LOS SENTIMIENTOS SON DIFÍCILES DE DOMINAR

Recuerdo que un señor católico que tenía una tienda, me explicó que a su hijo lo mataron durante la guerra.

La madre del hijo que lo fue a buscar para matarlo iba a la tienda a comprar y él un día le dijo, después de  pensarlo muy bien y no poder más: Señora le pido por favor no venga más a comprar a esta tienda. Ella se fue molesta y nunca más  puso los pies en aquella tienda.

Él, como buen cristiano, perdonaba a su hijo, pero cuando veía a su madre le recordaba su a hijo y sus entrañas se removían. Él me preguntaba a si había hecho mal en decirle a esa señora que no fuera más a comprar.

Mi respuesta fue lo que dice Jesús. Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre, el del cielo, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y llueve sobre justos y pecadores (Mt 5.43-45).

Pero reconozco que los sentimientos son difíciles de dominar.