UN PADRE DESESPERADO
Recuerdo que un día estaba en el despacho y entró un amigo mío que era
fabricante, tenía una pequeña empresa química, se sentó y se puso a llorar.
Ver a un hombre llorando impresiona.
Yo le pregunté qué le
pasaba y él me respondió que estaba desesperado ante la actitud de su único
hijo.
Me explicó que toda su ilusión era que su hijo se hiciera cargo de la pequeña
fábrica que él había subido y había dedicado toda su vida y que para eso,
desde pequeño, lo había preparado. Lo había educado en los escolapios de
Barcelona, le había dado una carrera de química y el chico era simpático,
agradable y muy inteligente. Él pensaba "el chico será mi sucesor",
y la empresa continuará y crecerá.
Pero un día dice a su padre que le quiere dar
una noticia y era que él dejaba Barcelona, la familia y la empresa y que la
semana siguiente se marchaba a la isla de Ibiza para unirse a un grupo de hippies,
personas jóvenes que pasaban de la religión, de la cultura y de la educación
occidental.
El buen padre le hizo muchas reflexiones, pero el hijo se
marchó.
Yo le respondí que estuviera tranquilo y que lo dejara en las manos de Dios, ya
que él había hecho todo lo que estaba en sus manos y el que hace lo que puede
no está obligado a más. También le dije que respetara la libertad de su hijo
como Dios respeta la nuestra, aunque nuestra actuación no sea la que él
quiere.
Algo parecido pasa a algunos padres cristianos de verdad y están tristes y
angustiados al ver que ellos han dado ejemplo cristiano y formación cristiana a
sus hijos e hijas, éstos se casan por lo civil, se juntan y no quieren saber
nada de la Iglesia.
La respuesta es la misma que di a aquel pobre padre ya que ahora son mayores y
ya no dependen de ellos. Que recen, que los amen y no dejen de darles buenos consejos.