PADRE, HE PERDIDO LA FE
Recuerdo cuando un día me vino a ver una chica, que yo conocía mucho y medio llorando me dice:
"Padre he perdido la fe".
Yo le pregunté el por qué.
Ella me respondió que había perdido a su padre, hacía muy pocos días, y que pese a que había pedido a Dios y
a la Virgen Maria que su padre, que tenía cuarenta y cinco años, no muriera, Dios no
le había escuchado y su padre había muerto.
Se preguntaba: "¿Por qué Dios no me ha
escuchado? ¿Por qué Dios no le ha conservado la vida, siendo tan joven, Él que podía hacerlo?";
"He perdido la fe",
repetía...
Yo le hice una reflexión diciéndole que la fe no se debe perder, porque para tener vida
cristiana la necesitamos como el aire para vivir. "Dios te la devolverá si
se lo pides", le dije.
Estuvimos un buen rato hablando y
antes de acabar me dice: "Yo querría tener la fe que V. tiene". Yo le respondí
que todavía querría tener más. Mi plegaria, muchas veces, es: "Señor
aumenta mi fe!".
Ella antes de marchar me dijo: "Si Dios hiciera siempre nuestra
voluntad y lo que le pedimos,
seríamos más que Dios".