JESÚS NOS DICE QUE TENEMOS QUE ESTAR SIEMPRE A PUNTO

Recuerdo que un día, hablando con un matrimonio que habían perdido a su hijo al poco de nacer, les decía que Jesús nos dice que tenemos que estar siempre a punto.

Nos lo recuerdan las esquelas que cada día  salen en los periódicos.

La muerte llega en el día menos pensado.

Mi abuelo, Jaime Fontanet, sufrió  mucho y murió a los ochenta y seis años.

Durante la guerra del año 1936, le asesinaron a un hijo y le robaron dos veces la tienda. La primera los rojos, y la segunda, los nacionales. La primera por ser de derechas, y la segunda por estar abandonada, puesto que, cuando los rojos pasaron el río Ebro, toda la familia marchó a pie a Zaragoza.

Él tuvo una úlcera  en el estómago y otras cosas parecidas.

Yo estaba en la Seu de Urgell de vacaciones, en un cursillo de verano; y los seminaristas cogimos la enfermedad del tifus. De aquella enfermedad, murieron tres seminaristas en la flor de su juventud.

Algunos se pusieran buenos, entre ellos yo, que junto con un compañero y el médico doctor Pedro Tarrés, ahora beatificado, nos llevaron al Hospital de San Pablo, para la convalecencia.

Santiago en su carta dice: He aquí que vosotros andáis diciendo: Hoy, o mañana iremos a la ciudad y pasaremos allí un año y negociaremos, y aumentaremos el caudal; esto decís vosotros que ignoráis lo que sucederá mañana. Porque ¿qué cosa es vuestra vida? Un vapor que por poco de tiempo aparece,  y luego desaparece. En vez de decir: Queriendo Dios; y: Si viviremos, haremos esto, o aquello. (Stg 4,13b-15)