LA IGLESIA TIENE QUE ORIENTAR ,CORREGIR y CASTIGAR SI CONVIENE

Recuerdo que un profesor de historia de la  Iglesia ante las dificultades que tiene la Iglesia, tanto de las personas que la aman como de las que no la  aman, hacía una comparación muy bonita entre la madre de la tierra y la madre Iglesia.

La madre de la tierra nos da la vida corporal y la Iglesia la espiritual. La madre tiene que orientar a sus hijos, corregirlos y castigarlos si es necesario. Una madre que nunca orienta, ni nunca corrige, ni castiga a sus hijos cuando lo merecen no es una buena madre. La madre que lo deja pasar todo, aunque ve que sus hijos no se llevan bien o no tienen la razón, no es una buena madre.

Algo semejante pasa en la  Iglesia.

Si miramos la historia de la Iglesia fácilmente veremos que en el transcurso del tiempo la Iglesia ha orientado, corregido y también algunas veces castigado a sus hijos, cuando lo han merecido.

Ante la actitud de la Iglesia algunos la  han dejada, otros han protestado, y otros se han sometido.

Jesús antes de morir en la  despedida a los apóstoles hace esta plegaria: No ruego solamente por ellos, sino también  por los que han de creer en mi por su palabra: QUE TODOS SEAN Uno, COMO TÚ, PADRE,  EN MÍ Y YO EN Ti (Jn 17 21).

Jesucristo, gran pedagogo, como Dios, sabía muy bien lo que pasaría en su Iglesia por esto rogaría por su unidad.