LA FE ES UN DON DE DIOS Y SE PUEDE PERDER

Recuerdo que una madre me decía que estaba muy triste porque sus hijos y toda su familia no creía.

Me repetía que había cumplido lo que ella y su marido el día de su boda prometieron: Educar cristianamente a  sus hijos, y se habían esforzado en cumplirlo.

Mi respuesta fue que estuviera tranquila, y que tuviera paz en su corazón. Los padres deben poner las raíces y no siempre los árboles dan el fruto que se esperaba. La fe es como una semilla plantada y que se debe cuidar y si no se cuida puede menguar, o desaparecer.

Dios siempre respeta la libertad de las personas, y le puse el ejemplo de aquel joven que preguntó al Señor qué debía hacer para conseguir la vida eterna, y Jesús le respondió que guardara los mandatos. Al contestarle que desde pequeño los cumplía le dijo que vendiera todo lo que tenía, lo diera a los pobres y le siguiera, pero aquel joven se fue triste porque era muy rico.

Jesús le miró y le dejó marchar respetando su libertad (Mt 19,16-22).

El Señor tiene muchos caminos que nosotros desconocemos. Al buen ladrón, después de llevar una vida mala, el Señor le promete estar con él aquel mismo día . Jesús le dijo: Te lo aseguro, hoy, estarás conmigo en el paraíso (Lc 23,43).

A Pedro, a pesar de haberlo negado, le hace el primer papa .

El Señor preguntó a Pedro si le amaba y al contestarle que él lo sabía todo y sabía que le amaba le dijo: Apacienta mis ovejas (Jn 21, 17).

Señor, haz que  yo no pierda nunca mi fe y mi confianza en vuestra gran misericordia.