UN JUEZ QUE SE HACE SACERDOTE

Una de las primeras misas que se han celebrado en nuestra Parroquia ha sido la de un juez que se hizo sacerdote.

Hacía unos años que lo conocía y como abogado le pedí consejo sobre un pequeño problema que tenía la Parroquia y él me aconsejó muy bien.

Prácticamente, lo perdí de vista porque no venía a misa a nuestra Comunidad parroquial. Después supe que estudiaba derecho canónico y teología en  la facultad de Salamanca y que quería entrar al seminario.

Un día me vino a ver y me explicó que estaba en el seminario para prepararse a ser sacerdote y se ofreció a trabajar en nuestra Parroquia.

Me dio una alegría y le ofrecí ser catequista de los chicos y chicas de la confirmación y él lo aceptó.

Como seminarista después fue destinado a la Llagosta con Mn. Xavier Pagés y ejercía de juez en Mataró. A veces lo llamaban de Mataró por un caso urgente como juez.

Acabada la etapa diaconal fue ordenado sacerdote y fue destinado a la parroquia de san Juan María Vianney, de Barcelona y al tribunal de causas matrimoniales del Arzobispado de Barcelona, dónde actualmente trabaja y ayuda a la Parroquia de Santa Inés.

Cómo podéis adivinar hablo de Mn. José Mª.Llorca.

Jesús llama a la puerta. No siempre la abrimos y le dejamos entrar.

Como el amo de la viña que va en busca de jornaleros de buena mañana, a mediodía y cuando falta una hora para acabar la jornada, y a todos les invita a trabajar en su propiedad, Jesús también llama parar ser sacerdote a diferentes edades. A unos de pequeños, como a mí, que entré en el seminario a la edad de trece años, a otros a la edad adulta, y a otros, cuando habiendo perdido la esposa, son viudos.

Lo que es importante es sentir la voz del Señor y corresponder a su llamada.