SILENCIO DE
DIOS
Dar una respuesta a esta pregunta no es fácil.
Dios ha dado al hombre el don de la libertad que es el poder de actuar o de no
actuar, de hacer aquello o dejar de hacerlo. Usando de este poder el hombre
puede escoger entre hacer el bien y hacer el mal.
El derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia de la persona humana.
Dios siempre respetará
la libertad de las personas, aunque esta libertad sea usada mal. La
responsabilidad será de quien la usa.
El Papa Benedicto XVI en su visita al campo de Auschwitz,
el 28 de mayo de 2006, hace esta pregunta: ¿Dónde estaba Dios en estos días?
¿Por qué calló?
Respuesta: No podemos escrutar el secreto de Dios, solamente vemos fragmentos y
nos equivocamos cuando nos queremos convertir en jueces de Dios y de la
historia.
Ejemplo: Jesús yendo a Jerusalén envió mensajeros delante de él, y ellos
entraron en un pueblo de samaritanos para
preparar su llegada. Pero no le quisieron acoger, porque se encaminaba a Jerusalén.
Al verlo, los discípulos Jaime y
Juan le dijeron:
Señor, ¿quieres
que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?
Pero Jesús se giró y los regañó (Lc
9,51,55)).
No solamente Jesús no lo hace sino que les regañó.
También en nuestra vida algunas veces nos preguntamos: ¿por qué Dios lo
permite; por qué calla; por qué lo tolera? No nos queramos convertir en
jueces de Dios, confiemos en su sabiduría y misericordia.