PORQUÉ
NO ME CASO POR LA IGLESIA
Recuerdo que recibí la invitación de boda de un amigo mío y le contesté.
Muchas gracias por la invitación a vuestro casamiento del 8 de septiembre.
No sé si será por lo civil o sólo un comida en el restaurante. Por la
invitación no lo puedo deducir, seguro que no es en un templo.
Jorge, cuando me diste la invitación te pregunté el por qué no os casáis
por la Iglesia y tu respuesta fue porque no, y te escapaste como un cohete.
Mi gusto sería poderos casar yo, como casé a tus padres, pero me parece que no
son estos los caminos que habéis emprendido.
Yo respeto vuestra decisión y vuestra manera de pensar, como me enseña mi
maestro que es Jesucristo.
¿No os queréis casar por la Iglesia por qué la Iglesia os pide un amor para
siempre y para toda la vida?
Recuerdo que un día encontré a una chica que yo conocía desde pequeña y me
tenía confianza y me dijo que se casaba por lo civil. Yo le pregunté el por qué
se casaba por lo civil y ella sinceramente me contestó que de esta manera se
podría separar cuando quisiera. Yo le dije que pensara bien lo que iba a hacer.
Ahora permitidme que os haga una pregunta: ¿Es que no os amáis de verdad y tenéis
miedo de comprometeros para siempre como la Iglesia os pide?
Quizás me diréis que no tenéis fe, o que falta. Creer es aceptar lo que te
dicen por la autoridad de la persona. Si tú, Jorge, me dices que amas a
tu novia, yo creo tu palabra y porque
creo que me dices la verdad; no te pido que me lo demuestres, lo creo porque tú
me lo dices y eres una persona que me ofrece credibilidad.
Puedes añadir que las obras lo demuestran, pero se puede contestar que las
mismas obras las puede hacer una persona que ama poco, o no ama, o no ama lo
suficiente para poder casarse.
Cuando subes a un autobús crees que el chofer tiene permiso de conducir, y así
podríamos poner muchos ejemplos. Sin fe humana no podríamos vivir.
Si creemos en las personas, ¿por qué no podemos creer en Jesucristo y hacer
las cosas como la Iglesia nos pide?
Me gustaría tener una conversación con vosotros dos puesto que por carta se
puede interpretar equivocadamente lo que se ha escrito. Una conversación es
mejor.
Jorge, tus raíces son cristianas. ¿Por qué no lo pueden ser los frutos?
No quiero alargarme más. Espero que me contestes y hablaremos con entera
libertad, respetando la manera de ser y pensar de cada uno.
Espero que me contestes.