FESTIVIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


Antífona de la misa
Estos son quienes, mientras vivían en este mundo,
plantaron la Iglesia en su sangre;
Han bebido el cáliz del Señor
Y son amigos de Dios

Introducción
Hoy, celebramos la fiesta de san Pedro  y san Pablo , dos hombres muy diferentes por su manera de ser. Pedro  fue un sencillo pescador, Pablo fue un rabí, una persona erudita.

 

Pero tienen una cosa en común: los dos amaron a Jesús y los dos lo atestiguaron muriendo mártires en Roma.
Son un ejemplo de fidelidad para nosotros.

Jesús hace una pregunta algo indiscreta a sus discípulos: ¿Quien dice la gente que es el hijo del hombre? (Mt 16,13). En esta pregunta, Jesús quiere saber qué dice la gente de Él. Ellos le respondieron: Unos dicen que es Joan el Bautista; otros Elias; otros, Jeremías, o algunos de los profetas (Mt 16,14). Este era el concepto que tenía la gente de Jesús: un gran profeta, un gran hombre. Concepto real, pero no completo. Jesús es más que Juan el Bautista, Elias, Jeremías.

Jesús Hijo de Dios y hombre
Como nos dice Pedro  en el evangelio que hemos escuchado: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo (Mt 16,16).

En la Transfiguración escuchamos la voz del Padre, que dice: Este es mi Hijo amado, escuchadlo (Mc 9,7).

Dice el Concilio Vaticano II: "El Hijo de Dios trabajó con sus manos humanas, pensó con su inteligencia humana, obró con voluntad humana, amó con corazón humano. Nacido de la Virgen Maria, se hizo verdaderamente uno de nosotros, parecido en todo a nosotros, fuera del pecado" (Gs 22,2).

Algunos aspectos de la persona y de la vida de Jesús

Jesús rezaba
Muchas noches las pasaba rezando. Ya rogaba por nosotros, pobres pecadores. San Agustín dice: "Ruega por nosotros, ruega en nosotros y a Él rogamos. Ruega por nosotros como sacerdote nuestro que es; ruega con nosotros en cuanto que es nuestra cabeza; a Él rogamos como Dios nuestro" (Comentario al Salmo 85).

Jesús hacía milagros
Juan Bautista que estaba en la prisión, supo las obrasque hacía el  Mesías y envió a sus discípulos a preguntarle: "Eres tú quien ha venir o hemos de esperar a otro? " Jesús les respondió y les dijo: " Id y anunciad a Juan las cosas  que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen y los muertos resucitan, los pobres reciben el anuncio de la buena nueva. Y feliz quien no me rechazará!" (Mt 11,2-6).

Es el crucificado
Este hombre tan extraordinario, este Hijo de Dios, se dejó coger en Getsemaní (Lc 22,39); fue acusado por los dirigentes religiosos de su pueblo (Lc 22,66): recordad a Anás y Caifás; es condenado a muerte por la autoridad romana, Pilato (Lc 23,1), y él mismo llevó la cruz hasta el calvario (Lc 23,26), dónde fue crucificado en medio de dos ladrones (Lc 23,33) y murió (Lc 23,44).

Pero mi fe no es solamente en un Cristo muerto, sino también resucitado: El ángel dijo a las mujeres: "No tengáis miedo. Sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, tal y como había predicho" (Mt 28,5-6). San Marcos nos lo describe de este modo: entraron al sepulcro (las mujeres) y vieron a la derecha a un joven vestido de blanco, y se sobrecogieron. Él les dice: "No os asustéis, vosotras buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado: ha resucitado; no está aquí. Mirad el lugar dónde lo habían puesto" (Mc 16, 5-7).

Mensaje de Jesús
La persona de Jesús no es solamente admirable por su vida, sino también por su mensaje. Cuando nació, los ángeles cantaban: Gloria a Dios en el cielo y a la tierra paz  a los hombres de buena voluntad  (Lc.2,14). En primer lugar dar gloria a Dios y después ser portadores de la paz: Dichosos los portadores de la paz , porque de ellos es el reino del cielo (Mt 5,9). Y sobre todo por su testamento: Un mandato os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado (Jn 13,34).

