SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA

19 de marzo. Solemnidad

  Hoy celebramos la gran fiesta de san José. Es una fiesta muy celebrada en la Iglesia por ser su patrón, la mayoría de los cristianos le tenemos mucha devoción, ya que, durante su vida con Jesús y María, desempeñó una gran misión

1. Comentario del evangelio

2. Reflexión sobre la personalidad de san José

1. Comentario del evangelio

En esta pequeña ciudad de Nazaret vivió Jesús en familia durante treinta años, cuando se marchó, se encontró con otra familia mayor. ¿Quien es mi padre y quien es mi madre?, pregunta Jesús, y él mismo responde: Los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en la práctica. Todos nosotros somos familia de Dios.

Pongamos los ojos en Nazaret, allí vemos una familia modelo, una familia profundamente religiosa y cumplidora de la ley. Así, al octavo día  su nacimiento, Jesús fue circuncidado. Maria, no tenía necesidad de ir al templo para purificarse y ofrecer la ofrenda: un par de pichones, como era costumbre en las familias pobres. Cada sábado cada familia iba a la sinagoga para escuchar la palabra de Dios; y cada año, también era costumbre ir en caravana festiva y subir a la ciudad de Jerusalén.

Todo israelita al cumplir los doce años, se le consideraba responsable ante la ley de Dios. Jesús cumplidor de la ley, subió con sus padres a Jerusalén y fueron al templo, allí se quedó discutiendo con los doctores de la Ley.

Era costumbre ir los hombres juntos por un camino, y las mujeres por otro. Después de un día de camino se volvían a reunir. José creía que Jesús iba con Maria, y Maria pensaba que Jesús iba con José. Al encontrarse y ver que no iba con ninguno de los dos, lo buscaron entre los parientes y conocidos, pero al no encontrarlo se volvieron a Jerusalén. Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado entre los doctores de la Ley, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba (Lc 2,46-47).

Sus padres al verlo se quedaron perplejos, y su madre le dijo: —Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados (Lc 2,48).

¡Ahora viene el misterio! José y María encuentraron a Jesús en el templo, la madre le pregunta por qué se había quedado ahí. ¿No sabías que tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia? Prestemos atención a las palabras de María: Tu padre y yo. María dice con toda claridad que José es el padre de Jesús.

Jesús les contesta: -¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? (Lc 2,49). Son las primeras palabras de Jesús y estas nos hablan de la casa del Padre. Jesús era consciente de ser Hijo de Dios, y como que es Hijo de Dios, su casa es la casa del Padre.

El evangelista subraya que María y José no entendieron lo que les decía, no comprendieron esta respuesta (Lc 2,50). No la entendieron pero su fe suplió lo que no entendían. Tanto Maria como José eran personas de mucha fe.

Jesús volvió a Nazaret y siguió bajo la autoridad de José y María. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres (Lc 2,52). Jesús vivió en una familia ejemplar.

2. Permitidme que os presente, hoy, la gran figura de José, puesto que él es una figura destacada en el nacimiento y vida de Jesús.

¿Quien era José? Era un hombre de pueblo, un hombre de Nazaret que se ganaba la vida trabajando de carpintero, pero en realidad hacía muchas más cosas. La palabra que emplea el evangelista es la de "artesano". Parece que, en un pueblo como en Nazaret, que tenía unas cincuenta casas, no había mucho trabajo para ganarse la vida haciendo sólo de carpintero. Yo creo que era un hombre que sabía y arreglaba todo. Era un hombre bueno, en el sentido literal de la palabra. Un hombre respetado por el pueblo y reconocido por su bondad.

Era un hombre que estaba prometido a María por acuerdo matrimonial. Según las costumbres de aquella época, antes del matrimonio tenían lugar los esponsales. Era un acto formal en el cual se reunían las dos familias en la casa de la novia y hacían los tratos de matrimonio. El novio daba unas monedas a la novia y le decía: "Yo soy tu prometido", y ella respondía: "Yo soy tu prometida". Aunque no vivían juntos hasta después del matrimonio, se consideraban ya casados.

José era el escogido por Dios para hacer de padre de Jesús. ¡Qué poco podría pensar él el gran papel que desempeñaría en la historia de la salvación!

Era un hombre creyente, frecuentaba la sinagoga cada sábado y conocía la sagrada escritura. Por todo esto, Dios le escogió para que fuese padre adoptivo de Jesús.

Y ¿cómo supo que Dios lo había predestinado para esta gran misión? No lo supo por María. Quizás alguna vecina le hizo notar que María esperaba un hijo, pero él no sabía nada. Entonces empezó a preguntarse qué tendría que hacer. Él sabía que María era buena pero no comprendía cómo podía esperar un hijo. Como que era bueno, no quería denunciarla, porque si lo hacía, María sería apedreada por adúltera. ¿Qué hacer? Decidió abandonarla. María estaba prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que había concebido por acción del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto (Mt 1,18-19).

