AGRADECIMIENTO

Recuerdo que un día estaba en el despacho  vino un señor y me dijo: V. no me recuerda y yo le contesté que de momento no le recordaba. Hacía muchos años que no le había visto , el sacerdote ve a muchas personas.

Se  sentó y me explicó que cuando yo era vicario de la Parroquia del Sagrado Corazón de Barcelona, hacía unos veinte años, me vino a ver y le recomendé que hiciera ejercicios espirituales y él los hizo con mucho provecho.

Me dijo que hasta entonces había llevado una vida indiferente y desde entonces, gracias a aquellos ejercicios, llevaba una vida cristiana , era practicante y había educado cristianamente a sus hijos .

Ahora venía a darme las gracias, al enterarse que estaba en una parroquia vecina.

 Se despidió repitiendo gracias Mn. Juan por el consejo que me dio.

Un sacerdote acostumbra a ser una persona que puede ayudar a otras personas y en su vida ha podido hacer algunos favores. Algunas personas ni le dan las gracias pero otras lo agradecen, como este señor. A todos nos gusta que nos lo agradezcan y nos den las gracias

Los sacerdotes y también muchas personas, piensan que predican en un desierto y que nuestras palabras no dan fruto. Quieren ver los frutos enseguida, pero no siempre es así.

Jesús, que era un gran pedagogo dice: ¿A que es semejante el Reino de Dios y a que lo compararé? Es semejante al grano de mostaza que tomó  un hombre y lo echó en su huerto y creció y se hizo un árbol grande y  las aves del cielo  habitaron en sus ramas.. (Lc 13, 31).

No esperemos nunca cuando hagamos un favor que nos lo agradezcan. Dios nos lo agradecerá.