Jesús es mi Señor, mi maestro, mi amigo, quien me ha prometido que estaré eternamente con él si cumplo sus mandatos.

Prefacio de la misa
Pedro fue el primero en confesar la fe, Pablo, el que la pone a la luz. Pedro instituye la primitiva iglesia con el resto de Israel. Pablo evangelizó los otros pueblos llamados a la fe.

Así, por caminos diversos, los dos reunieran la única familia de Cristo, los une una idéntica corona y todo el mundo los venera.

"¿Y vosotros, quien decís que soy?" (Mt 16,15).
Es una pregunta que hace Jesús a sus discípulos y que también nos hace a cada uno de nosotros.

Para un creyente esta es la pregunta clave. Porque ser cristiano, como sabemos, es creer en una Persona: en Jesús.
La pregunta a hacernos es si Jesús, para mí, es de verdad la vid a través de la cual me llega la savia vivificante que regenera constantemente mis pensamientos, mi corazón, mi forma de actuar.

Tú eres Pedro. Sobre esta piedra yo edificaré mi Iglesia" (Mt 16,18).
"Iglesia", etimológicamente, significa "asamblea", es decir, un grupo de personas que tienen algo en común y que se reúnen para festejarlo y vivirlo.

Por lo tanto, Jesús no ha venido a formar grupos de personas dispersas, creyentes individuales, sino a construir una comunidad de hombres y mujeres que viven y expresan su fe.

A veces se siente decir: "Yo creo, pero no practico". Evidentemente, nosotros no debemos condenar a nadie y hace falta reconocer que hay personas de estas que nos dan lecciones de generosidad.

Pero sí que debemos decir que la fe vivida individualmente no es la que ha venido a proponernos Jesús. Entre  otras razones porque hace más difícil la solidaridad y, incluso, el mantenimiento de la misma fe.

"Las  puertas  del  infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16,18).
Esta profecía,  hecha  hace más de dos mil años, se está cumpliendo. La Iglesia, pese a sus dificultades, sigue adelante.

Con cierta frecuencia la  Iglesia es criticada. Algunas veces, con toda la razón, otras, quizás no es tan justa la crítica. Pero con toda humildad hace falta reconocer que la Iglesia está llena de defectos.

Al lado de hombres y mujeres generosos, llenos de bondad y de coraje, encontramos otras, que también se llaman cristianos, y dan, no obstante, una imagen muy negativa de la Iglesia.

Esto siempre ha sido así, empezando por Pedro, el primer papa, y siempre lo será.

Porque la Iglesia no es una comunidad de hombres y mujeres perfectas, sino de pecadores . Pero de pecadores  que intentan ser mejores con la ayuda del Señor.

Es esta fuerza del Señor, no nuestra, la que hará que la Iglesia siga adelante.

San Pedro  y san Pablo 
“El pueblo cristiano profesa una devoción especial a los apóstoles Pedro y Pablo,  por muchos motivos

.Pedro  es quien da el primer golpe de timón a la barca de los doce cuando quieren dejar al Maestro, puesto que no se avienen a "comer su carne y a beber su sangre".

Pedro  marca el rumbo:¿A quien iremos? ..." La opción de Pedro  arrastra a los doce y continúa arrastrándonos hoy en pos de Aquel quien nos promete la Vida.

La confesión de la mesianidad de Jesús -"Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente"- constituye a Pedro  en Piedra de la Iglesia a la cual hemos de estar incorporados — piedras vivas — por el Espíritu.

La devoción a Pedro es, pues, connatural al cristiano. San Pablo es toda otra cosa. Pablo es el primero de nuestro grupo. El primero de los felices por haber creído en Cristo sin haberlo visto.

Cuando Pedro  alaba a la primera generación cristiana -"... vosotros que sin haberlo visto le amáis..."- pensaba, en primer lugar, no lo dudo, en Pablo .” ( Afinando, de Joan Jarque. Pvre)

Que paséis un buen día de san Pedro y san Pablo.