SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA

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Celebramos hoy la fiesta de san José, el hombre bueno, esposo de la Virgen María y que  hizo de padre de Jesús durante su vida.

 

Vida de san José según los evangelios

 

Sabemos que su padre se llamaba Jacob (Lc 1,27), (Mt 1,16) y que, entre las muchas jóvenes que conoció se enamoró de la mujer más perfecta, se llamaba María, con ella hizo un pacto matrimonial (Lc 1,27; Mt 1,18), y de mutuo acuerdo realizaron un compromiso formal de matrimonio.

 

Más tarde supo que María esperaba un hijo, como que era un hombre justo y honrado no quiso difamarla públicamente, y resolvió deshacer en secreto el compromiso matrimonial (Mt 1,18-19).

 

En sueños, un ángel de Señor le dijo que no tuviera reparo en aceptar a María como esposa, porque ella tendría un hijo por obra y gracia del Espíritu Santo.

 

Ya podemos imaginar la alegría de san José después de esta revelación. Su tristeza se convirtió en alegría, y muy contento se fue a ver a María y, nada más entrar y saludarla, los dos, al mirarse, comprendieron que la dificultad se había desvanecido y que María ya podía ir a su casa como esposa (Mt 1, 24-25).

 

José en Belén

 

María, ya vivía con José, cuando decidieron que debían ir a Belén para empadronarse, puesto que había salido un edicto de Cesar Augusto que lo mandaba así. Como eran de la familia y descendencia de David tenían que ir para empadronarse (Lc 2, 1-5).

 

Estando en Belén se cumplieron los días de María y nació su hijo primogénito: lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada (Lc 2,6).

 

Contemplamos la alegría de san José tomando al niño Jesús de brazos de María y sostenerlo en los suyos, maravillándose de los cantos de los ángeles y de la adoración de los pastores.

Al circuncidar al niño Jesús, José es el que le puso el nombre (Mt 1,14). Juntamente con María van a Jerusalén para presentar a Jesús al Señor (Lc 2,22-33). También reciben la adoración de los magos y la revelación del ángel para que dejen Belén y vayan a Egipto, puesto que el rey Herodes quería matar al niño Jesús.

 

Podemos pensar las dificultades que pasó la familia de Jesús en Egipto. Tener que irse a un país forastero como inmigrantes. Pero pienso que José tenía un buen oficio y fácilmente podía ganarse la vida.

 

Jesús, María y José vuelven a Nazaret

 

Muerto Herodes, José es informado por un ángel. Pensaban irse a Judea, pero al saber que mandaba Arquéalo deciden ir a Galilea, donde Jesús de Nazaret (Mt 2, 19) creció en edad, sabiduría y gracia ante Dios y los hombres.

 

Cuando tenía doce años, Jesús fue a Jerusalén por la Pascua, y se quedó en el Templo. Allí lo encontraron sus padres, después de haberle perdido y de estar tres días buscándolo angustiados (Lc 2,42-48). Cuando lo encontraron, Jesús les dice si no sabían que él debía ocuparse de las cosas de su Padre (Lc 2,49). Jesús dice claramente que él es Hijo de Dios.

De la muerte de san José no sabemos nada, pero fácilmente podemos imaginarnos que murió en los brazos de María, su esposa y de Jesús.

 

El pueblo de Israel creía que Jesús era hijo de José (Jn 6,42).

 

Una reflexión escogida de “Redentoris Cultus”, documento de Juan Pablo II sobre san José

 

Durante el tiempo que María y José están prometidos y todavía no habían empezado a convivir como esposos, llegó el anuncio de la encarnación virginal de Jesús. Mientras el Evangelio de Lucas nos relata la anunciación a la Virgen María, el primer capítulo de Mateo nos presenta el anuncio a san José.

 

El mensajero, el ángel, se dirige a José como "esposo de María", confiándole la tarea de poner el nombre de "Jesús" al niño y de actuar como su padre en la tierra.

 

El matrimonio de José y María es completamente auténtico, y de este hecho resulta que es verdaderamente padre de Jesús, como dice el Evangelio y la misma Virgen María. Jesús no nace de la semilla de José y sin embargo su genealogía es anunciada: ‘José, esposo de María’.

 

José, depositario del misterio de Dios

 

José ejerce su autoridad paterna desde el principio dándole el nombre a Jesús, al hijo de María. Los primeros misterios de la salvación se confían a la fiel custodia de José, quien sirve directamente a la persona y a la misión de Jesús, mostrándole todo el amor y afecto que el corazón de un padre puede albergar.

