya no os digo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. A vosotros os he llamado amigos porque os he hecho saber todo aquello que he oído de mi Padre (Jn 15,15 ). ¡Que bonito es pensar que Jesús quiere ser nuestro amigo! Para que haya amistad , dice Cicerón  en el Tratado de la amistad, es imprescindible que haya amor. Sin amor no hay  verdadera amistad.

Además, para que haya verdadera amistad, tiene que haber correspondencia. Si Jesús quiere ser amigo nuestro y nosotros no queremos serlo, ya nos puede amar Él, que no habrá verdadera amistad.

Los esposos deben tener mucha intimidad, diálogo y amor, más del que se puede tener a los amigos.

Para Jesús, amar quiere decir complacer a la persona amada.

Jesús, que ama al Padre, siempre hace su voluntad. Mi alimento es hacer la voluntad de quien me ha enviado y llevarla a término (Jn 4,34). Por esto nos dice que quien le ama guarda sus mandamientos. No todo el mundo que me dice: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los cielos, sino quien hace la voluntad de mi Padre del cielo (Mt 7,21).

El esposo debe complacer a  su esposa y la esposa a su esposo y manifestarse el amor que se tienen.

Anécdota

Un día estando en el despacho, al entrar un amigo cristiano y muy alegre le dije: qué mala cara que haces.

Él me contestó que era el aniversario de su casamiento y que tenía costumbre de ir a comprar un ramo de flores y al llegar a casa dar un beso a su esposa y entregarle el ramo y por la tarde ir juntos a misa. Ella preparaba una buena comida.

Aquel día, al llegar a casa, él se puso a la mesa como de costumbre y ella al ver que no le decía nada, se puso nerviosa y le dijo: ya no te recuerdas......Él se levantó y también se puso nervioso y se armó la de san Quintín.

No sé si la comida les hizo provecho y si fueron a misa y a confesar. Fue una nube que pasa y pronto salió el sol otra vez.

Dos ideas he querido exponer brevemente: que Dios es amor y que el distintivo del cristiano es el amor. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si tenéis amor los unos a los otros (Jn 13,35).

- El amor no es un sentimiento, es una manera de tratar y ver a los otros como hermanos y obrar en consecuencia.

- El amor es la actitud de Dios hacia nosotros, no de palabra sino de obra, dándonos a su propio Hijo.

- El amor es amar al prójimo como Jesús nos ama, no de cualquier manera.

Hay personas que tienen muchas palabras, pero carecen de amor. Se pueden comparar a un diccionario con muchas palabras, pero en el que falte la palabra tan importante, la palabra amor.

En la primera lectura hemos escuchado lo que  Tobías dijo a su esposa: ”Somos hijos de un pueblo santo y no podemos unirnos como lo hacen quienes desconocen a Dios”. Se levantaron, pues, y rogaban pidiendo a Dios que los guardara (Tb 8,5-6).

Hay personas que tienen necesidad del médico, del psicólogo, del maestro y del pan de cada día para vivir y no ven, o no quieren ver la necesidad de quien les da el pan de cada día, que es Dios. Por esto prescinden de El, o pasan y lo desconocen en un acto tan importante como es la celebración del matrimonio.

Gracias por vuestra invitación.

Que la Virgen María nos aumente a todos la fe, os ayude en vuestra vida matrimonial y que la podéis disfrutar por muchos años con la compañía de vuestros hijos, familiares y amigos.

.................................. Pvre.