Cabe preguntarse por qué María no le explicó la aparición del ángel. San Juan Crisóstomo dice que María no le dijo nada porque era tan extraordinario lo que le había ocurrido que, de explicárselo a José no se lo habría creído. Ella misma, a pesar de haber visto al ángel, casi no lo creía, por eso le preguntó cómo seria esto si ella no conocía varón.

Dios, por medio de un ángel, que se le apareció en un sueños, le disipó las dudas diciéndole que María había concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, que el haría de padre y le pondría por nombre Jesús, el hijo de María.

Se comenta mucho el sufrimiento de José, y no tanto el de María. Ella también se angustiaba ante esta situación. Al despertar, José fue a ver a María, y en su rostro vio enseguida que Dios le había hablado. José se tranquilizó y se alegró. Ahora ya podían hablar de las dos apariciones, confrontar las palabras de los ángeles y hacer proyectos para la nueva vida que empezarían en su matrimonio. Martín Descalzo dice que nunca han existido dos novios más felices como José y María, paseando bajo el sol, aquel día. José fue digno ser el padre de Jesús y tomarlo en sus brazos, porque era un hombre de fe, esperanza y amor.

Nosotros también seremos dignos de recibir al Señor el día de Navidad, y siempre, si somos hombres y mujeres de fe, de esperanza y caridad.

Reflexión

José, padre de Jesús

En el evangelio es evidente que María concibió a Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo. Ella misma dice que no conocía varón, aunque José es tenido por padre de Jesús. San Agustín nos dice que el mismo Jesús reconoce como padre a Dios y a san José. Cuando Jesús se quedó en el Templo de Jerusalén, María le preguntó: -Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados (Lc 2,48). María dice a Jesús "tu padre" refiriéndose a san José.

Simeón, vino, pues, al templo, movido por el Espíritu y, cuando los padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios… Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. (Lc 2,27-33). El evangelista dice "su padre", refiriéndose a san José.

Reflexionamos, ahora, sobre algunos aspectos de su vida

José siempre hace la voluntad de Dios

José quiere separarse de María. Dios le dice en sueños que no tema recibir a María, porque es hijo de Dios el que lleva en sus entrañas: -José hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposo tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo (Mt 1, 20).

José escucha la palabra de Dios y hace su voluntad. Sabe que es un don de Dios hacer de padre de Jesús y recibe, con amor, a María en su casa. En adelante será el custodio de María y de Jesús y desempeñará su cometido de manera admirable. Marcharán a Belén, a Egipto, volverán a Nazaret. José siempre está dispuesto a hacer lo que Dios le pide aunque le cueste, porque no puedo imaginarme que José estuviera muy contento al tener que dejar Judea e ir a un país extranjero, lejano, como era Egipto.

José maestro de oración

Santa Teresa de Jesús nos dice que José es un gran maestro de oración. Hablaba con toda naturalidad con Jesús. Le hablaba como un padre habla a su hijo, y Este era Dios. También cuando hablaba con María, hablaba con la Virgen María. Trabajando por la familia, unía la vida contemplativa con la vida activa. La casa de Nazaret verdaderamente era una iglesia doméstica. Se respiraba siempre un gran amor a Dios.

San José, haz que nuestros hogares se parezcan a la casa de Nazaret.

José un hombre justo y trabajador

San Mateo lo expresa con dos palabras claves, José es carpintero y es justo: ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María? (Mt 13,55). Jesús era conocido como el hijo del carpintero. José, como trabajador, siempre estaba dispuesto a servir al pueblo de Nazaret.

Por otro lado, José, precisamente porque era justo, no quiso denunciar a María. Pasa su vida sin hacer ruido y se santifica en su sencilla y humilde carpintería. Es probable que nosotros no pasemosaremos a la historia, pero sí que pasaremos a la vida eterna y nos encontraremos con Jesús, Maria y José, si nuestra vida es parecida a la de ellos.

San José, os veneramos y amamos de verdad porque fuiste el hombre justo que Dios dio a la virgen María como esposo; porque fuiste el servidor fiel y prudente que Dios puso como cabeza de la familia de Nazaret porque has hecho de padre de su Hijo unigénito y porque proteges a la Iglesia como su Patrón que eres.

Permitidme que acabe con una invitación para que todos y cada uno de nosotros pidamos con seriedad y profundidad, que sepamos buscar a Jesús como José y María lo supieron buscar en Jerusalén y el encontrarlo en el Templo.

¡QUÉ PASÉIS UN FELIZ DÍA DE SAN JOSÉ!

Os recuerdo que hoy es el día del Seminario.