 

Cuando se dirige a Belén para el censo, José inscribe al salvador del mundo en el registro con el nombre de "Jesús, hijo de José de Nazaret".

 

En la noche del alumbramiento en Belén, José tiene el privilegio de ver con sus ojos el nacimiento del Hijo de Dios, y es testigo también con María, de la adoración de los pastores y de los reyes magos. José ejercita el derecho y el deber religioso de padre al circuncidar al niño, cumpliendo plenamente la antigua alianza con Abraham, de la cual la circuncisión era signo. Al poner el nombre de Jesús en esta ceremonia, José declara su paternidad legal y a la vez proclama la misión salvadora de su hijo. Cumple también con el deber de padre al presentarlo en el templo, obedeciendo la ley del rescate del primogénito, aunque Jesús es el autor mismo del rescate.

 

Para proteger al niño de Herodes, que lo quiere matar, José huye con su familia a Egipto, más tarde, después de que Herodes ha muerto, vuelven a Nazaret.

 

Sigue un largo tiempo de vida escondida en el hogar de Nazaret. José tiene la alta misión de alimentar, vestir e instruir a Jesús, quien crece en sabiduría, edad y gracia bajo su autoridad. Durante este tiempo Jesús vive sencillamente sujeto a José y María, santificando la vida de familia y la vida de trabajo.

 

Sólo se conserva un acontecimiento de esta etapa. Cuando Jesús tenía doce años, van a celebrar la Pascua a Jerusalén y Jesús se queda en el templo, después de tres días de angustia lo encuentran sus padres, María le hace saber cómo ella y su padre estaban muy preocupados. Jesús responde preguntando: ¿No sabíais que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre? Esta respuesta reafirma lo que José ya sabía hacía doce años: al hacer de padre de Jesús era depositario del misterio del Hijo del Padre.

 

San José el esposo

 

Desde el momento que José recibió su misión de tomar por esposa a la Virgen María, hizo lo que el ángel le mandó. Este fue el comienzo de una larga vida de fidelidad a la llamada de Dios hasta el final. Aunque el evangelio no cita sus palabras, su propio silencio habla elocuentemente de que en verdad es llamado ‘el justo’. Tiene todas las características humanas necesarias para ser un buen padre de Jesús y un buen esposo de María.

 

Antes del anuncio del ángel ya habían realizado la primera de las dos etapas del matrimonio hebreo, la ceremonia legal. Ya eran esposos, pero estaban en el periodo de preparar la segunda etapa, de empezar a convivir en la misma casa, cuando llegó el anuncio del ángel, María permanecería virgen. El hombre justo recibe su propia vocación de seguir con su compromiso, de amarla como esposa pero de forma virginal.

 

Cuando José aceptó la invitación del ángel, su amor de hombre justo fue regenerado por el Espíritu Santo. El amor de Dios obraba en íntima comunión espiritual de alianza entre estos esposos.

 

El trabajo de san José, expresión de su amor

 

El título de "carpintero" abarca toda la vida de José. El trabajo es la manera diaria de expresa su amor a la Familia de Nazaret. Jesús da ejemplo de obediencia participando en el trabajo de José y llegando a ser conocido como el "hijo del carpintero".

También el trabajo de José está envuelto en el mismo clima de silencio que indica una profunda vida interior. José vivía en contacto diario con el misterio. La gran contemplativa, santa Teresa de Jesús, promovió la devoción a san José como modelo de contemplación. Su insondable vida interior era el fundamento de un sacrificio total de sí a la sumisión a Dios y disponibilidad para su servicio. San José unió perfectamente la contemplación y la acción, el amor directo a Cristo, la verdad y el amor expresado en servicio activo al niño.

 

Patrón de la Iglesia de nuestro tiempo

 

En tiempos difíciles para la Iglesia, el Papa Pío IX, el año 1870, puso a la Iglesia bajo la especial protección de san José, declarándolo "Patrón de la Iglesia Católica.

La Sagrada Familia es modelo y ejemplo para toda familia cristiana en su misión de custodiar, revelar y comunicar el amor de Cristo. De esta familia en la que vive el Hijo de Dios, toda familia aprende su vocación de ser una pequeña iglesia.

 

Que san José nos ayude a amar a Jesús como él lo amó.

 

 

Que paséis un buen día de San José.