FESTIVIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

29 de junio

Celebramos, hoy la fiesta de dos grandes apóstoles de Jesucristo, san Pedro y san Pablo, dos columnas fundamentales de la iglesia de Jesucristo, dos hombres, dos seguidores cualificados de Jesucristo, que dieron su vida, por el martirio, al Señor.

¿Sabéis quién es san Pedro? No faltaría más que no lo conocierais, si el evangelio y los hechos de los apóstoles nos hablan de él más de ciento cincuenta veces.

Pedro era pescador y su hermano Andrés le dice que ha encontrado al Mesías y le lleva a Jesús. "Jesús , al verlo, le dijo: - Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas (es decir, Pedro)" (Jn 1,42). A partir de este momento, Pedro deja las redes y sigue a Jesús hasta la muerte. Admirador profundo de Jesús, por eso cuando Jesús pregunta quién dicen los hombres que él es, Pedro le responde: "Tú eres el Mesías, el Cristo , el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16) ¡Qué respuesta más indicada!

Si tú tuvieras que responder a esta pregunta ¿quién dirías quién y qué es Jesús? Jesús le dijo: "Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del abismo no la hará perecer. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 16,17-19).

En el evangelio encontramos a Pedro muchas veces. Vemos a Pedro en la montaña del Tabor contemplando a Jesús transfigurado; caminando sobre las aguas en el lago de Tiberíades; no quiere que Jesús le lave los pies en la última Cena y, confiando en sus fuerzas, le dice a Jesús: "Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré" (Mc 14,31). Esta respuesta la da a Jesús, cuando Jesús le dice que antes de que el gallo cante por segunda vez, él le habrá negado tres veces.

Pedro es grande, pero como nosotros también era pecador. "Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, llegó una de las criadas del sumo sacerdote. Al ver a Pedro calentándose junto a la lumbre, se le quedó mirando y le dijo: - También tú andabas con Jesús, el de Nazaret. Pedro lo negó diciendo: - No sé ni entiendo de qué hablas. Salió afuera, al portal, y cantó un gallo" (Mc 14,66-68) Después de negarle tres veces, lloró amargamente su pecado. No sé si será verdad, pero los historiadores dicen que tenía dos señales bajo los ojos de llorar tanto.

Jesús amaba a Pedro tal como era, como nos ama a nosotros y una de las primeras apariciones, después de resucitar, fue a él. Jesús es bueno y sabe perdonar y se le apareció y le preguntó: (...) Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le contestó: -Sí, Señor, tú sabes que te amo. Entonces Jesús le dijo: -Apacienta mis corderos. Jesús volvió a preguntarle: -Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro respondió: -Sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo: -Cuida de mis ovejas. Por tercera vez insistió Jesús: - Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció, porque Jesús le había preguntado por tercera vez si lo amaba, y le respondió: -Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo. Entonces Jesús le dijo: -Apacienta mis ovejas" (Jn, 21,15-17).

También un día el Señor nos preguntará a nosotros si le amamos y, ojalá, podamos responder: Señor, a pesar de mi orgullo, mis faltas y pecados, tú sabes que te amo de todo corazón.

También celebramos hoy la fiesta de san Pablo. Aunque sea muy brevemente, permitidme que os diga algo sobre este gran apóstol de Jesucristo.

Pablo, llamado Saulo, judío, educado a los pies de Gamaliel, lleno de celo por Dios (Hch, 22,3) y perseguidor de los cristianos. Cuando el protomártir Esteban fue apedreado, Saulo lo contemplaba y guardaba la ropa de los que lo mataban.

Pablo se dirigía a Damasco para encarcelar a los cristianos y por el camino se le apareció Jesús y le dijo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (...) Yo dije. ¿Qué debo hacer, Señor?" (Hcht 22, 10).

Pablo recibe el bautismo, se retira a Arabia y después emprende los tres viajes apostólicos para dar a conocer a Jesús, especialmente a los gentiles.

Toda su vida constituye una entrega a Jesús. A la comunidad cristiana de los gálatas le dice: "(...) Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que es Cristo que vive en mí" (Gal 2, l9-20) y a los cristianos de Filipos les escribe: "Mi vida es Cristo" (Flp 1,21). ¡Ojalá nosotros también podamos decir: "Mi vida es Cristo!".

Las enseñanzas de san Pablo son muchas y yo quiero resaltar el himno a la caridad y al amor de la carta a los corintios: "La caridad es paciente, es servicial... no se irrita. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera" (1Cor, 13,4-7).

San Pedro y san Pablo sembraron muchas semillas y estas semillas han dado mucho fruto y nosotros participamos de él. También nosotros tenemos que sembrar muchas semillas. Quizás no veremos el fruto. No siempre fructificará, pero muchas veces sí que fructificará y es posible que nosotros nunca lo sepamos.

ANÉCDOTA

Un día estaba en el despacho, se presentó un señor y me dijo: "A Vd. hace años que le conozco y ahora me he enterado que está en esta parroquia y he venido a saludarle y a darle las gracias. Yo le respondí que, de momento, no le conocía. "Naturalmente que no me puede conocer si hace muchos años que no nos hemos visto". Entonces me explicó que hacía veinticinco años que él vino a mi despacho y me djo que estaba muy desorientado, que tenía muchas dudas sobre la fe y yo le recomendé que hiciera ejercicios espirituales. Él los hizo y desde entonces es un cristiano practicante. Me alegré al saberlo, porque muchas veces tengo la impresión que predico en el desierto.

Para finalizar quiero decir que los santos nos enseñan cómo tenemos que amar a Jesucristo. Su vida, la de san Pedro y san Pablo, no fue una vida fácil, sino que cargaron con su cruz y siguieron con fidelidad a Jesús. También en nuestra vida tenemos que cargar con nuestra cruz y seguir a Jesús y como san Pablo esperar la corona de la gloria.

¡Qué paséis un feliz día de san Pedro y san Pablo !